Los trece primeros años de la Cala de Chodes, un parnasillo en el Jalón

El centro de estudio, investigación y creación artística que fundó y dirige Grassa Toro vive un trasiego de creadores que vuelcan sus vivencias en la localidad con exposiciones, proyectos y un caudal de armonía.

Grassa Toro en la impresionante biblioteca de la Cala.
Grassa Toro en la impresionante biblioteca de la Cala.
Laura Uranga

La palabra ‘parnasillo’ no está en el diccionario, pero sí está lexicalizada como diminutivo de parnaso, conjunto de poetas de una época o lugar. La Cala, en el sentido más amplio del concepto poético, es un parnasillo especial situado en Chodes, localidad del valle del Jalón famosa por las carreras de pollos, la fruta y, desde 2005, el ir y venir de creadores por este lugar de peregrinación que fundó y coordina el escritor e investigador zaragozano Grassa Toro, Carlos para los amigos y la primera línea de su DNI.

"He sido 20 años maestro, desde la primaria a clases de adultos, y estuve enseñando en los noventa por esta zona en Morata de Jalón, Jarque y Arándiga; hice amigos en Chodes. Soy de Zaragoza y viví varios años en Colombia por trabajo; cuando llegó a hora de volver a España no quise instalarme en Zaragoza, vine con el proyecto de La Cala ya diseñado junto a la que era mi compañera, Carolina; quería algo como esto para abrir un centro de estudio, creación artística e investigación. La Cala nació el 1 de noviembre de 2005 pero la construcción arrancó en 2002. Esto se reveló como un sitio perfecto para trabajar, ubicado además en un nudo de comunicaciones: a un paso del AVE en Calatayud, a 45 minutos de Zaragoza por carretera, a dos horas de la T4... todo en un valle que no muchos conoce a fondo".

En La Cala se gestan residencias creativas, y hay exposiciones gratuitas todo el año: ahora está la de Iosune Urrutia, un cautivador abecedario ilustrado que narra el cáncer que superó por medio de palabras usadas como asideros de reflexión. "Inauguramos siempre en domingo o festivo –dice Carlos– para que la gente venga y pase el día, suele acudir una media de 70 personas de Madrid, Valencia, Pamplona, Huesca... algunos menos de Zaragoza y pueblos cercanos: se cocina, se da de comer y beber a todo el mundo. ¿Qué nos falta? La fibra óptica, que ya va siendo urgente".

Grassa recuerda que "teníamos compañía de teatro cuando estaba Carolina; cinco señoras mayores del pueblo, el herrero local y un jubilado de Morata. Escribí tres obras, Carolina preparó al grupo y durante años actuaron por toda la comarca, también en Teruel; se despidieron con una doble función en el Teatro Arbolé de Zaragoza. Acabamos de comenzar a editar libros con Biblioteca La Cala con ‘El París’, mi primera novela, y la reedición en español e inglés del atlas poético de anatomía ‘Este cuerpo es humano’, con texto mío e imágenes de Karishma Chugani Nankani".

Grassa Toro acaba de concluir un proyecto con la editorial Santillana con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Española; un libro que explique a niños de 8 a 11 años los últimos cuarenta años de la historia de España. "Me he encargado de la redacción de textos, pero no es un libro mío, sino un esfuerzo colaborativo de investigadores, diseñadores, documentalistas... se llama ‘La fabulosa historia de nuestra democracia’ y lo presentaremos muy pronto".

Grassa sueña en voz alta con una ruta de interés cultural que abarque referencias de varias comarcas aledañas. "A menos de una hora estamos Belchite, Fuendetodos, Cariñena, nosotros, Mesones… se podría armar una ruta para atraer turismo cultural. ¿Ayudas? Las oficiales no han llegado y vendrían bien, ponemos a Chodes en el mapa cultural nacional, pero no vamos a parar. La Cala quiere aportar: no vine a competir con nadie de aquí en lo que ellos hacen, por eso nos entendemos y respetamos".

Video:Chodes

Gente que cala en La Cala

Jesús Jiménez es el herrero de Chodes; nació en Calatayud hace 70 años y llegó a este pueblo, donde sigue residiendo, en 1980. "Fui a Morata a trabajar a la fábrica cementera y conocí a la que es mi mujer: resultó que tenía padre de Chodes. Nos decidimos a venir aquí, arreglamos la casa que era de mi mujer y aquí seguimos. Yo era electricista y puse taller en Morata, de herrería y carpintería metálica. A Carlos Grassa lo conocí porque le dio clase a mi hija en Morata, nos hicimos muy amigos y gracias a eso he sido parte de La Cala desde el principio".

La familia de la madre de Alfredo Martínez es su nexo con el pueblo. "Tiene arraigo desde el siglo XVII, por lo que he podido encontrar. Volviendo un día de Calcena pasé por aquí a saludarles y se me ocurrió preguntar su sabían alguna casa en venta; la había. La familia me dejó algún campo para autoabastecerme y me vine en otoño de 1981. He trabajado en varias cosas, probé la artesanía y la pintura, y me preocupé de estudiar la naturaleza; aprendí de usos de plantas medicinales, de cómo hacer aceites esenciales y cremas: me aficioné mucho a la botánica. Hice un herbario de 24.000 pliegos que llevé a Jaca y Valencia. Y luego llegó La Cala, fue el maná. La posibilidad de colaborar en las actividades y compartir con los artistas abre un mundo. Y cuido a Maca, la perrita de la casa, cuando éstos andan de viaje. Muy a gusto".

Las carreras de pollos más famosas de Aragón con las 120 vueltas a la plaza del pueblo

En uno de los tres arcos de la plaza de Chodes se recuerda a la figura del atleta soriano Abel Antón, doble campeón mundial de maratón en 1997 y 1999 y atleta del CN Helios durante varios años. No es casual: el año pasado se homenajeó allá a Antón, que probablemente es el deportista más laureado de los que han participado en alguna ocasión (concretamente, dos) en la carrera de ‘pollos’ más famosa de todas, el Mundial de Chodes, que se disputa a 120 vueltas en esa misma plaza desde hace más de un siglo (al menos, desde 1907, según los registros), con un circuito de 90 metros de cuerda; un reto agotador, al estar todo el rato apoyando el peso en el mismo lado del cuerpo, como si el atleta fuese uno de esos coches en los óvalos de la fórmula Indy. También se hace una carrera con la mitad de exigencia, para atletas menos avezados, y otra prueba infantil. El gran Mariano Haro y el campeón olímpico de 1.500 Fermín Cacho también participaron en la prueba.

Los imprescindibles

Las Torcas

Este paraje ha cobrado más relevancia en los últimos años porque aporta numerosas paredes de escalada; también destaca el meandro y los desfiladeros del Jalón, en una zona de especial protección para las aves.

La plaza

Es poligonal, de doce lados, con veinticuatro viviendas, tres accesos y la iglesia parroquial. Estas viviendas se han conservado casi en su totalidad, y se han ido restaurando para preservar su estructura y tipología originales.

El Casino

El padre de Pilar Ibarzo fue el cartero de Chodes durante 28 años. Ella, artesana del vidrio, se encarga desde hace unos años de llevar el bar del pueblo y mientras sueña con volver a su pasión, disfruta del microclima del pueblo.

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