Torres de Albarracín: hermosa a ras de suelo, imponente desde las alturas

Torres de Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de la comarca, está explotando con mimo el turismo de naturaleza y cuenta con una firma puntera en el sector de la patata.

Vista cenital de Torres de Albarracín, con la iglesia de San Miguel en el centro.
Vista cenital de Torres de Albarracín, con la iglesia de San Miguel en el centro.
Laura Uranga

Dice Ernesto Agustí, que es de Griegos, que Torres de Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de la comarca, antes de apuntar que el suyo es otra maravilla. No miente en ninguno de los dos casos; en lo tocante a Torres, además, hay que unir su posición neurálgica dentro de ese mundo misterioso y fascinante que se abre tras el túnel de Albarracín, y que franquea el paso a los que buscan compartir un pedacito de la magia que tiñe una tierra especial.

Ernesto Agustí es el director de operaciones del parque Albarracín Aventura, que lleva abierto cuatro años a las afueras de Torres de Albarracín. La empresa Rock And Go gestiona la instalación y programa las actividades. "También llevamos otras actividades en la comarca –explica Ernesto– como el esquí de fondo de Griegos o la Berrea Bike Race, pero Torres es el centro neurálgico de la comarca, el sitio perfecto para un parque como el nuestro. Hacemos diferentes circuitos de arborismo para todas las edades y alturas; tenemos tres, adaptados por niveles y durezas. El primero, identificado con el color amarillo, es para peques de hasta 1,35; el verde iría hasta el 1,55 de altura, y también es el adecuado para los adultos sin preparación específica. El azul es el más exigente, y requiere una buena condición física y preparación en la materia. En cada puente entre los árboles hay diversos juegos, con dos kilómetros de recorrido total".

En la zona se conoce al parque de Albarracín Aventura por las tirolinas. "Es que tenemos siete, seis de 50 metros cada una –aclara Ernesto– y una de 140. También ofertamos ‘paintball’, tiro con arco y actividades senderistas de orientación, amén de yincanas escolares. Nuestro público es sobre todo familiar y de grupos de amigos, al 60%, y el resto se centra en escolares. En el último año registramos unos 7.000 usuarios, y el objetivo para el próximo año es llegar a las 8.000. Intentamos abrir todos los días posibles, aunque la meteorología dicta sentencia, pero ahora también hay reservas en diciembre y enero, que eran meses más bajos antes. Mayo y junio es la época alta a nivel escolar y agosto en la familiar. Creo que ayudamos a desestacionalizar el turismo, y también a descentralizarlo. La asignatura pendiente que teníamos era atraer al público zaragozano, que aquí es minoría con respecto al madrileño y el valenciano, pero Arturo Almuzara ha hecho un gran trabajo de gestión en Zaragoza, su ciudad, y cada vez nos visitan más zaragozanos".

El magnetismo de Torres

Torres atrae a turismo amante de la naturaleza, y dispone de la infraestructura mínima para acogerla y proveer los servicios fundamentales. Los apartamentos la Harinera son una buena opción, y también existe a pie de carretera el Hotel y Restaurante Torres de Albarracín, con una excelente puntuación en los buscadores de la red. Para los aficionados al monte hay otra garantía de satisfacción: la casa rural DonPepo. La llevan el turolense Jorge Muñoz y su colega Miguel Navarro. "Antes la manejaban llevaban unos amigos, Tokats de L’Ala, que también gestionaban desde aquí su productora audiovisual. Cuando nos dijeron que lo iban a dejar, me animé para darle un tono más relacionado con la montaña, aunque tenemos todo tipo de público. El tema de la escalada es lo nuestro, por el que más nos promocionamos, y organizamos actividades por toda la zona; además de Torres nos movemos por Albarracín, Bezas y Tormón, donde hay bastante puntos para escalar".

Jorge y Miguel están muy a gusto en Torres. "Es un pueblo tranquilo, muy bonito, con bar y panadería, tienes Albarracín al lado y Teruel muy cerca... además, la gente es muy maja y existen negocios interesantes, como los de las patatas, que funcionan muy bien".

Los de las patatas son Nacho Alamán y Fernando Martínez Alamán, tío y sobrino. Operan desde una nave industrial a las afueras del pueblo, y su negocio tiene un nombre muy explícito: Patatas Fernando. "Mi sobrino y yo –apunta Nacho– llevamos la empresa desde hace seis años. El que empezó realmente con todo fue Fernando, que estaba decidiendo por aquél entonces lo que quería hacer profesionalmente y tuvo curiosidad por trabajar en este sector, que siempre ha sido tradicional de aquí. Yo me había informado un poco sobre el tema y le animé a que probara. Al final nos lanzamos los dos, y ahí andamos. Un hermano de Fernando se sumó al año de empezar, y ahora tenemos otros dos empleados".

La empresa trabaja con patata fresca de la zona, que mantiene refrigerada a sus instalaciones desde la misma recolección y traslado a Torres. Además, trabajan sobre pedido. "Las patatas –explica Nacho– llegan del campo, se almacenan y las seleccionamos cuidadosamente; luego, cuando llegan los pedidos, las pelamos y se cortan según pida el cliente, que en muchas ocasiones es del sector de la restauración. Hay gente que la pide entera y pelada, pero también preparamos patata para bravas, de tipo bastón, panadera, a dados… envasamos al vacío y enviamos. Tenemos clientes en toda la provincia de Teruel, y también muchos en Zaragoza; Fernando, por ejemplo está repartiendo hoy en vuestra tierra, porque venís de Zaragoza, ¿no?".

¿Qué tiene de especial esta patata, que nace en zona patatera? "Nos lo preguntan mucho –dice Nacho– y explicamos para empezar que la altura influye, porque estamos a 1.200 metros. Además, la tierra es muy buena, y las tenemos seis meses adentro: se siembra en abril y se recolecta en octubre, aunque el procesado en nuestra fábrica es continuo. En los dos meses de verano buscamos patata de otros sitios, porque son los dos únicos en que no hay aquí, pero el resto del año es de la zona porque la conservamos con mimo; debe estar a un máximo de ocho grados, que no le de la luz y que tenga algo de humedad para preservar bien todas sus condiciones. Y luego, a comer".

Patrimonio religioso: San Miguel y San Roque

Construida en el siglo XVII en mampostería de rodeno, la iglesia parroquial de San Miguel se yergue en el centro del pueblo; cuenta con tres naves, y la central está cubierta de bóveda de medio cañón con lunetos. Tiene coro alto a los pies, y destacan en el interior los pilares con forma abombada y capitel corintio. La torre está compuesta de tres cuerpos; los dos inferiores son de planta cuadrada y el superior, de planta octogonal. A la ermita de San Roque, situada a un kilómetro del pueblo en la pista forestal que lleva a Royuela, se va en romería cada 16 de agosto. Después de la caminata hay un almuerzo popular en la Plaza Mayor de Torres.

Los imprescindibles

El libro

Hace tres años, el Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (Cecal) editó el volumen ‘Torres de Albarracín en su historia’, redactado por Sonia Moreno y que contó con el esfuerzo recopilador de una docena de colaboradores.

Albarracín Aventura

Esta firma, que opera la compañía local Rock And Go, ofrece (albarracinaventura.com) una serie de servicios en su parque a las afueras de Torres, desde circuitos de arborismo a tirolinas y actividades senderistas.

Poblado ibérico

El paso del tiempo y los descuidos han provocado que apenas queden zócalos de sustento de paredes en este yacimiento, situado en el paraje de Villares, entre los barrancos de la Camelia y de las Canales.

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