Heraldo del Campo

"Hay que comer carnes rojas y embutidos, si se puede, de calidad, y siempre con moderación"

Miquel Porta, investigador y catedrático de Salud Pública del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), ha detallado en Zaragoza los tóxicos y contaminantes que entran en nuestro cuerpo a través de los alimentos y, principalmente, de sus envases plásticos.

El doctor en Medicina e investigador del cáncer, Miquel Porta, presentó el martes su nuevo libro en Zaragoza.
El doctor en Medicina e investigador del cáncer, Miquel Porta, presentó el martes su nuevo libro en Zaragoza.
Guillermo Mestre

‘Vivir más y mejor (reduciendo tóxicos y contaminantes ambientales)’ es el título de su último libro. ¿Para seguir su consejo hay que cambiar de vida y de alimentación?

Sí, pero cada cual a su manera. Como cada día recibimos tanto consejos de lo que hay que hacer y no, y yo soy contrario a tanta lluvia y tan pertinaz que de alguna manera es interesada y comercial, pienso que cada uno tiene que reflexionar sobre lo que cree y lo que puede hacer y es fundamental que cada uno haga suyas y a su manera todas estas recomendaciones sobre la alimentación.

Pero usted advierte que muchos de los tóxicos que contaminan nuestro organismo los tenemos en el plato. ¿Cuáles son y cómo podemos saber qué nos llevamos a la boca?

Sin ninguna duda ahí están. Hay muchas maneras de clasificarlos. Los hay clásicos y persistentes en nuestro organismo, por lo tanto no se excretan, y en la naturaleza, lo que significa que más de 40 años después de su prohibición los seguimos detectando en todo el mundo. El caso más simbólico es el DDT y sus metabolitos, pero también los policlorobifenilos y el lindano, por ejemplo, que seguimos detectando en mucha gente. Otros son modernos y no persistentes. Y entre estos los más conocidos son los residuos plásticos. Así, los bisfenoles y ftalatos los estamos detectando constantemente en la orina y en todo el mundo, porque estamos expuestos a ellos todo el día.

No es pues nada saludable calentar la comida en el tupper, comer preparados, enlatados o beber agua de un botellín de plástico, y tampoco esa costumbre cada vez más extendida de las cadenas de alimentación a envolver en plástico muchos de los productos frescos, especialmente frutas y verduras. ¿Por qué? ¿qué hacen esos contaminantes en nuestro organismo?

Esas sustancias químicas, que también entran en nuestro organismo a través del aire que respiramos, se convierten en disruptores endocrinos, es decir, imitan a las hormonas naturales e interfieren en su manera de actuar.

Y provocan enfermedades.

Es cierto que es una de las causas que contribuye a provocar el alzhéimer y el párkinson, pueden ocasionar infertilidad e incluso malformaciones congénitas o diabetes y también algunos cánceres y están relacionadas con algunos trastornos del aprendizaje. Pero todo esto hay que tomárselo con calma y tranquilidad porque las enfermedades que nos preocupan no surgen de la noche a la mañana, resultan de estar expuestos a contaminantes durante muchos años.

¿Comparte usted los argumentos de los que advierten que las carnes rojas y los embutidos pueden producir cáncer?

Hay que comer carne de calidad con moderación. La Organización Mundial de la Salud no lo ha prohibido, lo que ha recomendado es comerla con moderación. Creo que el que económicamente pueda tiene que comer carne, menos y de más calidad, pero comerla y por supuesto que yo no recomendaría a nadie desayunar chorizo cada día, a pesar de que a mi me encanta y soy un buen consumidor de embutidos, pero todo el mundo sabe que tomar chorizo para desayunar a diario no es saludable. Hay que comer frutas y verduras, de calidad y sabrosas, hay que empezar a cambiar por lo que uno considera que le interesa y le resulta placentero, pero no hay que buscar penitencias, hay que hacerlo con ganas, con ilusión, porque te resulta agradable y porque es factible. Y sobre todo hay que olvidarse de las modas, de tal alimento o el otro y el de más allá, a cual más exótico y con mayor impacto ambiental en su transporte.

Un argumento que vale para los superalimentos o para aquellos productos que nos recomiendan porque evitan, por ejemplo, el cáncer.

Todo el mundo sabe que todo esto no está demostrado, entonces hablamos de pseudociencia. Eso es absurdo, una moda, y, por favor, una de las cosas que hay que hacer es dejar la publicidad a un lado y elegir bien dónde informarse y con qué expertos porque está claro que hay mucho nutricionista que está vendiendo humo.

Usted ha participado en Zaragoza en un acto organizado por el Comité Aragonés de Agricultura Ecológica, ¿Son estos los productos menos contaminantes y saludables?

No creo en ideales, para mi la vida es imperfecta. Tampoco creo en soluciones mágicas, pero veo que cuando se analizan alimentos de producción ecológica se encuentran menos contaminantes, menos hormonas o menos residuos industriales. Esto es lo que dicen los estudios. Ahora bien, no es una solución mágica, porque hay que comer bien regularmente, no vale con comer bien un día. Por lo tanto, si dejas de estar expuesto a contaminantes por comer ecológico una vez, eso tiene un valor psicológico y emocional pero no un valor médico.

Pero no todo el mundo puede permitirse, económicamente hablando, llenar su cesta de la compra solo de ecológicos.

Veo que para la agricultura ecológica hay cada vez más incentivos y precios más asequibles. Además cuando se alcance una cierta minoría de consumidores interesados por esta producción las cosas se irán equilibrando, porque esto ha sucedido con cantidad de productos que al principio era caros y que cuando se fueron popularizando y aumentando la demanda se han abaratado.

¿El ciudadano está concienciado?

Muchas personas están cambiando sus hábitos porque ven que hay conocimientos suficientes que advierten de estos peligros. También hay instituciones y empresas que se están adelantando a las normas y están cambiando actitudes. En el libro doy ejemplos para reflexionar sobre la relación que hay entre el yo y la sociedad, pasando por la familia, la escuela y el lugar de trabajo. Porque no estamos solos ante el peligro y si aunamos apoyos y esfuerzos podemos conseguir estos objetivos. En muchas escuelas, padres y profesores están cambiando los hábitos en el comedor de los niños para reducir la presencia de plástico. Pero las administraciones también tienen que actuar porque también es cierto que podemos estar hablando constantemente de que no hay que calentar la comida en envases de plástico y luego sucede que no sabemos lo que nos están sirviendo en la cafetería. ¿Que hago yo entonces todo el día mirando etiquetas? Es una labor de todos.

¿También de los fabricantes?

Sí, por supuesto. Los fabricantes tienen una responsabilidad en el tema de los envases, porque nos ponen toda la presión a los consumidores. Ellos nos repiten «reciclen, reciclen, reciclen», pero nosotros podríamos responder: «no envasen con tanto plástico, sean más sensible y pongan en marcha acciones de retorno que incentive la devolución del plástico». Alguien decía no hace mucho que si por cada diez envases que devolvemos nos diesen un euro, nadie tiraría los envases. Y no es una idea loca, estos mecanismos están funcionando en algunos lugares de Europa.

PERFIL

Doctor en Medicina, Miquel Porta, uno de los expertos mundiales en contaminación interna, es epidemiólogo del cáncer en el Instituto de Investigación del Hospital del Mar. Máster en Salud Pública es profesor de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y consultor e investigador del Instituto Municipal de Investigación Médica. Desde 1981 ha sido profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que es catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública. Asimismo ha sido profesor de epidemiología molecular, epidemiología clínica y farmacoepidemiología en diversas otras instituciones de Canadá, Italia, Alemania, así como en las universidades de Kuwait, Brasil y México. Su último libro ‘Vivir más y mejor’ es una invitación «a hacer compatible el disfrutar de la vida sin agobiarte y a informarte y reconocer que muchas sustancias nos pasan una factura en forma de enfermedad», como él mismo explica.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión