El apoyo a la escuela rural
Las escuelas rurales son importantes para mantener vivos muchos pueblos aragoneses.
No deja de haber algo heroico en esas cuarenta y cinco escuelas rurales aragonesas que con menos de siete alumnos contribuyen a mantener vivos sus pueblos y encendida la esperanza de un futuro mejor. Aragón no puede resignarse a la despoblación de una gran parte de su territorio. El apoyo y el reconocimiento a estos centros de enseñanza debe formar parte de una estrategia global que intente frenar y revertir el proceso de decadencia demográfica.
Dos de las siete escuelas que en España cuentan con menos de tres alumnos se encuentran en la provincia de Teruel, en la que otras veinte no llegan a los siete niños. Hasta un 30 por ciento de los colegios aragoneses tienen menos de veinte estudiantes. Son cifras que reflejan el acentuado proceso de despoblación y de envejecimiento que padece una gran parte del territorio aragonés y que debería situarse, de manera permanente, en un lugar destacado entre las preocupaciones y las acciones de todas las instituciones de la Comunidad. Pero los datos muestran también el esfuerzo, encomiable y necesario, que se hace para mantener en funcionamiento unas escuelas rurales que facilitan el arraigo de los niños en pequeños pueblos, que de otra manera tendrían aún más complicado su futuro.
Estos centros educativos podrían ser perfectamente el símbolo de ese Aragón rural que se resiste a quedar convertido en un desierto. Y que no debería sentirse solo ni abandonado. La lucha contra la despoblación -gravísimo problema no solo de Aragón, sino de toda la España interior- debe acometerse mediante una estrategia integral y tenaz, al margen de enfrentamientos políticos. Se han dado pasos en los últimos tiempos, pero está todavía en sus inicios y debe avanzar. El apoyo a la escuela rural tiene que formar parte de la panoplia de herramientas necesarias para mantener vivo y con futuro todo el territorio de nuestra Comunidad.
