Más de 2.000 aragoneses participan en ensayos clínicos del Clínico y el Servet

El Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón gestiona en estos momentos 316 estudios, más de un 50% dirigidos a mejorar los tratamientos contra el cáncer.

Unidad de investigación del hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Unidad de investigación del hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Más de 2.000 aragoneses participan en estos momentos en alguno de los 316 ensayos clínicos que tienen activos los hospitales Miguel Servet y Clínico de Zaragoza y los centros de salud de esas zonas. Más del 50% de estas investigaciones están dirigidas a conseguir mejoras en tratamientos de oncología, pero también hay en curso en otras áreas como digestivo, oftalmología, hematología o neurología. El número de este tipo de estudios se ha incremento en los tres últimos años, ya que en 2015 había en marcha unos 280.

El Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS) gestiona los ensayos clínicos de estos centros, que se llevan a cabo en pacientes y sirven en la mayor parte de los casos para estudiar la "eficacia y seguridad" de nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades. "Los ensayos clínicos han permitido que la terapéutica en medicina avance en todo el mundo", destaca el subdirector científico del IIS, Luis Pablo Júlvez, que recuerda que desde que empieza a desarrollarse un nuevo fármaco hasta que se introduce en el mercado pueden pasar 10 años.

Pero, ¿quién y cómo se financia un estudio clínico de este tipo? Aunque el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón ha conseguido que un 20% de sus ensayos sean "independientes", la realidad es que la industria farmacéutica sigue aportando la mayoría de fondos necesarios para financiarlos. Los investigadores defienden los aspectos positivos de este patrocinio, ya que recuerdan que las compañías asumen el coste de pruebas, medicación e incluso gastos de desplazamientos de los pacientes. En algunos estudios, incluso, se paga a los voluntarios por su participación. No obstante, esta compensación es mínima, según aseguran, y es proporcional a la duración, las molestias ocasionadas o las visitas o ingresos que requieran los ensayos.

Tanto Luis Pablo como la responsable de Investigación Clínica y Ensayos Clínicos delIIS Aragón, Eva López, explican que son los facultativos los que deben evaluar qué pacientes son los más adecuados para participar en un ensayo clínico e informarles de las características del mismo. Deben firmar un consentimiento informado y pueden abandonar el estudio en cualquier momento si así lo desean. "La participación es totalmente voluntaria", subraya López.

Insisten en que el desarrollo de los estudios está sujeto a "estrictas medidas de seguridad, protocolos homogeneizados y estándares comunes de calidad". La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios regula las directrices del buen hacer de los ensayos y deben llevarse de acuerdo a las recomendaciones que figuran en la Declaración de Helsinki, de acuerdo con la actual legislación española.

Pruebas exhaustivas

A la hora de decidir su participación –explican Luis Pablo y López–, el paciente debe tener en cuenta las ventajas que obtiene, como su inclusión en pruebas de última generación o controles más exhaustivos. "Aunque más que por beneficio personal, debe hacerse con ánimo de colaborar en la investigación de nuevos tratamientos", asegura López.

No niegan, sin embargo, que los ensayos clínicos pueden acarrear la aparición de "efectos secundarios no previstos". No obstante, hay un comité de seguridad encargado de detectar cualquier problema o de más efectos secundarios de los deseables.

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