Los médicos alertan de un repunte de casos de anorexia al atender a 64 menores hasta junio

La cifra hace saltar las alarmas ya que en 2018 podría superarse el registro histórico de 2014, año en el que hubo 126 diagnósticos.

Los trastornos de la conducta alimentaria son padecidos sobre todo por chicas
Los trastornos de la conducta alimentaria son padecidos sobre todo por chicas
Guillermo Mestre.

En la primera mitad de 2018 se atendieron en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del hospital Clínico de Zaragoza a 64 adolescentes que sufrían de anorexia moderada o grave.

La cifra ha alertado a los médicos del servicio, ya que de mantenerse esta evolución hasta final de año, 2018 podría acabar superando el registro histórico de 2014, ejercicio en el que se contabilizaron 126 nuevos casos de este grave problema de salud.

Pedro Ruiz, responsable de esta unidad del hospital zaragozano, que es el centro de referencia en Aragón en el tratamiento de los trastornos alimentarios en menores de edad, reconoce que los facultativos están preocupados.

Explica que este tipo de trastorno es cíclico y que los diagnósticos y la cifra de pacientes oscilan dependiendo de los años. Pero, al mismo tiempo concluye que los casos tratados hasta junio demuestran que "no hay que bajar la guardia" porque si la tendencia se mantiene, en 2018 se superará sobradamente el centenar de nuevos casos.

Con el agravante de que los menores llegados en esta primera mitad del año padecen un trastorno alimentario moderado o grave, ya que desde 2016, a este servicio hospitalario solo llegan las situaciones de anorexia y bulimia más serias y complejas y los casos leves se derivan a las unidades de Salud Mental.

La impresión de los expertos es que, con picos y valles, en la última década no solo han aumentado los diagnósticos y sus tratamientos sino que se han hecho más complicados, "requieren un abordaje integral –apunta Ruiz–, no solo por el trastorno en sí, sino por la personalidad, el proyecto de vida, la madurez personal".

Por ello, insiste en la necesidad de la prevención, proponiendo que se mejoren en Atención Primaria las herramientas de detección temprana del trastorno: "Es vital que los médicos de familia y los pediatras sean sensibles a estas enfermedades y aprendan a detectar los síntomas de alerta –explica–, para que los pacientes lleguen antes a las unidades de atención, con menos deterioro. En ocasiones, si los casos leves se tratan en Primaria pueden ser controlados y no se llega a desarrollar la enfermedad".

Porque Ruiz apunta que lo más llamativo en estos años "es el cambio de perfil de los pacientes –explica–. Lo que vemos es que los adolescentes son más complejos. Aparte del trastorno de conducta alimentaria típico, cada vez nos llegan más casos de anorexia con bulimia –con purgas– y con autoagresiones. Los cortes son muy frecuentes ahora, cuando hace diez años era algo prácticamente excepcional».

A lo que hay que añadir el fenómeno de las redes sociales (Whatsapp, Istagram...), "que contribuyen a que se mantengan y se generen nuevos casos", apunta el jefe de sección de Psiquiatría Infantil del Clínico.

En este contexto, los médicos y las asociaciones de apoyo a las familias de afectados aplauden la puesta en marcha de iniciativas como la presentada el jueves en Zaragoza para sensibilizar sobre el buen uso de las nuevas tecnologías en todo lo referente a los productos y servicios relacionados con la nutrición y las conductas alimentarias.

"El camino para salir de la enfermedad es realmente duro"

Detrás de las cifras de anorexia y bulimia hay adolescentes y familias que pasan por un auténtico calvario.

Maite Zapata, la presidenta de la Fundación APE –que se creó en 2016 para tratar de prevenir y erradicar los trastornos de la conducta alimentaria–, afirma que su experiencia le demuestra que "el camino para salir de la enfermedad es realmente duro".

Zapata trabaja en la unidad de hospitalización de Psiquiatría Infantil del Clínico y explica que tienen ingresos de niñas que llegan con un índice de masa corporal por debajo de 15, cuando lo normal es 18,5.

"Por ello, nuestra obsesión es la prevención –dice–. Si se detectan las señalas de alarma en Pediatría o Atención Primaria, la recuperación es menos larga y complicada". Dar herramientas sencillas que ayuden a los médicos de familia a estar atentos a estos trastornos es lo que llevó a APE a firmar recientemente un acuerdo con el Salud.

Por su parte, Carmen Galindo, vicepresidenta de Arbada, la asociación que atiende desde hace 22 años a las familias de pacientes de anorexia y bulimia, confirma que "es muy complicado".

Asegura que la enfermedad puede tener una evolución media de cinco años, aunque depende de los casos y de la personalidad de los enfermos.

"Los pacientes sufren mucho y para las familias es muy duro porque no saben cómo actuar". Por ello, defiende la prevención, sobre todo en los colegios, como forma de erradicar el trastorno. "El trabajo en la escuela da sus frutos", asegura.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión