Universidades responsables

La Universidad de Zaragoza celebra este lunes el solemne acto de apertura del curso académico 2018-2019.

Examen de la Evau, antigua selectividad, en un aula de la Universidad de Zaragoza el pasado junio.
Examen de la Evau, antigua selectividad, en un aula de la Universidad de Zaragoza el pasado junio.
Oliver Duch

Comienza el curso universitario lastrado por la sombra de la sospecha. Los recientes escándalos por presunta corrupción con másteres y trabajos de investigación ponen en entredicho el principio de autonomía y la libertad de cátedra. La sociedad confía en la Universidad como gran artífice de la igualdad de oportunidades. Los responsables de la enseñanza superior deben responder a este reto.

Las universidades aragonesas, la pública y la privada, no se han visto salpicadas por el escándalo de los másteres y los doctorados. Eso debe tranquilizar a sus usuarios y, en general, a la sociedad civil de la Comunidad. Pero tampoco se debe desdeñar la responsabilidad compartida de la enseñanza como la principal palanca para impulsar la igualdad de oportunidades, un principio sagrado en las democracias modernas. Si varias universidades, aunque sean unas pocas, regalan los títulos, su irresponsable actitud genera un daño letal para todo el sistema nacional. Por ello es imprescindible que los responsables estatales y autonómicos de Educación, los rectores, la ANECA y el personal de las propias universidades garanticen que todos los centros ofrecen un nivel alto de calidad y de rigor para seguir expidiendo títulos. El nivel de exigencia de responsabilidades en política es y debe ser muy alto, como acaba de verse con la dimisión de la ministra Carmen Montón. Pero no debe ser menor el de los gestores de las instituciones de la enseñanza superior. Y eso no ha ocurrido así, por ejemplo, en la Universidad Rey Juan Carlos.

Miles de chavales aragoneses y también de las demás autonomías vuelven a llenar estos días las aulas universitarias. Aunque son conscientes de que después del exigente camino académico les espera un mercado laboral aún muy precario para ellos, acuden con fe porque creen en la justicia del modelo meritocrático. La Universidad debe estar a su altura.