Sencillos, directos, austeros y, sobre todo, con mensaje. La ostentación ya no tiene cabida en los regalos institucionales. Ahora prima la originalidad y, sobre todo, la claridad de la información que se quiere transmitir al destinatario.

El área de Protocolo del Gobierno de Aragón hace hincapié en que en la presente legislatura el coste de los regalos institucionales ha sido, prácticamente, cero. La austeridad se compensa con imaginación y mucha maña en pretecnología.

Con quince kilos de espárragos de Quinto se presentó el presidente Javier Lambán a su primer encuentro con Mariano Rajoy en la Moncloa. Formaban parte de los pocos que se salvaron de la enésima riada del Ebro que días antes había causado estragos en Aragón, unos daños que serían evitables si se aplicara el plan de limpieza del cauce de 80 millones de euros que le pidió después. También obsequió al entonces presidente del Gobierno central con un ejemplar del genial aragonés Baltasar Gracián: ‘El Político don Fernando el Católico’, una obra considerada como el "oráculo mayor de la razón de estado" con propuestas que el popular tuvo poco tiempo para aplicar. El listón quedó muy alto para su regreso a la Moncloa en septiembre, esta vez con el socialista Pedro Sánchez, con el que toda ayuda es poca para intentar limar asperezas.

No se fue por las ramas Lambán en su primer encuentro institucional con Carles Puigdemont, el ahora fugado y por aquel entonces presidente de la Generalitat. Su regalo, una reproducción facsímil del acta firmada por la Reina Petronila en la que donaba sus territorios a Alfonso II, y que se puede considerar el acta fundacional de la Corona de Aragón, ayudó seguro a aclarar los criterios históricos que en Cataluña tienen tendencia a tergiversar.

Poca sutileza supuso la entrega al exministro de Fomento, Íñigo de la Serna (PP), de una reproducción de la Fuente de los Incrédulos.

La buena relación entre la presidenta Susana Díaz y Lambán quedó patente en el detalle con el que se agasajó a la andaluza, una reproducción de una tariya del siglo XI que se encontró en el barrio de San Pablo de Zaragoza en la mayor colección de tambores andalusíes de este siglo.

Javier Carnicer, jefe de Protocolo de la DGA, reconoce que "todos los regalos tienen una finalidad de comunicación". Requieren, además, una cuidada preparación cuando se intentan resolver a coste cero y se elaboran en el propio departamento con materiales reciclados o reutilizados. Lo importante siempre es la idea, y la mayoría de los destinatarios quedan satisfechos.

Orgulloso y agradecido se mostró el expresidente uruguayo José Mújica en la Puebla de Albortón, en la inauguración de una plaza en honor a José Artigas, un prócer muy apreciado en su país. Como regalo protocolario recibió un pequeño estuche que contenía un brote del árbol de la plaza atribuida a la familia Artigas, tierra certificada por la secretaria municipal y todos los apellidos actuales de la localidad, que coinciden con varios de Uruguay.

En ocasiones se utilizan publicaciones de legislaturas anteriores. Ocurrió con el último obsequio al Rey que, con motivo de su asistencia al 800 aniversario de la Casa de Ganaderos, recibió un ejemplar del Armorial de Aragón que da cuenta, a través de la simbología heráldica, de la trascendencia histórica del Reino de Aragón. El primer obsequio fue más emotivo. Lambán le entregó una reproducción del libro de oro de Ejea de los Caballeros en el que firmó cuando era Príncipe de Gerona y el presidente de la Comunidad, concejal.

Los detalles importan, también de puertas para dentro. Sebastián Celaya, que renunció a inicios de julio a seguir al frente de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, se fue a casa con la placa que mostraba su ubicación en los Consejos de Gobierno que se celebran en el edificio Pignatelli. Porque aunque un regalo sea confeccionado a coste cero, el valor sentimental para el beneficiario suele ser muy elevado.

Despedida del consejero de Sanidad

Al renunciar al cargo de forma voluntaria a medidos de julio, el exconsejero de Sanidad, Sebastián Celaya, recibió una caja reciclada que guardaba la placa que indicaba su posición en el Consejo de Gobierno, en la tercera planta del edificio Pignatelli. También se ‘premió’ a Antonio Placer Brun con un regalo institucional al dejar el mando de la Policía Nacional adscrita a la comunidad autónoma. En su caso, recibió un diploma por el "fiel" y "leal" servicio a los ciudadanos de Aragón.

Visita de una delegación de Ejea al Papa

Aunque el presidente de Aragón, Javier Lambán, no pudo acudir a la audiencia con el pontífice como estaba previsto inicialmente, la Asociación Alfonso I de Ejea de los Caballeros viajó a la Ciudad del Vaticano con motivo del aniversario de la visita del rey de Aragón Sancho Ramírez. En su encuentro con el Papa Francisco querían recordar aquel hecho histórico del que se ‘importaron’ los colores que más tarde serían los propios de Aragón: el gules (rojo) y el oro (amarillo).

La Corona de Aragón y Puigdemont

Con motivo de un encuentro entre el Gobierno de Aragón y la Generalitat, Javier Lambán regaló a Carles Puigdemont una reproducción facsímil de un acta firmada por la Reina Petronila en la que donaba todos sus territorios, sus posesiones, sus títulos y sus dominios a su hijo Alfonso II, un hecho que se considera el documento fundacional de la Corona de Aragón. Los palos de gules que decoraban la carpeta se extrajeron del señal de Pedro IV del Palacio de la Aljafería.

La primera visita oficial de Felipe VI

En el primer encuentro institucional con el Rey en esta legislatura, Javier Lambán entregó a Felipe VI una reproducción facsímil de la página del libro de oro de Ejea de los Caballeros en la que el actual monarca firmó cuando era Príncipe de Gerona, con motivo de su primera visita oficial a Aragón. También se obsequió al Rey con motivo de su participación en el 800 aniversario de la Casa de Ganaderos, el pasado mes de mayo, con un ejemplar del ‘Armonial de Aragón’.