La estación de Bedous también será hotel

Un cocinero y una profesora aceptaron la propuesta del Ayuntamiento y van a convertir dos edificios ferroviarios en un centro hotelero que tendrá spa y un restaurante.

Los dos edificios contiguos que acogía la estación de Bedous.
Los dos edificios contiguos que acogía la estación de Bedous.
Heraldo

El Ayuntamiento de Bedous puso un anuncio en un periódico para ver si algún vecino del pueblo del valle del Aspe tenía una idea para los dos edificios de la estación ferroviaria porque la SNCF (Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses) dejó de utilizarlos en junio de 2016, cuando recuperó la línea Olorón-Bedous, construyó una parada más funcional y se lo vendió al municipio por 90.000 euros. Como ocurrió con el edificio histórico de la estación de Canfranc, salvando las distancias, la de esta localidad francesa del valle del Aspe también se va a convertir en un hotel. "Este proyecto es parte de la reapertura del tren internacional", sostiene el alcalde de Bedous, Henri Bellegarde, mientras no deja de contarlo a televisiones y diarios.

El cocinero Fabrice Duduc, que trabajaba en la estación de esquí de Gourette, y su mujer Edith Moutengou, profesora de la escuela de Bedous, presentaron un proyecto de un café-hotel-restaurante. Y este matrimonio, que lleva residiendo doce años en Bedous y tiene tres hijas, han ganado el concurso. En menos de un año, en junio de 2019, se abrirá porque el arquitecto y la constructora ya están en marcha. "En Bedous no teníamos hotel (hace 30 años hubo uno?) y ahora habrá uno de nueve habitaciones, un spa, un restaurante y un café", explica el alcalde.

El proyecto se llama "Trashumancia y Cie". Cie responde a las iniciales de sus tres hijas: Clemence, Isaure y Evora, de 3, 7 y 12 años, respectivamente. Y lo llevan madurando desde 2013, recuerda Fabrice Duduc, que además de cocinero es miembro del Comité por la Reapertura de la Línea Olorón-Canfranc (Creloc). "El precio era barato porque SNCF tenía que vendérselo al Ayuntamiento si lo pedía el primero como comprador y lo hizo. Son 80.000 euros y el resto de derechos corresponden al Gobierno", explica Edith Moutengou, en un perfecto castellano. "Ahora han dejado como estación una parada de autobús para comprar los billetes los viajeros, que no tenían nada para acogerlos cuando llegan al valle del Aspe. Está a 30 metros del edificio de la estación y espero que al inaugurarlo se sientan más acogidos", indica Edith, la profesora de la escuela. "Nos tendremos que enterar de los horarios del tren y convertirnos en oficina de turismo", añade.

Los dos edificios antiguos bearneses, construidos en piedra tallada, cambiarán por completo de uso, ya que en su día acogían una oficina de SNCF y servían de refugio para los animales que transportaba el tren y ahora serán un equipamiento turístico. Duduc detalla que uno tendrá seis habitaciones del hotel, además de un spa, y el otro las tres habitaciones restantes. "Hace dos meses que han empezado las obras con la electricidad, el aislamiento, la calefacción...", indica el propietario.

Edith precisa que tendrán que solicitar un permiso a los bomberos de la comarca porque han pensado que cada habitación va a tener chimenea, como en las casas particulares del valle del Aspe, y necesitan su autorización.

La historia del matrimonio y sus hijas en Bedous, que ayuda a superar la despoblación y apostando por el futuro, se parece a la del comic ‘Paul y el misterio del Pau-Canfranc’ (Mira Editores) de Robert Mínguez, que contó como unos habitantes de Burdeos optaron por cambiar la ciudad por el pueblo del valle del Aspe.

Intercambio escolar

Además de parecerse al cómic, la familia que va a llevar el hotel acoge a una estudiante jacetana en casa, otro ejemplo del intercambio entre estudiantes aragoneses y bearneses. "Ha estado en casa con nosotros una chica de Jaca (Claudia Sánchez) que ha estudiado este año en Bedous. Y la mayor nuestra, Evora, ha estado dos semanas en un colegio de Jaca porque les he dicho a nuestras hijas que tienen que aprender español", apunta Edith.

El nuevo negocio que se abrirá el próximo verano generará empleo, al menos dos personas (un cocinero y una camarera). Sus promotores defienden su integración en el valle del Aspe y su aportación a la oferta local, como el mercado de Bedous que abre todos los meses de verano. En 2019 los viajeros que lleguen en tren tendrán una habitación para quedarse más de un día, como reclama el vicepresidente de Nueva Aquitania, Bernard Uthurry.

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