Carenas vela por su patrimonio desde el orgullo

Esta villa cuenta con Aspacar, una asociación centrada en la correcta valoración de sus bienes materiales, y Carenas Activa, entidad creada para dinamizar la vida social durante el año.

Las compras de los alimentos de primera necesidad que llegan en venta ambulante son una tradición en Carenas.
Las compras de los alimentos de primera necesidad que llegan en venta ambulante son una tradición en Carenas.
Jesús Macipe

La ermita de Santa Ana, la iglesia de la Asunción, el palacio de la Alcaidía, decenas de grandes caserones con historia y leyendas, otras tantas bodegas subterráneas… sin prisa, pero sin pausa, Enrique Melendo y Luis Pérez recorren el casco urbano de Carenas explicando los entresijos de cada obra arquitectónica del pueblo, que ostenta el título de villa desde hace 510 años.

Enrique y Luis pertenecen a la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Carenas (Aspacar), entidad fundada en 2002 como vehículo para reivindicar los valores patrimoniales con los que cuenta el municipio. "No se le saca el rendimiento que podría tener, ni como vehículo de transmisión ni como motivo turístico. No se suele recurrir a estos elementos", asume el presidente de la entidad, Joaquín Melendo, hermano de Enrique y estudioso del pasado de la localidad.

"Nuestro objetivo desde un principio ha sido informar a la gente, porque hay mucho desconocimiento de a quién pertenecen las cosas, de dónde proceden", añade. En una de las primeras paradas, Enrique y Luis se detienen frente al imponente palacio de la Alcaidía, dividido en viviendas para particulares tras la desamortización de Mendizábal. "Aquí era donde se pagaban los diezmos y vivía el alcaide designado por el abad del Monasterio de Piedra, ya que Carenas era la villa más importante del complejo", indica Luis Pérez, jotero profesional y que gestiona una escuela de canto en Zaragoza.

En el interior de una de las viviendas acondicionadas, Magdalena Bueno, residente allí desde hace más de 40 años, abre la puerta para mostrar algo que no todas las casas tienen. "Es una cúpula linterna impresionante", detalla Enrique, y revela igualmente que en el resto del edificio se pueden encontrar muestras góticas, barrocas y mudéjares, aunque no todas son visibles; el resto del edificio no está en las mejores condiciones.

Tras pasar por varias bodegas de gran amplitud, la parada en la ermita de Santa Ana es fundamental. Está en el casco urbano y que sea la más grande de toda la Comunidad de Calatayud tiene una explicación. "Cuando Carenas se quiso independizar del Monasterio en el siglo XVII –explica Joaquín– buscó construir su propia iglesia, porque la de Santa María era del Monasterio".

Sobre este templo y su titularidad, este estudioso explica que "era del concejo, pero el obispado se la inmatriculó". A raíz de aquello, se produjo el nacimiento de Aspacar. "Empezamos una lucha contra el desconocimiento", subraya el máximo responsable de la entidad. Una de sus batallas aborda la ubicación de la muñeca malina de la ermita de Santa Ana, que se trasladó a la iglesia de Santa María y ahora forma parte de la exposición de bienes dispersos del Monasterio de Piedra.

Como muestra de la riqueza en bienes muebles, inmuebles y muestras artísticas, Joaquín cita un caso curioso. Tras la desamortización de Mendizábal y con la localidad en pleno auge poblacional, pero sin tierras para dar labor a tanta gente, se produjo un trueque. "Carenas contaba con procesión del Santo Entierro, la de los 100 pasos, y la copiaban de varios sitios; uno de ellos, en la vecina Ibdes".

"Se les dieron nueve santos de la procesión a cambio de tierras", revela el representante de Aspacar, quien también apunta que "posteriormente esas tierras fueron inundadas por el embalse de La Tranquera en la segunda mitad del siglo XX.

El día a día

Más allá de los meses veraniegos, de mayor afluencia de vecinos, hay otra lucha: dar un impulso a la vida social del municipio. Trata de hacerlo la Asociación Carenas Activa, que nació a principios de 2017. "Nuestro propósito ha sido ofrecer una alternativa de ocio para poder anclar a la población joven, que tengan cosas que hacer", explica Eva Alonso, presidenta de esta entidad.

Desde entonces han organizado varias actividades con desigual acogida, aunque asegura que no cejarán en el empeño. "Nuestra intención es seguir adelante con actividades puntuales". Así, entre las propuestas que han calado en la localidad destacan una plantación de pinos y la observación de la luna llena desde el pantano.

Andrés Nuño, pastor natural de Carenas y colaborador en varios medios de comunicación, explica que "los campos están más dejados, y también los montes. Los pueblos cada vez están más envejecidos, con menos gente". Él se reconoce como un amante de su trabajo, pero critica dos situaciones. "La ganadería está condenada a desaparecer, porque nos hacen pasar más horas haciendo papeles que con los animales", indica. Por otra parte, subraya que "hacemos un papel básico como limpiamontes: si no fuera por las ovejas… no sé yo".

Con todo ello, Carenas sigue luchando por su patrimonio y por su entorno.

LOS IMPRESCINDIBLES

Casa de la Alcaidía

Era el edificio en el que se alojaba el alcaide, el representante del abad del Monasterio de Piedra en la villa. En la actualidad, el inmueble está subdividido en varias propiedades. Todavía conserva pinturas murales góticas y barrocas.

Ermita de Santa Ana

La más grande de la comarca; tiene planta de cruz latina y nave de tres tramos bajo bóveda de medio cañón, con cúpula elíptica, un impresionante altar mayor y varias capillas auxiliares, entre la que destaca la del Cristo de la Langosta.

El gran Bahamontes

En 1959, Federico Martín Bahamontes se convirtió en el primer español en ganar el Tour de Francia. De camino a la recepción oficial de Franco en Madrid paró en Carenas; le patrocinaba Frutas Ramos, empresa oriunda del municipio.

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