El médico jubilado asesinó primero a su madre y luego a su esposa antes de suicidarse

Las autopsias determinarán la hora de los crímenes y si sedó a las víctimas antes de acuchillarlas.

Varios agentes, en la entrada de la urbanización de Casablanca donde vivía el agresor y su mujer.
Varios agentes, en la entrada de la urbanización de Casablanca donde vivía el agresor y su mujer.
José Miguel Marco

Un médico de familia ya jubilado decidió ayer acabar con su vida de la peor manera posible, ya que antes se llevó por delante las de su madre y su esposa de una manera violenta. A ambas las mató a cuchilladas en sus respectivos domicilios, en un intervalo de tiempo que tendrán que determinar los médicos forenses en las autopsias. También deberán aclarar si las sedó antes de quitarles la vida con el arma blanca.

Los indicios apuntan, no obstante, a que Luis Lasala, de 67 años, mató primero a su progenitora, María M., de 92, que vivía sola en el Coso Bajo, acción que pudo incluso llevar a cabo en la tarde-noche del miércoles. Por la mañana, sobre las 8.00, asesinó a su mujer, Dolores M. H., de 68, en su domicilio conyugal de la calle de Viñedo Viejo del barrio de Casablanca. Acto seguido, pues aún tenía las manos manchadas con la sangre de su esposa, ayudado con un taburete, se encaramó a la barandilla de su terraza del cuarto piso y se arrojó al vacío.

Un vecino de la urbanización oyó el golpe al caer contra el suelo y fue quien, poco antes de las 8.00, avisó al 112 de lo ocurrido. Una ambulancia acudió al lugar, pero falleció poco después de ser atendido por los sanitarios de emergencias en el mismo sitio. Cuando los agentes subieron al piso, encontraron en la puerta las llaves puestas por fuera y un cartel que ponía: "Avisen a la Policía".

La conmoción causada por este doble crimen ha sido enorme porque el matrimonio era muy conocido en su entorno profesional, en especial Dolores M., a la que familiarmente llamaban Lola. La médica, también jubilada, había sido la pediatra durante muchos años del centro de salud de Casablanca, donde había atendido a la mayoría de los niños del barrio, ahora ya adultos muchos de ellos.

Su entorno de amistades más cercano hizo ayer hincapié en que su perplejidad era máxima, sobre todo porque el matrimonio había tenido una vida feliz, e incluso la calificaron de "ejemplar", alejada de cualquier violencia machista.

Para entender lo ocurrido, aludieron a la depresión que Luis Lasala parecía arrastrar desde hacía un tiempo, sobre todo desde que a su mujer le diagnosticaron alzhéimer, enfermedad que había mostrado sus primeros síntomas y que no le impedían, aparentemente, hacer una vida normal, pero que, según su entorno, avanzaba de forma progresiva.

"Yo la veía salir de su casa con la mochila para irse a caminar, pues los dos eran deportistas y amantes de la montaña", indicaba un vecino de la pareja. Precisamente fue esa afición a la montaña la que hace 24 años truncó la vida de Javier, hermano de Luis, al que una caída cuando escalaba una cascada de hielo en el barranco Gavieto de Torla lo dejó tetrapléjico y con daños cerebrales.

El cuidado de su hermano

El accidente sufrido por el alpinista, que entonces tenía 34 años, condicionó la vida familiar, pues de estar residiendo con la madre –según explicaron ayer las vecinas y amigas de María M., conocida como Maruja– pasó a vivir en una residencia adecuada a su estado, donde era visitado regularmente por su hermano y su madre.

"A pesar de su edad, Maruja vivía sola, aunque con servicio de teleasistencia y ayuda a domicilio. Salvo una sordera y los años, no tenía más problemas", señalaron. Su hijo era el que se ocupaba siempre de acompañarla para hacer la compra. A la situación de su madre, su mujer y su hermano, se sumaron en los últimos días la de dos primas, una de ellas recién desahuciada del hospital Miguel Servet y enviada a la clínica de San Juan de Dios, y otra ingresada en el Hospital Militar, ambas sin familia y de las que Luis Lasala se había sentido obligado a ocuparse.

Sus amigos aludían a estas circunstancias y se resistían a calificar el crimen de violencia de género. Sin embargo, otros reprochaban que no hubiera pedido ayuda y se hubiese arrogado la decisión de acabar con las vidas de su mujer y su madre. "Él ha decidido por las dos que debían morir y eso es violencia machista".

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