Aires de precampaña

Está a punto de comenzar la larga precampaña para las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2019.

La larga precampaña electoral corre el riesgo de incrementar las tensiones políticas.
La larga precampaña electoral corre el riesgo de incrementar las tensiones políticas.

Son ya visibles los movimientos de las fuerzas políticas aragonesas de cara al comienzo de un curso político que estará marcado por la celebración de elecciones autonómicas y municipales el próximo mes de mayo. La larga precampaña condiciona siempre inevitablemente el ambiente político, con el riesgo evidente de exacerbar los enfrentamientos. La pugna electoral no debería ser excusa para desenfocar las prioridades de la sociedad aragonesa.

El final de agosto trae ya un cierto aire electoral a la política española y particularmente a la aragonesa. El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, está de gira para estrechar contactos con la estructura territorial del partido. Ayer, en Tarazona, junto al presidente regional, Luis María Beamonte, expresó la voluntad de su partido de recuperar tanto el gobierno de la Comunidad como el del Ayuntamiento de Zaragoza. Entre tanto, Pilar Alegría, consejera socialista de Innovación, se presentaba como la tercera aspirante en la contienda para convertirse en candidata del PSOE a la alcaldía zaragozana, en unas primarias en las que también tomarán parte Carmen Dueso y Florencio García Madrigal.

Lo cierto es que la competición electoral a cuya precampaña está a punto de darse, si no se ha dado ya, el pistoletazo oficioso de salida se presenta muy abierta. La fragmentación del espacio político ocurrida en los últimos años hace aún más difícil predecir los resultados en términos del color que tendrán los gobiernos autonómicos y locales después de mayo. Y en Aragón, esa fragmentación es aún mayor, debido a su propia tradición política. Los movimientos para la confección de las listas y la necesidad de marcar posiciones y de ‘hacer méritos’ ante el electorado corren el riesgo de generar tensiones añadidas en el espacio político. Pero los partidos deben ser conscientes de que las instituciones han de trabajar siempre por el interés general, sin ser abducidas por el torbellino electoralista.