El repunte de accidentes en vías secundarias y atropellos dispara las muertes en carretera

El goteo de víctimas del verano puede hacer que 2018 arroje uno de los peores balances de la década. El único dato alentador hasta ahora es el notable descenso en la cifra de motoristas fallecidos

Accidente en la autovía entre Huesca y Zaragoza
Accidente en la autovía entre Huesca y Zaragoza
Rafa Gobantes

El goteo continuo de accidentes mortales que se está registrando este verano en las carreteras aragonesas comienza a ser preocupante, ya que los 19 fallecidos que se contabilizan entre los meses de julio y agosto –el último, justo ayer– se suman a los 26 que dejaron el invierno y la primavera y arrojan un balance bastante negativo: 45 muertos en lo que va de año, frente a los 36 del mismo periodo del pasado. O lo que es lo mismo, un 25% más de vidas perdidas en el asfalto.

Para contextualizar mejor lo que está ocurriendo estos meses estivales en las carreteras de la Comunidad basta con comparar las cifras de siniestralidad con las de años anteriores. Y ese análisis revela que solo los veranos de 2010 y 2013, con 20 y 21 fallecidos, respectivamente, arrojaron estadísticas parecidas. Por ello, no resulta descabellado pensar que este año podría terminar siendo uno de los peores de la presente década.

Pero, ¿qué está sucediendo en 2018 para que la tendencia sea tan negativa? Las estadísticas son caprichosas y requieren de periodos largos para poder obtener conclusiones sólidas. Sin embargo, hay factores y circunstancias que claramente están contribuyendo a disparar la mortalidad en la red viaria aragonesa. Por ejemplo, el notable repunte de los siniestros mortales en las carreteras provinciales o autonómicas.

En lo que llevamos de año, son ya 22 personas las que han perdido la vida en alguna de estas carreteras, cuando en el mismo periodo de 2017 la cifra era de 16. Es decir, los siniestros mortales en la red secundaria se han incrementado un 25%. No hay que olvidar que de los 11.659 kilómetros de carreteras que discurren por Aragón, 9.098 son competencia de la DGA o de las diputaciones provinciales.

Pese a contar con un denso mallado viario, lo cierto es que tan solo 845 kilómetros están desdoblados en Aragón. Y son precisamente dos nacionales de vía única, la N-232 y la N-II, las que más vidas se han cobrado en las últimas décadas. De hecho, solo este año acumulan seis fallecidos. Las obras para convertir en autovía el tramo entre Figueruelas y Mallén avanzan, pero no al ritmo que se esperaba.

Seis atropellos en 2018

Al echar la vista atrás y examinar la casuística de los accidentes de tráfico registrados en 2018, llama también la atención el considerable incremento de los atropellos. Porque si a estas altura de 2017 tan solo se había producido uno, este año hay que lamentar seis (más un séptimo que no se incorporará a la estadística oficial porque se registró en una vía sin clasificar). Preocupa también el hecho de que en dos de estos accidentes los conductores continuaran la marcha sin detenerse a intentar auxiliar a la víctima. En el ocurrido el 27 de marzo en Ejea, la Guardia Civil logró localizar después al responsable, pero nada se sabe todavía del autor del atropello que se produjo el 20 de agosto en Zaidín.

El contrapunto a este notable aumento de las muertes de peatones lo pone el descenso de los accidentes mortales entre motoristas, ya que de las 6 víctimas que se contabilizaban a estas fechas en 2017 se ha pasado este año a la mitad. En un reciente informe, la Asociación Española de la Carretera (AEC) destacaba precisamente a Aragón como la comunidad que mejor mantiene sus quitamiedos y vallas de protección.

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