'Digital detox': hoteles sin cobertura en Aragón

Aunque escasos, pero todavía quedan algunos alojamientos en nuestra Comunidad que ofrecen a sus visitantes un espacio en el que desconectar del mundo.

Hotel la Demba
Hotel la Demba

¿Sería capaz de vivir sin su teléfono móvil? ¿Y sin conectarse a internet durante una semana? Estas cuestiones, que hoy parecen misión imposible, se vuelven verdaderos tesoros irremplazables para cada vez más personas en nuestro país, que buscan, desesperadas, un lugar en el que someterse al denominado ‘Digital detox’, o lo que es lo mismo, una desintoxicación digital.

Aunque cada vez resulta más complicado, todavía quedan algunos alojamientos en nuestra Comunidad Autónoma que ofrecen a sus visitantes un espacio en el que desconectar del mundo, en el sentido más literal de la palabra. Un ejemplo es La Casa de los Moyas, ubicada en el municipio de Olba, en Teruel. Este alojamiento, ubicado en la comarca de Gúdar-Javalambre; no dispone de conexión wifi, y en su interior la cobertura es muy escasa y se limita a ciertas compañías. Sus precursores practican un estilo de vida en alza y que nada, contra corriente, ante los intempestivos ritmos de vida actuales, la denominada 'slow life'.

La casa rural cuenta con tres alojamientos diferentes: la casa, el ático y la casita, con capacidad de 4 a 10 personas. “Lo que hoy es La Casa de Los Moyas fue hace 30 años el sueño de Toño y Teresa, que encontraron una casa abandonada en pleno valle de Olba y, con el tiempo, al utilizarla cada vez menos para actividades familiares, decidieron transformarla en un proyecto de turismo rural en Teruel”, explica Alba García, hija de sus fundadores.

En su propia página web ofrecen la receta para disfrutar de un tratamiento de ‘Digital detox’ a sus ocupantes por tan solo 45 euros por persona y noche. Para sus precursores, apostar por este concepto era un paso natural, ya que desde que se instalaron en este espacio, tomaron la decisión de no disponer de televisión ni de teléfono. “Esa misma filosofía nos ha llevado a no habilitar conexión wifi en el alojamiento. Queremos que nuestros huéspedes cojan un libro, paseen, o, sencillamente, no hagan nada. ¡Aburrirse también es importante!”, añade García.

“Eso sí, en La Casa de Los Moyas no le quitamos el Smartphone a nadie cuando llega, a menos que nos lo pida”, bromea. “Además, disponemos de todo lo necesario para disfrutar de un fin de semana detox, el visitante tan solo tiene que pedirlo”, continúa.

Entre sus clientes, se encuentran aquellos que buscan una desconexión total, sobre todo por motivos de estrés o cuestiones de salud, o quienes buscan, explica, alejar a sus hijos de sus tablets y teléfonos durante unos días. “También están aquellos que reservan sin darse cuenta de que no tenemos conexión a internet, pero todos se van encantados”, asegura García.

También en la provincia turolense, pero en este caso en la comarca de Matarraña, se ubica el alojamiento Mas del Bot, un hotel completamente innovador y ecológico regentado por Gemma Jiménez y Nigel Thornton. Ambos, ella valenciana y él inglés, acabaron en Valderrobres por casualidad, y decidieron convertirla en su hogar. De esto hace más de 14 años. “En nuestro hotel no entran las ondas de móvil en las habitaciones, cuyas paredes están construidas a base de balas de paja”, explica Thornton, quien cuenta que la demanda de algunos clientes propició que incluyeran el servicio de wi-fi para quienes necesiten conectarse.

El establecimiento cuenta con cinco habitaciones dobles, con baño, salón y terraza, realizadas con materiales respetuosos con el medio ambiente y sin usar pegamentos ni materiales químicos. Se trata de una construcción única en España. “Nos formamos en este tipo de arquitectura en Inglaterra y trajimos a un equipo de Alemania capaz de construirlo. Queríamos vivir una vida más tranquila, alejada de la ciudad, y a un ritmo más lento del habitual”, relata Thornton.

En cuanto al perfil mayoritario de usuarios, se trata de parejas, el 98% de origen español, que en ocasiones viajan con sus hijos, y que superan los 40 años. “Sobre todo son profesionales que buscan un lugar de paz en el que poder desconectar de su trabajo diario y descansar. Es algo que buscábamos nosotros cuando llegamos aunque, el final, acabamos trabajando más de la cuenta, pero la gente que viene sí que encuentra la paz que busca”, indica.

Allí no hay televisión, ni tampoco radio. Eso sí, aseguran que las vistas son envidiables, sobre todo de noche debido a la ausencia de contaminación lumínica: “La gente que viene aquí quiere cambiar el chip durante su estancia. Para nosotros la ventana es la televisión del campo. No necesitas nada más”. El precio de la estancia ronda los 85 euros si se trata de la habitación estándar, y los 120 en en caso de la superior.

En la provincia oscense, en este caso en la región del Sobrarbe, se encuentra el alojamiento La Demba, ubicado en Abizanda. Un establecimiento que combina modernidad y tradición a tan solo 20 minutos de Aínsa, y un remanso de paz para alejarse de internet y del imperio de las nuevas tecnologías en cualquiera de sus 10 habitaciones.

Un Art-Hotel en Huesca

En este caso, La Demba es un Art-Hotel en el que, aunque también disponen de una débil señal wifi, no hay televisiones ni otro tipo de aparatos electrónicos, y en el que proponen otro aliciente a sus hospedados: arte. “Tenemos cuadros, libros, y unas preciosas vistas. Es difícil que la gente no encuentre un pasatiempo aquí”, asegura Esther Barroso.

Lejos de asustarse, asegura que sus clientes lo ven como un valor diferenciador: “A la gente le encanta escuchar esto ya que el entorno es perfecto para desconectar y disfrutar de una buena lectura, una copa de vino, de una partida de cartas o de la gastronomía de la zona”. Además, en La Demba existe un espacio dedicado a los más pequeños del hogar. “Un rincón de juegos en el que ellos están muy entretenidos y los papás pendientes todo el tiempo pueden estar divisando cada rincón del hotel sin perderlos de vista”, añade.

La mayoría de sus clientes son españoles, franceses y belgas de entre 30 y 60 años, que tienen algo en común: buscan un entorno apacible en el que poder pasar unos días lejos de las redes sociales y de sus teléfonos móviles. En cuanto al precio por noche en este establecimiento, este ronda los 100 euros.

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