La cosecha del cereal de invierno en Aragón está llegando a su fin y los agricultores están verificando cómo las previsiones se han cumplido, a pesar de que el peso específico del grano en algunas zonas ha sido algo menor de lo estimado. “La producción ha sido más regular en comparación con la campaña del año pasado, sobre todo en la provincia de Teruel”, asegura José Manuel Roche, presidente de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).

“La siembra comenzó con normalidad, pero la climatología nos hizo temer lo peor, ya que no llovía -explica Roche-, teníamos una gran incertidumbre, puesto que nada había nacido, pero las precipitaciones de marzo, abril y mayo recuperaron la nascencia”. De la inquietud a la normalidad, así ha ido una cosecha que ha tenido un final feliz, con una producción que ronda los 2,4 millones de toneladas en Aragón, según datos, facilitados por la UPA, del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). De esta forma, se alcanzan valores cercanos al año 2016 y se deja en el olvido la campaña de 2017, que a pesar de que se situó en niveles medios en su conjunto, la producción fue muy irregular y en zonas como la comarca del Jiloca, en Teruel, apenas consiguieron grano. 

Los temores sobrevolaron a principio de campaña, sobre todo en las zonas más castigadas por la sequía el año pasado, pero las precipitaciones consiguieron recuperar una cosecha que ha logrado obtener unos valores que “pueden considerarse correctos, aunque continúan por debajo de lo aceptable en la provincia de Teruel”, explica el presidente de la UPA. Según las cifras facilitadas por el MAPA, en dicha zona la producción ha aumentado más de un 30%, un porcentaje que también se alcanza en Zaragoza, mientras que las cifras en Huesca se mantienen, ya que en esta zona no sufrieron las mismas consecuencias de la intensa sequía en 2017.

Según atestiguan desde la UPA, la cosecha empezó tarde, pero eso no ha impedido que se haya alcanzado la producción estimada, siendo la cebada y el trigo los cereales que han seguido copando los graneros aragoneses, como suele ser lo habitual, con unos valores que rondan las 1,3 millones de toneladas y las 700.000, respectivamente.

Evolución creciente de los precios

A pesar de los buenos datos que se manejan este año respecto a la producción, los agricultores han tenido que volver a hacer frente al mismo desasosiego por los precios. “Seguimos igual”, asegura tajante Roche, explicando que “al menos este año se está viviendo una evolución de precios alcista”. Esta semana, el precio de la cebada se cotizaba alrededor de los 165 euros la tonelada, mientras que a principio de campaña lo hacía a 143. En el caso del trigo duro, comenzó a 170 euros y en la actualidad ronda los 194. “La tendencia ha mejorado, se está viendo una evolución positiva, pero todavía se encuentra muy alejado de los precios en los que oscilaba el cereal en los años 2011 y 2012, cuando se llegó a pagar hasta 200 euros por tonelada”.

A pesar de estos datos, todavía queda mucha campaña, dado que la mayoría de agricultores almacenan su producción en sus propios graneros o en las cooperativas. “Hay muy pocos que vendan todo ahora, por lo que podremos ver un cambio en los precios, que al menos -recalca- este año siguen una predisposición al aumento”. Sin embargo, el presidente de UPA ha querido recordar que no todo está siendo positivo en esta campaña y que los agricultores van a ver mermados sus beneficios, pues a principio de campaña el gasóleo incrementó su precio.