Actividades culturales y solidarias que valen una asignatura optativa

Si un alumno de la Universidad de Zaragoza es deportista de élite y compite a nivel internacional durante tres cursos de la carrera habrá obtenido seis créditos (dos por año) convalidables por una asignatura optativa del grado que esté estudiando. También puede hacerlo otro que haya sido representante de los estudiantes en Consejo de Gobierno dos cursos y asista a un seminario extraordinario de verano reconocido con los dos créditos que le faltarían hasta la media docena.

Son casos hipotéticos, pero reales en el marco del reglamento de reconocimiento y transferencias de créditos que acaba de aprobar el campus público para estudios oficiales de grado y máster. Aunque este tipo de conmutaciones ya se venían llevando a cabo, este documento integra las instrucciones y criterios de aplicación que se habían ido incorporando respecto a la normativa general de 2009.

Los seis créditos por titulación que como máximo que pueden conseguir los estudiantes por participar en actividades universitarias culturales, deportivas, de representación estudiantil, solidarias y de cooperación constituyen el capítulo más llamativo para los profanos en esta materia.

Esta media docena de créditos, sobre un total de 240 que tienen la mayoría de los grados (hay tres de 300 y Medicina, con 360), suele ser equivalente a una asignatura optativa y corresponde a 150 horas de formación (25 por crédito).

Fernando Zulaica, responsable de la Evau (antigua selectividad) en Aragón, apunta que este tipo de convalidaciones se implantaron para «facilitar la adquisición de competencias transversales por parte de los estudiantes». «En estos momentos, a la hora de optar a un puesto de trabajo, saber desenvolverse en organizaciones de todo tipo, tener iniciativa y estar comprometido con iniciativas solidarias es un valor añadido a los conocimientos puramente técnicos», comenta.

¿Qué ocurre cuando un alumno logra el tope de seis créditos y la optativa vale más? En el caso de que le falten solo uno o dos, explica Zulaica, puede solicitar la convalidación y es la comisión de garantía de la calidad de cada titulación la que tiene que «valorar las competencias adquiridas por el alumno y si se le concede o no». Los créditos que no se ‘canjean’ pasan a figurar en el expediente académico y en el Suplemento Europeo al Título (documento que acompaña al título universitario de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional con la información unificada).

Una larga reivindicación

La vicerrectora de Estudiantes, Ángela Alcalá, subraya que este reglamento era una larga reivindicación por parte de este colectivo y que se ha estado trabajando más de un año para consensuarlo.

«Este reglamento garantiza que estas convalidaciones sean claras y transparentes, porque podían darse diferencias entre unas facultades y otras», apuntan desde la asociación de Estudiantes en Defensa de la Universidad (EDU). Especialmente valoran que se fijen los créditos en los cursos, jornadas y otras actividades en función del intervalo de horas que tienen. «Se podía dar el caso de que un curso de más de 100 horas tuviera la misma consideración que otro de la mitad», señalan desde EDU.

Hace tres años, la Universidad y la DGA fijaron también el reconocimiento de créditos para los alumnos que deciden empezar un grado después de cursar una FP superior. Zulaica critica que quede pendiente regularizar las homologaciones a la inversa. «Desde Aragón se hizo un gran esfuerzo y se quería continuar, pero desde el Ministerio se dijo que las convalidaciones desde los grados a los ciclos formativos era un tema de su competencia, pero no se ha hecho nada», lamenta.