Mónica Romero: "La música mejora la vida de un niño con cáncer"

¿En qué consiste su trabajo?

Trabajo como musicoterapeuta para Aspanoa, la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Aragón, tanto en el hospital como en su sede, y tengo doce empresas de música y danza.

¿Cómo decidió dedicarse a este mundo?

Siempre me ha gustado la pedagogía musical y enseñar a niños con dificultades. Hice el posgrado de Musicoterapia y me formé en Musicoterapia neurológica.

¿Hay diferencias entre el hospital y la sede?

En el hospital son sesiones únicas. Tienen un inicio y un fin. No sé cuáles son los niños, cómo están o en qué momento del proceso se hallan. Me preparo la sesión ahí mismo. En la sede, los niños vienen todas las semanas. Se puede hacer una evaluación, un tratamiento, una terapias, un seguimiento y una reevaluación.

¿Y cómo es una sesión?

Duran 30 o 40 minutos. Si tiene dolor y no quiere hacer nada, la sesión es pasiva. Escucha y, mientras, se le puede dar un masaje. La idea es distraerle y que tenga ganas de participar. Al final lo conseguimos. Si tiene miedo, ansiedad, enfado o angustia, le afecta a la parte emocional. Entonces tiene ganas de participar y hacemos un cuento musical. Tratamos de que se imagine un entorno y lo sonorizamos. Le pongo letra, tocamos instrumentos y nos montamos una historia. Se quedan con que han inventado una canción y no con que están mal. Si el niño entiende lo que le pasa y lo acepta, no tiene dolor y está aburrido, trabajamos lo cognitivo. Creamos letras nuevas de canciones conocidas. También inventamos música con letras suyas, o improvisamos.

¿Trabaja con alguna música concreta?

Con la que le gusta al niño. Hacemos música a la carta con lo que conoce o le cantamos cuentos musicales. De hecho, vamos a hacer un trabajo para niños con tumor cerebral. Se presentará en septiembre.

¿Su trabajo tiene más de gratificante o de doloroso?

Es muy gratificante ver cómo la música mejora la vida de un niño con cáncer. Hay niños en paliativos a los que la medicina no les va a mejorar, pero llenan su vida con canciones para su familia y amigos. Alivia mucho.

¿Qué es lo más difícil?

Los padres de los niños en paliativos. Es muy duro. Hay que ser el profesional que dé entereza y ayude a las dos partes.

¿Qué hace la música para que el niño mejore?

Si a un niño le van a hacer algo doloroso, yo antes juego con él. Las enfermeras hacen la intervención. Yo le digo que cuando acaben seguiremos, y el niño tiene ilusión. Sabe que lo que viene después es placentero. En otros casos cogemos al niño al final, y quiere que la intervención sea rápida para hacer música. Si colabora puede acortarse la duración. Otras veces le duele la cabeza y lo relajamos con música. Cuando terminamos se encuentra mejor. También puede haber otro con mucosidad que no quiere expectorar. Si haces una actividad que le movilice, al final, de moverse, expectora.

Y ellos se quedan encantados…

El discurso de la familia es otro. Cambia el estado de ánimo de todos. Si los padres ven que son felices, ellos también. Incluso en paliativos. Es maravilloso.

¿Son sesiones individuales o en grupo?

En el hospital hay veces que no pueden salir, pero si los niños tienen ganas de salir y una edad parecida, los junto. En la sede puede ser individual o en grupo.

¿Trata a otro tipo de niños?

Fuera de Aspanoa trato desde autistas o hiperactivos hasta personas mayores.

¿Cómo sabe qué necesitan?

Para los autistas, utilizamos pictogramas. Todo lo entienden mejor con imágenes. Dentro de los autistas hay diferentes grados. También puede ser que el niño tenga muchos problemas. Habría que aplicar diversos métodos.

¿Conoce todas las canciones que traen los niños?

Tengo la ventaja de ir con el Bluetooth y el You Tube (risas). He tenido que aprender en rumano o árabe. Es parte de mi trabajo.