Más de 50.000 hogares sufren problemas por el ruido de sus vecinos o del exterior

Los propietarios exigen “más protección” ante el incremento de las molestias

El ruido del tráfico y el que se genera en zonas de marcha centran las principales quejas de los hogares aragoneses
El ruido del tráfico y el que se genera en zonas de marcha centran las principales quejas de los hogares aragoneses
José Miguel Marco

Más de 50.000 hogares aragoneses sufren problemas por el ruido causado por sus vecinos o del exterior. Lo dice la última encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), que revela que el 9,7% de las viviendas de la Comunidad se encuentran en esta misma situación.

Marisa Polo, representante de Teruel del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón, asegura que el ruido es el origen de más del 40% de las quejas procedentes de las comunidades de vecinos. "Cuando se trata de una cuestión de aislamiento acústico son muy complicadas de resolver. A veces vienen con razón, pero otras no. El ruido es un factor subjetivo, ahí entran los niveles que soporta cada uno, pero si no se sobrepasan los decibelios estipulados no hay opción de poner denuncia", recuerda.

Aunque recomienda "hablar primero con los vecinos", reconoce que hay gente que se salta ese paso y acude directamente a los administradores de fincas. La mayor parte de los problemas obedecen a "comportamientos incívicos de los vecinos", aunque, según explica Polo, también hay casos en los que "los propios vecinos no son conscientes de que viven en una comunidad". "Hemos llegado a recibir quejas por que un bebé no paraba de llorar", dice.

Aislamiento de locales

Las fiestas o las tareas de bricolaje a horas intempestivas son los principales motivos de denuncia. "Hay quien ha llegado a colgar carteles para pedir que se respetase el sueño de los demás", añade. El ruido puede afectar a la salud de quienes lo padecen. También devalúa el precio de los inmuebles. Esto ocurre, por ejemplo, en la zona de marcha de Teruel. "Están por debajo del valor de mercado", confirma Polo. Aunque los ayuntamientos tienden a ser "bastante estrictos" con el aislamiento acústico, hay locales que incumplen la normativa reiteradamente pese a estar expuestos a sanciones y cierres temporales.

Lo saben bien los vecinos del Casco de Zaragoza, que hace aproximadamente tres meses crearon la asociación Stop Ruido Casco Histórico Zaragoza. Su presidente, Antonio Pérez, afirma que los problemas se repiten los jueves, viernes y sábados. "La gente bebe, grita, golpea los cubos de basura, se pelea y orina en la calle y en nuestros edificios", manifiesta.

Los integrantes denuncian la degradación de sus condiciones de vida y el deterioro medioambiental que viene sufriendo la zona "desde hace décadas". Critican, asimismo, "la pasividad de las administraciones públicas ante el incumplimiento reiterado de la normativa vigente". "Muchas veces llamamos a la Policía, pero a menudo nos dicen que no tienen medios humanos para poder enviar efectivos", apunta Pérez.

Jaime (nombre ficticio) es vecino de la calle Cuatro de Agosto y miembro de la asociación. Ha instalado un sonómetro en su balcón para medir el ruido exterior tras haber solicitado "mediciones oficiales" tanto al Ayuntamiento como a la Policía. "El fin de semana del 16 de junio registró 70 decibelios a las 2.00 cuando a esas horas no tendrían que haberse superado los 55", asevera. El problema, añade, es que el Ayuntamiento –tanto este como los anteriores– "se desentiende del ruido exterior".

Las molestias hacen que los vecinos no puedan abrir las ventanas en todo el verano y tengan problemas para dormir. "Los bares están más o menos insonorizados y no crean problemas, pero el ruido exterior va en aumento. He llegado a contar más de 200 personas en la calle", expone este vecino, que pide al Consistorio "medidas" para garantizar al menos ocho horas de descanso. El colectivo dice haber trasladado tanto a partidos políticos como a Urbanismo "varias propuestas", aunque, por el momento, ninguna ha fructificado.

La situación persiste

Pese a que ayuntamientos como el de Zaragoza han incrementado las sanciones a los bares incumplidores, el problema parece lejos de resolverse. Se trata de una situación que ya en 2010 afectaba al 10,9% de los hogares. En 2012, las quejas se redujeron al 5,3% de las viviendas, pero solo un año más tarde se dispararon hasta el 17%.

El ruido, en todo caso, no es el único contratiempo al que se enfrentan los hogares aragoneses. Al menos un 6,6% de ellos, en torno a 35.300, sufren de contaminación y otros problemas ambientales, según el Instituto Nacional de Estadística. También hay un 6% que soportan delincuencia o vandalismo dentro de su bloque o en su entorno.

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