El riego por aspersión gana adeptos en el campo aragonés

A pesar de que Aragón destaca por ser la comunidad donde más se consume agua por gravedad, la modernización que está sufriendo el campo aragonés ha hecho que esta técnica se reduzca en dos puntos porcentuales en favor de la aspersión.

Explotación aragonesa dotada con riego por aspersión.
El riego por aspersión gana adeptos en el campo aragonés
R. G.

La sequía sufrida durante el pasado año y la modernización que está sufriendo el campo se han plasmado en la última Encuesta sobre el Uso del Agua en el Sector Agrario (EUASA), difundida por el INE y referente al año 2016. En Aragón, concretamente, el consumo fue ligeramente superior y la comunidad ha quedado retratada como la región donde más agua de riego por gravedad se utiliza, a pesar de la disminución que sufrió respecto al año 2015.

Concretamente, el campo aragonés consumió 2.018 hectómetros cúbicos, un 0,7% más respecto a 2015, de los que un 47% fue por gravedad (949 hectómetros) y un 44%, por aspersión (894 hectómetros). "A pesar de que tradicionalmente se cree que el riego por gravedad consume más agua, lo cierto es que en los meses de mayor gasto, julio y agosto, si esta técnica está bien implantada, no hay tanta diferencia con la de aspersión”, explica César Trillo, presidente de Regantes Alto Aragón. "Eso sí, -añade- si se compara con el principio o el final del año, ahí es cuando se encuentran datos dispares entre una y otra”.

Estas cifras, además, muestran la modernización que ha sufrido en los últimos tiempos el regadío en la Comunidad, ya que si se comparan los datos con los del año 2015, el riego por gravedad ha reducido su presencia en dos puntos porcentuales en favor de la aspersión, pues antes representaban un 49% y un 42% respectivamente. De igual modo, estos números se prevé que cambien en los próximos años, ya que la renovación del campo y la eficiencia en el consumo de agua se presentan como un tema prioritario, como demuestran las últimas subvenciones destinadas a la actualización del regadío. A pesar de este empeño, la estructura del campo aragonés, formada en muchos casos por pequeñas hectáreas, dificulta esta modernización y, por este motivo, una buena instalación es clave para conseguir una eficacia aceptable. "Lo importante es que cada técnica de riego esté bien implantada para garantizar, de esta forma, un consumo de agua eficiente”, apunta Trillo.

El tipo de cultivo, determinante

También es un obstáculo el tipo de cultivo presente en la Comunidad aragonesa, ya que la técnica por goteo, que representa el 9% del agua consumida, no es válida para muchas de las plantaciones. "A pesar de la eficiencia que presenta, en el campo aragonés es difícil implantarla por completo, ya que muchos de los cultivos no admiten el riego por goteo, lo que hace que no sea una técnica polivante y si quieres cambiar de producto tengas que volver a invertir en una infraestructura”, explica el presidente de Regantes Alto Aragón.

Asimismo, Aragón se presenta como la segunda comunidad, tras Andalucía, donde más agua para el riego se consume, un dato que debe tomarse con cautela debido a la gran superficie agraria con la que cuenta la región. Durante el pasado año, fue la responsable del 13,6% del total consumida, una décima por encima en comparación con 2015. De hecho, pasa a ocupar esta segunda posición, porque Castilla y León ha sufrido un retroceso. En Aragón, en cambio, el regadío se exhibe como una oportunidad, debido a su alta rentabilidad, dado que las aproximadamente 400.000 hectáreas de regadío de Aragón concentran el 70% de la producción agrícola.

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