Panticosa: el tren con ruedas que invita a pasear por el paraíso

Panticosa cuenta desde este verano con El Sarrio, un transporte desde el centro del pueblo al valle de la Ripera; sus impulsores han marcado además rutas de senderismo de alta montaña.

Si uno se pone en la salida de Panticosa y trata de elegir horizonte, la sucesión de maravillas para la vista resulta casi abrumadora. La sierra de Tendeñera es una de ellas, con el pico del mismo nombre (2.845 metros) como punto más alto; sus cumbres calcáreas, impresionantes cortados, cascadas y abundantes zonas de nieves eternas son un espectáculo. A este Shangri-La pirenaico, que rejuvenece el espíritu sin la contrapartida que exigía el nepalí, se puede llegar a ella por varios sitios; uno de ellos es la planicie del valle de la Ripera. Desde este verano hay una nueva forma de acercarse allá: el tren de alta montaña El Sarrio, que sale (lleva ruedas, ojo) del centro de Panticosa pueblo y llega a una explanada en la Ripera tras 40 minutos de camino.

En el paseo se atraviesan manantiales y se vislumbran cosas tan curiosas como la aguja pétrea denominada el Dedo de Yenefrito o el Dedo de Dios. Los capitanes de la nave son Gonzalo y Pablo, dos chavales del valle que se han liado la manta a la cabeza este verano para ofrecer a Panticosa este nuevo y atractivo servicio.

Panticosa: esquí, balneario y un tren trepador

Gonzalo Navarro es de Panticosa, estudió dirección y administración de empresas, y Pablo Oliván, de Tramacastilla de Tena, es gestor cultural. "El tren –puntualiza Pablo– ha abierto este verano, pero llevamos tres años puliendo la idea. Vimos en los Alpes y otros puntos de turismo de montaña que el servicio de acercamiento a la montaña tenía mucha aceptación. No buscamos ser masivos ni exclusivos, simplemente dar un servicio a cualquiera que viva aquí o esté de vacaciones y prefiera pasear por un entorno nuevo, alejado del habitual; les acercamos a una zona algo apartada del pueblo y muy bonita. Creemos que la Ripera lo tiene todo para un proyecto como el nuestro; la pista estaba hecha, y nuestra idea es no tocar el valle en absoluto; las mesas que hemos puesto son reversibles, lo mismo que los postes de madera. Hay un refugio para cualquier contingencia meteorológica".

Los dos jóvenes emprendedores tensinos no se han limitado a hacer de facilitadores vehiculares: entregan a sus pasajeros un mapa con diversas rutas que han señalizado y clasificado por colores, de acuerdo a la dificultad y duración estimada de cada paseo. "Hemos marcado seis rutas desde el punto de desembarco del tren en la Ripera: la verde es la más sencilla, y la morada la más exigente: es la del ibón de Catieras, que tiene bastante desnivel.".

El tren sale del centro de Panticosa (trendepanticosa.com): hay cuatro subidas y cuatro bajadas al día. "Nos coordinamos con cada viajero. Por ejemplo, si subes con nosotros a las 9.30 y quedamos en que bajarás a las 17.00 es que quieres hacer una buena excursión, o has planeado comer y descansar arriba; otros suben a las 12.00 y pautan su regreso a las 13.30 porque solamente quieren dar un paseo. Con los planos y las duraciones de cada excursión pueden calcular el tiempo que querrán estar en el valle. Todos los usuarios, incluso los que prefieren regresar andando, se quedan con el plan de viaje claro".

Gonzalo y Pablo habían trabajado juntos en la Asociación de Empresarios Pirineos-Alto Gállego: en esta aventura también les apoya un mecánico que se desdobla en la tarea de conductor. Empezaron el 30 de junio y tienen previsto seguir con el servicio hasta el 16 de septiembre. "Es un esfuerzo privado, pero el apoyo del ayuntamiento ha sido total, como el de las empresas del pueblo. Estamos muy agradecidos a todos, y esperamos que esto se consolide", concluye Gonzalo.

Cultura a raudales

El pueblo conserva su tradición ganadera y está volcado con el turismo: hoteles como el Arruebo, el Navarro o el Villa de Tena, restaurantes (el Mesón Sampietro o La Roca, entre otros) y otros negocios (la cafetería y pizzería Xena, la heladería Antares) cubren la acogida hostelera. Las tiendas de recuerdos y las orientadas al turismo deportivo también menudean.

Se trata de un municipio muy activo en el aspecto cultural, empezando por las actividades en torno a la biblioteca pública La Fajuela y, por supuesto, el Festival Internacional Tocando el Cielo, que cumple una doble función con el añadido de la parte lectiva a los recitales, orientados de manera preferente (que no exclusiva) a la música clásica y la danza.

LOS IMPRESCINDIBLES

El quiñón

Este término alude a la tradicion pirenaica de municipios limítrofes que, además de tratar en común el aprovechamiento de tierras, administraban justicia y cuestiones políticas. El de Panticosa (Hoz, El Pueyo y Panticosa) sigue vivo.

El Pueyo de Jaca

Este núcleo urbano del municipio, por su posición junto al Camino Real, fue desde el siglo XVII capital administrativa del valle. Son famosas las sopetas de melocotón con vino que se ofrecen en el bar Embalse.

Tesoro natural

Desde 2013, el término municipal de Panticosa está incluido en la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, declarada inicialmente por la Unesco en 1977. Es la única Reserva de la Biosfera en territorio aragonés.

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