Sebastián Celaya abandona la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón. Le sustituirá Pilar Ventura, la exconsejera que en la actualidad era secretaria general técnica del Departamento. Es un cambio no querido por el presidente Lambán que inyecta cierta incertidumbre en el Ejecutivo a menos de año de las elecciones

La sanidad es uno de los pilares de la acción de cualquier Gobierno y es una de las materias más sensibles para los ciudadanos. Por ello, la renuncia de Celaya, aunque no debe valorarse como una minicrisis de gobierno, sí que resta estabilidad al Ejecutivo en un momento poco propicio para sus intereses por la proximidad de la cita con las urnas. De hecho, Javier Lambán, que ya había evitado en varias ocasiones esta dimisión, estaba empeñado en acabar la legislatura con los nueve consejeros que nombró hace tres años.

La salida de Celaya es una decisión personal, motivada por el ‘desgaste’ de un consejero que siempre se ha resentido por no poder recortar más las listas de espera o acometer un mayor número de infraestructuras. No obstante, la renuncia también pone sobre la mesa sus diferencias con el consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, y sus discrepancias en la gestión diaria con Pilar Ventura, su sucesora en el cargo después de tres años como secretaria general técnica del Departamento. El relevo no provocará ningún cambio sustancial en la Consejería pues solo quedan unos meses de legislatura, los presupuestos están aprobados y Ventura está al día de todo. No obstante, es algo que Lambán ha querido evitar y finalmente le ha obligado a improvisar. Precisamente lo que no quería hacer cuando ya ha iniciado la carrera preelectoral.