Estercuel: la redención que emana de una entrega sin cuartel

La orden mercedaria, dedicada a redimir cautivos, tiene en el monasterio de Nuestra Señora del Olivar una sede que es imán turístico para Estercuel, localidad de pasado minero que busca su norte.

El Padre Juan, mercenadrio del Monasterio de El olivar, posa en su interior
El Padre Juan, mercedario del Monasterio de El olivar, posa en su interior
Laura Uranga

El padre Juan tiene la mirada curiosa, una notable vitalidad y, cuando se sabe de su larga trayectoria como religioso de la orden mercedaria, un obvio secreto de la eterna juventud. Nacido en Estercuel, reside y labora en el monasterio de Nuestra Señora del Olivar. "Se cuenta –afirma con orgullo– que Tirso de Molina escribió aquí dos de sus obras, ‘Los amantes de Teruel’ y ‘La Dama del Olivar’". Tirso de Molina era mercedario, y también uno de los grandes dramaturgos españoles de todos los tiempos. El entorno le ayudó a inspirarse para dos de las sesenta obras suyas que hay llegado a nuestros días, aunque en sus tiempos se le tenía por aún más prolífico. El padre Juan también ha reunido en carne propia suficiente documentación para, si se terciase, escribir varios volúmenes. "En agosto cumplo 42 años de sacerdote, más otros 12 de estudios. La mitad de mi vida tras los últimos votos transcurrió en América Latina, concretamente en Guatemala y Panamá. Luego me tocó volver a casa; mi madre también estuvo ayudando en este monasterio muchos años. Nos dedicamos a la redención de los cautivos".

Desde el punto de vista estético, Juan habla maravillas del monasterio. "Atendiendo a criterios arquitectónicos, es una joya. Se empezó a construir en el siglo XVI y se concluyó en el XVII: lo mandó a hacer desde Roma nuestro superior, el padre Juan Cebrián, que se educó aquí; la comunidad estaba asentada en la zona desde 1249. Él fue obispo de Albarracín y Teruel, arzobispo de Zaragoza, virrey de Aragón y consejero real. Tenía un cariño inmenso a este lugar. La orden lo perdió en la desamortización de Mendizábal, y el edificio sufrió grandes destrozos en la guerra civil; quemaron muchas cosas y mataron a dos frailes en un paraje cercano".

"El monasterio es monumento de interés general desde 1982. El claustro –continúa Juan– es único: tiene dos naves, divididas por columnata. Cuando yo estaba en el noviciado había salitre en las paredes, pero hubo una persona que lo solucionó: el arquitecto que restauró el edificio gratuitamente, Fernando Murría, de Alcañiz. Hizo unas bovedillas en todo el claustro que mitigan la humedad. la iglesia es mudéjar y estamos muy orgullosos del armario–relicario, que no fue afectado por la guerra civil".

El monasterio atesora una importante colección de pintura contemporánea gracias a la abundante aportación de dos pintores de raíz turolense, padre e hija: Alejandro Cañada y Nati Cañada. También hay un conjunto de siete pinturas del catalán Juan José Abella, fechadas en 1992. Volviendo al armario-relicario, del siglo XVII, está empotrado en el muro, que recorre toda su altura hasta el arranque de la cubierta de la sacristía.

Juan echa vista a la historia remota y recuerda el segundo viaje de Colón a América, en el que fueron tres misioneros: uno de ellos era mercedario de Estercuel. "De aquí han salido también 19 mártires; entre ellos está el padre Manuel Sancho Aguilar, un genio postulado para entrar en las reales academias de literatura y música. Estos muros atesoran mucha historia, pero también hay que darle relevancia a la devoción que se le tiene aquí a la Virgen del Olivar. Es una de las más antiguas de España, data de los visigodos; la imagen hallada milagrosamente por el pastor Pedro Nogués data de entonces. Era un pastor que trabajaba para don Gil de Atrosillo, señor del castillo de Estercuel". El monasterio tiene hospedería y organizará campamentos este verano. También se organizan cursos de ‘mindfulness’ y yoga, además de reuniones gremiales y cofrades.

Las minas que fueron

Estercuel es terreno minado, pero no hay peligro de explosión. Fue uno de los principales enclaves de extracción carbonera en la zona hasta hace apenas unos años. El espectacular hoyo del Corte Gargallo Oeste, a las afueras del pueblo, es la muestra de los trabajos de recuperación del terreno que emprendió Endesa en la zona. Tras el cierre de esa mina en 2012, se invirtieron cuatro años en el reacondicionamiento del lugar. En la zona había un proyecto de campo de tiro, que por el momento no ha cristalizado. El director de Generación de Endesa, Manuel Morán, recordaba hace un año que Endesa llegó a emplear directamente a 1.891 personas en 1978 dentro de la cuenca minera andorrana, con el pico de producción en 1984 cuando se extrajeron 1,85 millones de toneladas de carbón.

Los proyectos para el futuro inmediato siguen surgiendo. Se buscaba el acondicionamiento del camino de Las Pedrizas, que daba acceso a una antigua explotación minera de Endesa. Por otro lado, la mayoría de la población sigue dependiendo de la minería a cielo abierto, tanto de carbón como de arcillas, razón por la cual no se ha desarrollado mucho la actividad industrial en otros segmentos. La ganadería y la agricultura tienen actualmente una incidencia mínima en el día a día de Estercuel.

La Encamisada: cosa de magia

Esta fiesta de Estercuel goza de renombre en todo Aragón. Se celebra en forma de cabalgata con el respaldo del Ayuntamiento, el Mayordomo de las Fiestas y diversas personalidades vestidas de gala; las capas y los pañuelos de cabeza son la seña de identidad. La marcha está encabezada por dos personales, el Rey y el Conde, que llevan unas coronas adornadas de cintas y flores, amén de un hacha de fuego en la mano derecha. El fuego se apodera de las calles. La tradición tiene su origen en una promesa: si la peste no entraba en Estercuel, los jóvenes celebrarían La Encamisada (bailar y pasar las hogueras con la camisa mojada) para mostrar su agradecimiento con esta prueba de valor. No hubo peste y la costumbre se ha mantenido hasta nuestros días.

LOS IMPRESCINDIBLES

El Museo

El Museo del Fuego y la Fiesta se sitúa en las antiguas cuevas del castillo de Estercuel, y además de reflexionar sobre el fuego como elemento mágico y funcional glosa la celebración de la Encamisada cada tercer fin de semana de enero.

El Barrancondo

Zona de pino carrasco y resinero, posee un sotobosque de encinas y enebros con abundancia de romero y plantas aromáticas (tomillo, espliego) además de cortados que dan refugio a las aves carroñeras y las rapaces rupícolas.

De acampada

En los últimos meses, Estercuel ha buscado financiación en las ayudas del Plan Miner para desarrollar el proyecto de creación de un campin municipal con capacidad de hasta 300 personas, que se desarrollaría en varias fases.

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