El Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza ha acogido este lunes el último acto oficial en sus 77 años de historia antes de dar paso al nuevo y reclamado edificio que está previsto se pueda estrenar dentro de tres años. El actual decano, Eliseo Serrano, y seis exdecanos que le han precedido en este cargo han querido despedirse de las instalaciones con un nostálgico y reivindicativo adiós en el que también han brindado y mostrado sus mejores deseos para el moderno inmueble, dotado con los últimos avances en materia energética, que les acogerá en 2021 tras una inversión de más de 23 millones de euros.

En este homenaje han desgranado recuerdos y anécdotas de sus vivencias en los despachos, aulas y pasillos siete de los decanos que ha tenido esta facultad: Guillermo Fatás, Esteban Sarasa, Luisa María Frutos, José María Cuadrat, Miguel Ángel Ruiz y Severino Escolano. Una nómina en la que faltaba el fallecido Guillermo Redondo, al que todos ellos han mencionado en más de una ocasión. En pleno traslado y reubicación de servicios y personal, está previsto que las obras comiencen tras el verano, hacia finales de septiembre, el Aula Magna estaba despojada de sus cuadros habituales y del busto de Carlos V, patrimonio que se ha guardado a buen recaudo.

“Brindamos por el futuro de esa nueva facultad que debe ser tan prometedor como el de las Humanidades”. Es el mensaje que ha lanzado en su intervención Serrano, quien ha querido recordar que los trabajos que empezarán en septiembre son fruto de una reivindicación que “he llegado a buen puerto” porque ha sido “continuada y de todo el mundo”. Asimismo ha querido destacar la “determinación política” que ha hecho realidad este largo sueño de toda la comunidad educativa.

La tristeza por abandonar un espacio con el que se sienten identificados y la alegría por las mejoras que supondrán las nuevas instalaciones han marcado las palabras de los exdecanos. Fatás ha destacado, entre otros aspectos, el mural cerámico de los años setenta del artista Ángel Grávalos que alberga en su entrada la actual facultad y que, ha asegurado, define “el espíritu” de esta lugar. La obra se mantendrá en el nuevo edificio recuperando las partes que se han ido deteriorando a lo largo del tiempo. Por su parte, Sarasa ha relatado anécdotas de su paso por el decanato, como ese acto de un grupo anarquista para el que dejó la sala de juntas y que siguió entre el público cuando comprobó que los organizadores habían descolgado la fotografía del Rey que presidía la sala.

Algunos de los sinsabores y retrasos que ha sufrido este proyecto los ha relatado Frutos, quien ha hecho hincapié en cómo la “batalla urgente” por la puesta en marcha de la hoy biblioteca María Moliner supuso una demora más.

“La nueva facultad quizá no será todo nuestra, porque los espacios acaban siendo parte de nosotros mismos y nos hemos identificado con ellos. Hemos dejado aquí lo mejor de nosotros y nos hemos volcado profesional, personal y humanamente”, ha subrayado Cuadrat. Mientras, Ruiz Carrier ha invitado a todos a “reconquistar” las dependencias que se van a construir y Escolar a convertirlas, como las actuales, en su “verdadera casa”.