Roda de Isábena presenta su candidatura a figurar en la lista de los pueblos más bellos de España

La excatedral de San Vicente fue declarada Monumento Nacional en 1924.

La catedral de la localidad
Roda de Isábena presenta su candidatura a figurar en la lista de los pueblos más bellos de España
A.G.

El ayuntamiento del municipio de Isábena está ultimando un amplio dossier para lanzar la candidatura de Roda de Isábena como una de las localidades merecedoras de figurar en la exclusiva lista de los pueblos más bellos de España. El consistorio trabaja también en la que búsqueda de apoyos en los más diversos ámbitos para presentar un proyecto sólido que avale esta demanda.

Razones no le faltan a la que fuera la sede obispal del histórico condado de Ribagorza para formar parte de este selecto club, empezando por su monumental ex catedral de San Vicente que domina desde lo alto del pueblo un cuidado conjunto urbano de impronta medieval en el que parece haberse detenido el tiempo.

Declarada Monumento Nacional en 1924, la seo rotense fue consagrada el 1 de diciembre del año 956 y, tras ser arrasada en el año 1006 por las huestes de Abd-Al-Malik, reconstruida en estilo románico lombardo en unas obras que se prolongaron hasta bien entrado el siglo XIII.

La catedral sufrió posteriores reformas que, no obstante, alteraron escasamente su estructura arquitectónica que está conformada por la iglesia y sus tres criptas, una torre y un claustro trapezoidal, al que se añadieron posteriormente la hospedería y un pórtico. El templo es de planta basilical de tres naves, más estrechas y bajas las laterales, con cabecera formada por tres ábsides semicirculares precedidos de amplios presbiterios. Adosados al muro septentrional se encuentran el claustro y sus dependencias anejas, así como la pequeña capilla de San Agustín, también con ábside semicircular.

La portada principal se encuentra en el muro sur tras el pórtico del XVIII al que da acceso una escalinata. Es obra de principios del XIII de notables proporciones y consta de una arcada de medio punto dovelada y sobre jambas dentro de una sucesión abocinada de archivoltas de boceles y escocias enmarcadas por una moldura de puntas de diamante.

En el interior, las naves se encuentran divididas en tres tramos mediante pilastras cruciformes que soportan las bóvedas de arista de las colaterales y de cañón apuntado de la central. Debajo de las cabeceras hay tres criptas situadas a niveles diferentes. La más amplia es la central, construida en 1125 por san Ramón, a la que se accede por una triple arquería de medio punto. Tiene planta rectangular de tres naves de tres tramos cada una, terminada en un ábside semicircular peraltado. Las bóvedas, todas de arista, así como la capilla mayor, descansan sobre ocho columnas exentas y doce adosadas a los muros. En el centro del ábside se encuentra el sarcófago de san Ramón, una de las escasas piezas de escultura funeraria románica que ha llegado hasta nuestros días en Aragón.

La cripta septentrional, conocida como Archivo y Sala del Tesoro presenta una decoración en sus muros ejecutadas al temple fechadas hacia 1200. Bajo el Pantocrator y los símbolos del Tetramorfos, doce figuras de campesinos simbolizan los meses del año y algunos signos del Zodiaco. Algo anteriores -datadas entre finales del siglo XI y principios del XII- son las pinturas existentes en la capilla de san Agustín.

A los pies de la nave central se abrió en las primeras décadas del siglo XVIII el actual coro catedralicio. Su sillería, de estilo plateresco, presenta una doble presidencia: la silla principal es la del obispo y a su derecha se encuentra la silla del prior. A uno y otro lado de la presidencia se cuentan once sillas, de tal forma que, en ausencia del obispo, el prior se encontraba en el centro desde su silla. Pieza fundamental de este coro es su órgano, una pieza del año 1653 que se conserva tal y como fue construido originalmente. La verja que cierra el conjunto es un añadido de finales del siglo XVIII.

La catedral merece una mirada detenida, tranquila y reposada. Hay mucho que ver y mucho que disfrutar en este templo que además, y pese al expolio sufrido en 1979, guarda una interesante colección pictórica, escultórica y de artes aplicadas.

Por su importancia monumental y volumétrica, la seo domina el caserío rotense pero no anula la belleza y singularidad de un conjunto urbano de reducidas dimensiones pero lleno de rincones evocadores. La localidad se fundó como fortaleza defensiva romana en lo alto de un cerro que domina el curso medio del río Isábena y conserva esa impronta. En el 907 se destruyó el primitivo castillo para luego ir construyendo torres defensivas y una muralla perimetral de la que se han preservado varios lienzos bajo los que discurre un evocador camino de ronda. Junto a ellas, y a la vera de la catedral, está el palacio del prior, mandado construir en 1525 por Pedro Agustín sobre el espacio que ocupaba la antigua abadía, que es uno de los edificios singulares de una estructura urbana en la que las grandes casonas, testigos de una fascinante historia, sus calles empinadas y angostas, su arquitectura de carácter medieval o los pasadizos y los rincones ocultos de su peculiar estructura urbana enamoran a primera vista al visitante y avalan sin desdoro la candidatura rotense a figurar en la lista de los pueblos más bellos de España.

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