"Me daba vergüenza ir pero lo hice; me formé y recuperé la autoestima"

Cristina Ciobanu, vecina de Monzón, es una de las beneficiarias de los programas de inserción de Cáritas Aragón

Cristina Ciobanu, a la izquierda, junto a Begoña Mur.
Cristina Ciobanu, a la izquierda, junto a Begoña Mur.
José Miguel Marco

"Me emociono porque me ayudaron cuando más lo necesitaba". Lo dice Cristina Ciobanu, rumana asentada en Monzón desde hace 12 años, cuando revive el momento en el que optó por acudir a Cáritas para pedir ayuda, pese a sus reticencias iniciales porque "se pasa vergüenza". Fue cuando tanto ella como su marido llevaban ocho meses en el paro y habían agotado prácticamente sus recursos, pero dice que, sobre todo, se decidió a dar el paso por su hija, que hoy tiene 9 años.

"Fuimos a buscar ayuda alimentaria y también para encontrar un trabajo, que era lo más importante", relata. Estuvo contratada un año en 2016 en el centro de inserción laboral El Telar. Allí pudo formarse, aprender "un montón de cosas" y, además, recuperar la autoestima. "Te vienes abajo cuando llevas mucho tiempo parada, y esto fue un empujón que me ayudó mucho", asegura.

Ahora su marido tiene trabajo y ella está en un taller de inserción. En todo este camino le acompaña Begoña Mur, técnica de empleo en Cáritas Barbastro-Monzón, que explica que en la zona que cubren predominan las mujeres que se especializan en ayuda a domicilio o para trabajar en residencias, y "muchas lo están haciendo". La formación se adapta al mercado laboral, y por eso también promueven ciclos relacionados con la ganadería. Asimismo, comenta con orgullo que algunos jóvenes han decidido volver a estudiar tras pasar por la escuela-taller.

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