El resurgir del fútbol chapas en Aragón

Este fin de semana se desarrolla la tercera edición del Torneo Nacional de Fútbol Chapas en el Centro Cívico Delicias.

Dos jugadores, en pleno partido de fútbol chapas
Dos jugadores, en pleno partido de fútbol chapas
C. I.

Muchos aragoneses recordarán buena parte de su infancia durante los 70 y 80 dedicando horas y horas a un entretenido juego de mesa que emula al fútbol pero cuyos jugadores son chapas de refresco. Hoy, este juego se ha modernizado y no solo ha cambiado su escenario por un campo reglamentario sobre una mesa, sino que cuenta con su propio reglamento e, incluso, con su propia Liga de Fútbol Chapas a nivel nacional.

Se trata de una versión actualizada que nace en España hace 12 años. En Zaragoza existe un club oficial desde el año 2013, capitaneado por Sergio Planté. Precisamente, este fin de semana el club zaragozano organiza la tercera edición del Open nacional de Futbol Chapas que tendrá lugar los días 26 y 27 en el Centro Cívico Delicias. Una cita en la que esperan la llegada de participantes de toda España.

“En la actualidad la mayor cantidad de jugadores se concentra en Madrid y el sur de España, donde hay más tradición de practicar este juego”, explica Planté, presidente del club zaragozano y secretario de la Junta Directiva de la Federación Española. De los 20 clubes adheridos a la Federación en la actualidad, 6 se encuentran en Madrid, 5 en Andalucía, 2 en Extremadura, Castilla la Mancha y Comunidad Valenciana y 1 en Tenerife, Castilla y León y Zaragoza. “En total contamos con más de 400 jugadores federados a nivel nacional, la mayoría hombres aunque también hay un buen número de mujeres”, añade el zaragozano.

El club zaragozano nace de la mano de un pequeño grupo de aficionados que querían dar a conocer y, sobre todo, expandir, este juego. “Hoy somos 12 jugadores de 12 a 50 años, este juego no entiende de edades”, asegura.

En la actualidad, se sede se encuentra en el mismo C.C. Delicias, donde cada domingo organizan actividades y partidos abiertos a la ciudadanía: “Cualquier interesado en aprender y practicar este juego. Estamos todos los domingos de 10.00 a 14.00 y contamos con varias mesas y equipaciones”.

Y es que, en el mundo del Fútbol Chapas también existen las equipaciones personalizadas, sin duda otro de los grandes cambios con respecto al juego de hace 40 años. Suecia, Italia, Bélgica, España, o el Real Madrid, el Barça F.C. o el Real Zaragoza. Precisamente Planté está considerado como uno de los mejores diseñadores de chapas a nivel nacional, premiado en numerosas ocasiones.

Cada jugador lleva 10 chapas que pueden ser de cualquier refresco o cerveza. "Es importante que no estén dobladas o deformadas y que los dientes estén lo mejor cerrados posible. Dentro se coloca 1 cartón de hasta 1 mm de grosor, sobre el cual va la equipación, que se puede imprimir en papel convencional o fotográfico para darle más duración. El portero es un tapón de botella de refresco grande, relleno de plastilina y sobre ella se pega la camiseta del jugador”, explica Planté.

“Éste Open es un torneo puntuable para el LFC Tour, una liga de torneos que se desarrolla durante todo el año por toda España y tras la cual, los mejores clasificados del ranquin obtienen el acceso a participar en el Campeonato de España, que se disputa a final de año”, añade.

La organización asegura que esperan la llegada de jugadores procedentes de distintos puntos del país, algunos de ellos con un gran palmarés como el alcalaíno David Ruiz o el mostoleño Isma Pardo. Este sábado, a partir de las 16.00, se realiza la fase de grupos, y los mejores clasificados disputarán las rondas eliminatorias hasta la final durante la mañana del domingo.

“No es un juego de niños”

Este juego recupera la esencia de aquel fútbol chapas de hace varias décadas, aunque las condiciones no tienen nada que ver, así lo explica Carlos Moya, quien a sus 48 años ha vivido ambas épocas y hoy ha logrado inculcar la pasión por este juego a su hijo de 12 años, Diego. “Cuando éramos críos jugábamos tirados en el suelo con un garbanzo como balón y una portaría hecha con pinzas con una caja de puros”, recuerda Moya.

“Veo a todos los chicos de la edad de mi hijo enganchados a las videoconsolas y yo no quería eso para él, por lo que hace tres años comencé a traerle a jugar y ahora es una actividad que hacemos juntos”, añade. Hoy, este juego se disputa sobre un tablero con moqueta que emula el césped del estadio, con unas chapas y un balón reglamentarios y con una serie de equipaciones. “Cuando empezamos, le tuve que construir una mesa a medida a mi hijo porque no llegaba bien a la reglamentaría”, recuerda.

Un juego que, en su opinión, requiere de habilidad, táctica, técnica y, sobre todo, de mucha estrategia. “Para mí es como el billar o el ajedrez, lo que ocurre que hay mucha gente que sigue considerándolo un juego de niños y que no prueba por vergüenza. Este juego puede tomarse muy en serio y nos permite jugar con gente muy diferente. En el tablero todos somos iguales”, asegura Moya.

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