Retornar talento

Oficina de empleo.
Personas en búsqueda de una oferta de trabajo en una oficina del Inaem en Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Con una frivolidad impropia, la ministra de Empleo Fátima Báñez dijo aquello de que la migración forzosa de miles de jóvenes españoles en busca de trabajo era un simple fenómeno de "movilidad exterior". Quiso desdramatizar la crisis y el paro y enfatizar las bondades del intercambio de ideas, lenguas y culturas, que siempre será un valor vital. Obvió que es también un movimiento desesperado en busca del futuro que su país niega a esas generaciones. Frente a la insensatez de la política popular –otra página en las meteduras del parlamentarismo– reconforta oír al rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, que hay que poner fin a la exportación de talento. El talento en el que tanto hemos invertido en educación y formación y que hemos regalado irresponsablemente a terceros. Si acaso, Magnífico, permítame sugerir de paso un verdadero plan de retorno del talento para ponerlo a rentar donde debe. Un empeño que debería comprometer, sí, a universidades, a empresas, a emprendedores… Y a gobiernos y partidos que machacan con programas que incumplen y nadie lee porque casi nunca hablan de lo que de verdad importa.