Cómo escolarizar a tu hijo sin morir en el intento

La búsqueda de colegio es para muchos padres un auténtico quebradero de cabeza, un foco de nervios y tensiones que altera la vida familiar durante semanas.

María Pilar Araguás, en Jaca, con la peña Oroel al fondo.
María Pilar Araguás, en Jaca, con la peña Oroel al fondo.
Laura Zamborain.

En todo proceso de escolarización hay padres con suerte, que consiguen que su hijo obtenga plaza a la primera en el colegio deseado, y los que deben pasar días de nervios y preocupaciones hasta saber dónde va a tener hueco su retoño.

El de este año no ha sido especialmente tenso. Nada que ver con algunas de las pasadas campañas en las que había padres que contrataban a detectives privados porque sospechaban que otros padres hacían trampa y empadronaban a los niños en casas de familiares para obtener más puntos en las baremaciones y poder entrar así en el colegio elegido.

Sin embargo, lo que no ha cambiado y sigue estando a la orden del día es la inquietud, angustia en algunos casos, con que viven las familias el proceso, sobre todo aquellas que no han tenido plaza en el centro pedido en primera opción y deben esperar al sorteo que se hará la semana próxima en los servicios provinciales de Educación. Nuevamente en manos de la suerte y el azar.

Tampoco han desaparecido las reclamaciones y las quejas. Son inseparables del proceso. Cada familia es un mundo y tiene sus razones para seleccionar un colegio en vez de otro y pelean por la plaza deseada hasta el final.

Los padres que aparecen en este reportaje tienen hijos que no han sido admitidos en los centros que ellos designaron como preferentes. En dos de los casos –Valdespartera III y Santo Domingo de Silos– cuestionan los sorteos realizados en los colegios para dirimir los empates en los casos de niños igualados en puntos en sus baremaciones.

En el primero, los padres afectados han impugnado el tercer sorteo por entender que no se respetaron las 24 horas marcadas por Educación para invalidar la segunda selección. Lapso temporal al que se agarran algunos padres del Santo Domingo de Silos para reclamar que en su centro también se repita el proceso y no se dé por válido el segundo sorteo.

Está visto que los colegios no solo deberían tener ruedas para poder trasladarlos allí donde son necesarios, como sueñan todos los responsables políticos que deben lidiar con la cartera de Educación. Sino que tendrían que ser de chicle, elásticos, para extenderlos hasta el infinito y poder acoger a todos los niños que demandan una plaza en ellos.

"Esto es como una montaña rusa"

Manuel Sicilia y Jonathan Padilla confiesan que llevan días "en una montaña rusa". A los nervios y la inquietud habituales con que viven los padres la escolarización de su primer hijo, ellos añaden el desgaste "físico y mental· de un proceso que en Valdespatera III se ha complicado con tres sorteos. Padilla incluso reconoce que en esta semana de idas y venidas, de reclamaciones y preocupación ha perdido peso.

Ambos aseguran que lo están pasando muy mal y califican de "despropósito" lo que ha ocurrido en el colegio. "Quizá no se entienda por qué insistimos tanto en que nos den una solución –argumenta Manuel–, pero es que te juegas mucho. Si tu hijo acaba en un colegio que no te viene bien luego son muchos años los que tienes que aguantar porque tampoco es fácil cambiarlos cuando ya han empezado en un centro".

Recuerdan que ambos viven a pocos metros del Valdespartera III y que si ahora les adjudican un centro alejado, que exija coger transporte, el trastorno será enorme, sobre todo teniendo en cuenta que ambos tienen otro pequeño al que deberán escolarizar en unos años junto a su hermano.

"Sentimos que es una injusticia que no admitan en el colegio a los cuatro niños que han quedado fuera tras el tercer sorteo, ampliando ratios –explica Jonathan–. Ya sabemos que un sorteo es azar y si el primero se hubiera hecho bien y te quedas fuera lo aceptas. Pero que se repita tres veces... No ha sido culpa de los padres y nos tienen que compensar".

"Estoy muy preocupada, angustiada y enfadada"

María Pilar Araguás no puede evitar llorar al hablar de la situación por la que está pasando en el proceso de escolarización de su hija de 3 años. En un principio estaba tranquila."Nos dijeron que en Escolapios no habría problema de plazas", explica, pero tras el sorteo y una semana de incertidumbre, se ha encontrado con que su hija ha quedado fuera.

Desde entonces está preocupada, angustiada y también enfadada, ya que las situaciones que se le plantean no le gustan. Pero no lo está pasando mal solo ella. "También mi marido, los abuelos de la niña, y toda la familia", asegura. "Todo esto nos está afectando mucho", añade. Están barajando varias posibilidades: no escolarizarla este año o llevarla a otro colegio, pero fuera de Jaca. "Porque desde donde vivimos hasta el colegio de Jaca donde sobran plazas nos cuesta llegar casi lo mismo que ir a Santa Cilia", explica.

La vivienda familiar de Pilar se encuentra en el Llano de la Victoria, en la salida de Jaca hacia Pamplona, y el centro con vacantes está situado justo en el otro extremo de la ciudad. "El elegido en primera opción, Escuelas Pías, nos queda a 10 minutos andando, al igual que San Juan de la Peña, pero ir al Monte Oroel nos obligaría a coger siempre el coche", dice. "Además, habíamos elegido un centro bilingüe en inglés, y de hecho, ya hemos empezado a llevar a la niña a clases, y ahora nos imponen como solución un centro bilingüe en francés". "¿Dónde está nuestro derecho y libertad para poder elegir la educación de nuestros hijos?", pregunta.

"Llevamos semanas pendiente del colegio"

El estado de ánimo de Beatriz Remiro, madre de una niña que no ha podido entrar en el colegio Santo Domingo de Silos de Zaragoza, es similar al del resto de los padres entrevistados: nervios, angustia y preocupación.

Beatriz explica que la familia lleva semanas pendiente del colegio. "Primero con los plazos para elegir centro, luego con la publicación de las listas de admitidos y ahora que ha quedado excluida, junto con otros 14 niños, más incertidumbre porque no sabemos dónde nos adjudicarán plaza. Creo que hay bastante desinformación. Para los padres primerizos todo esto es muy complicado", se queja.

En el caso de Beatriz se añade además un desgaste adicional, ya que ella y otras familias han presentado una reclamación al entender que el segundo sorteo hecho en el colegio no era válido. "Tenemos intención de seguir peleando porque nuestro caso es similar al de Valdespartera III", explica.

Pero entretanto deshojan la margarita. "Sabemos que en el segundo centro que hemos pedido tampoco hay espacio ya, han ido a sorteo y han quedado niños sin entrar. Y en el tercero no hemos ido aún a mirar", dice.

Beatriz apunta que ellos han tenido en cuenta a la hora de barajar posibles centros educativos para su hija no solo la cercanía al domicilio familiar sino también los tiempos escolares del colegio. "Nosotros preferimos la jornada partida porque trabajamos los dos y nos complicaría mucho que la niña tuviera jornada continuada", argumenta.

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