M.ª Victoria Pinilla: "Tengo mucha fe y sabía que se iba a repetir el juicio"

El Supremo ha dado a la exalcaldesa de La Muela  otra oportunidad para intentar evitar la condena de 17 años que le impuso la Audiencia por 14 delitos fiscales y de corrupción.

Pinilla, este viernes, en el despacho del abogado Santiago Palazón.
Pinilla, este viernes, en el despacho del abogado Santiago Palazón.
J. M. Marco

¿Quién le dijo que el Supremo mandaba repetir su juicio?

Mi teléfono empezó a arder con whatsapps y mensajes, pero la noticia me la dio mi abogado, Santiago Palazón? Ya lo sabía, le dije.

¿Si? ¿Por qué?

Tengo mucha fe. Me crié en una familia creyente y me eduqué en colegio de monjas. Soy de las que piensa que nada es por casualidad.

¿Se refugia en esa fe?

En la operación Molinos somos 40. Yo decidí dejar de contar cuántos de ellos han muerto o han enfermado, entre los que me incluyo. Cuando te ocurren estas cosas te vuelves alcohólica, te cuelgas o tu cuerpo se para, como le pasó a Rita Barberá. Miras el sumario y dices, ¿pero qué tienen contra mí? Te dices, calma y piensas, yo no me quiero ver así.

Pero las acusaciones son graves. En el juicio la condenaron a 17 años por 14 delitos de corrupción.

Aquí hay tela de trabajo y, como no me pueden demostrar ni con fotos ni grabaciones todo esto, me tengo que defender. No me acusan de matar ni de meter la mano en la caja, pero como el titular es ‘corrupción’, el ignorante no ve más allá. A partir de ahí, serenidad. No tengo que bajar la cabeza ni esconderme de nada.

¿Le han insultado por la calle?

A mi nadie me ha escupido ni insultado. Al revés, me he cruzado con personas que no me conocen y me han dado un abrazo.

Y ahora, un nuevo juicio.

Llevamos ya diez años. La gente se está preguntando por qué esto dura tanto. ¿Es por dos peones de ajedrez que son Marisol Aured y Fernando Embarba (cuyas denuncias originaron la Operación Molinos)? Ellos son dos fichas, pero detrás hay una maraña, un tablero de ajedrez, como en otras comunidades. Como el mío hay más casos: unos se mueren, otros enferman, otros no lo pueden resistir... Todos esos casos los maneja el diablo, que es ese tablero de ajedrez.

Ha dicho que a su despacho iban diputados a decirle a quien tenía que dar obras y usted les echó. ¿Nunca denunció ¿Por qué?

Porque sería una guerra. Estamos aquí hoy y queda un juicio por delante.

Pero ahora no pasa por buen momento. ¿Por qué calla?

Más que pasar estamos luchando día a día, viendo cómo comemos. ¿Qué hago? ¿Le declaro la guerra a ese diputado? ¿Y por qué no al que no me deja comer? ¿Porque es un juez de 28 años que me ha negado la comida y un abogado? Ves gente que sale con 50.000 euros de fianza y cosas demostradas. Y a mí 800.000 y estoy arruinando a la gente que me los prestó.

¿Se ha sentido siempre acompañada por su familia?

¡Más que acompañada! Me dan de comer, me echan gasoil en el coche. En estos diez años no he hecho poco: sobrevivir, mantener a la familia unida y querida.

Declaró que había rechazado el "pacto del miedo", el que iba a exonerar a sus hijos, dijo que aceptarlo la obligaba a mentir y arrastrar con falsedades a otros acusados. ¿Piensa lo mismo?

Claro, es un hecho, a mí me querían hacer pactar mintiendo.

En derecho, un pacto significa reconocer el delito. Sus hijos, exmarido, hermana y exconcejales lo hicieron. Sus confesiones llevaban implícitas acusaciones contra usted ¿Cómo lo encajó?

Respetando. Aquí cada uno, por más que sean mis hijos, mi secretario o mi vecino, es un mundo. No nos parecemos en nada. Cada cual tiene sus abogados y estrategias. Desgraciadamente, a este país que adoro lo mata el sistema. El tablero de ajedrez. Si a la fiscal el papel le aguanta todo, hay gente que se muere de miedo y dice: ¿dónde hay que firmar?

Pero pactaron y reconocieron.

Mi hijo mayor no quería y su abogada me llamó para que lo convenciera. Eran los tiempos en que estaba con Visús (el abogado que renunció a su defensa por no aceptar el acuerdo) y le había dicho que no. Me dijeron: tu hijo va a la cárcel. Y le pedían tres años. Yo fui una de las que le dijo: Jorge, tienes una empresa, eres el único que nos queda para poder comer. Piénsatelo. Pactó, pero desde entonces mi hijo, que me adora, me lo ha reprochado muchas veces.

Todos, especialmente su ex, admitieron haber pagado en negro.

De mi exmarido, ni una palabra.

Numerosos acusados reconocieron delitos fiscales.

Lo vi desde el primer día. Al leer el sumario me dije, aquí, de haber algo son solo temas fiscales y muchos se pueden luchar.

Uno de sus concejales confesó que exigía facturas con importes superiores a los trabajos ejecutados. ¿Estaba al tanto?

De un equipo de mucha gente alguien puede hacer algo mal.

¿Actuaban a sus espaldas?

Nadie ha tenido la caridad de sacar a la luz una conversación que hay en el sumario en la que dos personas hablan y una le dice a la otra: “De esto a la jefa ni mu, que nos cuelga”. Esto no lo ha publicado nadie. Yo no me puedo enterar de qué hacen los 200 trabajadores del Ayuntamiento.

Usted pasó de tener una granja de conejos a administrar un patrimonio de millones de euros con bienes en el extranjero. No tiene fábrica, no ha heredado una fortuna... ¿Cómo se hace?

¿Dónde están esos millones? Tengo un adosado como muchísima gente en las playas y tengo mi casa. Cuando nos quitamos la granja en 2000 teníamos beneficios de 32 millones de pesetas. Era rica.

¿No se ha beneficiado de recalificaciones urbanísticas?

Lo digo alto y claro. Yo no he robado. Solo me aproveché de la expresión ‘soy la alcaldesa’ una vez en Madrid para intentar saltarme la fila de un museo y me dijeron que no. Antes de ser alcaldesa pedí créditos y me exigían avales. Pero cuando te conviertes en alcalde o diputado ya no.

Pero sí que tenía poder.

Estamos siempre con la alcaldesa, pero un ayuntamiento se compone de muchísima gente, ya no solo de los del pleno, sino de secretario, interventor, arquitecto… Yo no sé de leyes de hacienda locales y, si no, que se presenten los que se las saben. Se las tienen que saber los técnicos y sus equipos.

¿Si no hay nada, qué pasó?

La Operación Molinos empieza con una orden y Marisol Aured y Fernando Embarba, insisto, no son más que peones. La orden es eliminar a la alcaldesa de La Muela.

¿Por qué?

En Aragón se están cargando los pueblos. Aquí solo puede crecer Zaragoza. Ni siquiera Huesca ni Teruel.

¿A qué se dedica ahora?

A lo de siempre, a servir a los demás pero sin 2.000 euros de sueldo.

¿Ha dicho que vive de sus hijos?

La Audiencia me da 300 euros al mes de mi cuenta, no del Inaem.

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