Miles de personas exigen inversión y medidas contra la despoblación para salvar Teruel

"Teruel resiste e insiste, y seguirá reclamando sus derechos". Y así se pudo comprobar este domingo en las calles de Zaragoza, donde miles de personas exigieron más inversiones e infraestructuras y medidas contra la despoblación para salvar una provincia que no está dispuesta a que la dejen morir. Uno a uno quedaron representados los 232 municipios del sur de Aragón tras una pancarta que portaban varios niños porque ellos, al fin y al cabo, son el futuro por el que luchan todos los turolenses y todos los que se solidarizaron con ellos. Los organizadores de la protesta se mostraron "orgullosos" del éxito de la manifestación que, según sus cálculos, secundaron 40.000 personas (14.000, según la Delegación del Gobierno). Lo que dejaron claro en Zaragoza es que Teruel existe y que van a seguir luchando por los múltiples compromisos que condicionan su futuro y que aún siguen pendientes.

Los turolenses dicen que les "han robado las oportunidades" sin dejarles siquiera defenderlas, según el manifiesto que leyeron Juana de Grandes, viuda de José Antonio Labordeta, y el profesor y escritor Luis Alegre al final de la manifestación. Y sobre todo no logran entender que, a pesar de su petición "agónica de auxilio" para escapar del abandono institucional, "camino de la despoblación y la desaparición total", la respuesta real sea la "indiferencia y la inacción", que serían fáciles de solventar si hubiera voluntad política.

Por eso los manifestantes dirigieron sus consignas a todas las administraciones: la autonómica, la nacional y la europea, de las que dependen las infraestructuras y ayudas que siguen pendientes. En carreteras, exigen las autovías A-68(Zaragoza-Alcañiz-Mediterráneo) y A-40 (Madrid-Cuenca-Teruel-Alcañiz) y el desdoblamiento de la N-211 entre Alcolea y Monreal del Campo hasta Alcañiz.

Un capítulo aparte merece el ferrocarril, símbolo de todo lo demás: "Vía única, sin electrificar y a la velocidad más baja de España". Y había dos claras pruebas de ello. La primera, las casi tres horas de viaje, de las 6.25 a las 9.00 que soportaron los turolenses que ayer viajaron a Zaragoza en tren. "Y eso que es el rápido", explicaba Manuel Gimeno, portavoz de Teruel Existe. La segunda, la maqueta del ‘tamagochi’ que arrastraban con una soga varios manifestantes, un convoy lento, obsoleto (algunos datan de 1983), que nada tiene que ver con los AVE que circulan por las provincias que rodean Teruel.

El acceso a la banda ancha en toda la provincia, el Plan Específico de Teruel, una Política Agraria Común más justa, y dos hospitales (el de la capital y el de Alcañiz), aún sin iniciar las obras, completaron sus principales reivindicaciones.

Los retos de la protesta

Pepe Polo, presidente de la Federación de Vecinos de Teruel y CAVAAragón, Manuel Gimeno, portavoz de Teruel Existe, y Ricardo Plumed, secretario de Agrigate, resumieron al inicio de la manifestación los motivos que les llevaron a recorrer las calles de Zaragoza, en una protesta en la que los protagonistas fueron los ciudadanos de a pie.

Polo recordó que Teruel se desangra con mil habitantes menos cada año. Por eso consideró que había llegado el momento de dar "un puñetazo en la mesa" para recordar que su provincia "también cuenta". Solicitó a la DGA que descentralice las oposiciones y que habilite tratamientos de radioterapia en Teruel para acabar con el "tour de tres o cuatro horas que tienen que soportar los enfermos oncológicos en penosas condiciones". Fue claro al reclamar que si, como pide el Gobierno de Aragón, llegan fondos por la despoblación, el dinero se destine a las zonas de Teruel, Huesca y Zaragoza que sufren este problema.

Manuel Gimeno reconoció que algún avance se ha dado en la provincia desde que surgió Teruel Existe, e hizo alusión al impuso de la A-23, a alguna titulación universitaria, al transporte sanitario y al aumento de "autoestima de la gente, que ahora se siente orgullosa de ser Teruel". Apesar de estos tímidos avances, es necesario volver a manifestarse "porque Aragón arrastra desde hace muchos años un problema importante que es la despoblación, por un aislamiento" que achacó a una serie de infraestructuras que deberían haberse desarrollado pero aún siguen pendientes.

También el sector primario, vital para fijar población, alzó la voz para que se escucharan sus reivindicaciones. La principal, como expresó Ricardo Plumed, secretario de Agrigate, es que la nueva Política Agraria Común sitúe a Teruel en el mismo escenario que a Huesca y Zaragoza. "Pedimos que nos completen nuestros derechos y que salga adelante con la nueva reforma", resaltó.

Una manifestación ciudadana

Los organizadores concibieron la protesta para que los ciudadanos fueran los protagonistas, y así fue del inicio al final.

La marcha, con varios niños llevando la pancarta con el lema ‘Salvemos Teruel’, partió a las 11.15 de la calle de Ramón Pignatelli al grito de "Teruel Existe". De fondo se escuchaba el redoble de los tambores del Bajo Aragón. Había algún político, pero su papel este domingo era secundario. "Es bueno que vengan, que se mezclen con la gente y que escuchen las reivindicaciones, porque ahora viene nuestro trabajo y el suyo", reconocía Pepe Polo.

Bajo un sol de justicia, fueron coreando sus consignas: "Esos hospitales, ¿dónde están?"; "Teruel, unido, jamás será vencido"; "Si vas a Teruel no vayas en tren, viajar en tractor es mucho mejor". La protesta discurrió por Conde de Aranda, el Coso y la calle de Alfonso I, para llegar a la plaza del Pilar, donde fueron recibidos por aplausos de zaragozanos y turolenses afincados en la capital que les esperaban para brindarles su apoyo.

Desde el escenario se leyó el nombre de las entidades, casi un centenar, que mostraron su adhesión a la protesta. Uno de los momentos más emotivos se vivió al recordar al ganadero José Luis Iranzo, asesinado el pasado mes de diciembre por Igor el Ruso, y a los dos guardias civiles que también murieron. "Hemos llorado la inseguridad en el mundo rural, a merced de lo salteadores como hace siglos", se decía en el manifiesto.

El cantautor turolense Joaquín Carbonell puso el broche final a una protesta que acabó en un ambiente festivo. Una manifestación que la organización confía en que se convierta en un nuevo punto de inflexión. "Apartir de este día se hablará de un antes y un después. Si somos capaces de seguir presionando, la sociedad turolense se movilizará y estará atenta, y eso hará que los partidos tengan que dar respuesta a esas necesidades", concluyó Pepe Polo.