"Ofrecer alojamiento garantiza la mano de obra necesaria"

Carlos Llambrich, empresario de Mequinenza, quiere invertir en construir viviendas para los temporeros.

Carlos Llambrich, en la nave que la firma ha construido en el polígono Riols de Mequinenza
Carlos Llambrich, en la nave que la firma ha construido en el polígono Riols de Mequinenza
Patricia Puértolas.

A lo largo de los últimos años, cada vez son más las empresas dedicadas al sector de la fruta que ofrecen alojamiento a los temporeros que se desplazan hasta la comarca del Bajo Cinca. Las razones son obvias. La disponibilidad de un lugar de residencia incrementa el atractivo de su oferta laboral y por lo tanto, "garantiza la mano de obra necesaria".

Así lo explica uno de los responsables de la empresa Llamfruit, Carlos Llambrich, que esta campaña empleará a un total de 170 trabajadores. La firma está creciendo y dentro de sus inversiones más inmediatas, está la creación de viviendas para alojar a sus propios temporeros, un proyecto que esperan culminar antes del inicio de la próxima campaña, según explica el joven empresario. Aunque costosa, la actuación resulta imprescindible, ya que "el pasado año tuvimos algunas dificultades para encontrar trabajadores que tuvieran opciones de residir en la zona, lo que supone un problema, ya que interfiere en el ritmo de trabajo, dejando fruta en el árbol y demanda sin cubrir", señala Llambrich. Para evitarlo, "invertiremos en la creación de viviendas, lo que facilitará las contrataciones y garantizará la mano de obra necesaria", añade.

Además, de cumplirse sus previsiones, el próximo año necesitarán todavía un mayor número de temporeros, ya que esperan pasar de una producción de 700.000 a 1,2 millones de kilos de cereza. En su mayoría, el producto irá destinado al mercado europeo, fundamentalmente a Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Italia y Suiza. Desde hace cinco años, la empresa también distribuye a países más lejanos como Hong Kong, Malasia, Singapur y Dubái, a los que envían un 10% de su producción.

La campaña de fruta ha comenzado este año con algo de retraso, especialmente debido a las abundantes precipitaciones caídas durante la floración, según explica Llambrich, lo que, al mismo tiempo, ha demorado las contrataciones. De hecho, la mayoría de los 170 temporeros que tienen previsto emplear llegará a mediados de este mes de mayo. Del conjunto, 140 desarrollarán labores de campo y el resto, 30, dedicarán su jornada al envasado del producto en la nueva nave que la empresa acaba de construir en el polígono Riols de Mequinenza. La inversión realizada ha sido de 1,3 millones de euros. En este espacio, entre otros, ya trabaja Zuezda Asenova, de Bulgaria, que, junto a su familia, está asentada en la ciudad de Fraga. En su caso, llegó hace 14 años a España y de ellos, lleva más de la mitad en la empresa Llamfruit, donde, según explica, ha encontrado un empleo "estable y satisfactorio".

Por ahora, el precio de la cereza, que es el producto más temprano del Bajo Cinca, es el adecuado, gracias al mayor retraso en la recogida que acumulan otras zonas como el Valle del Jerte (Cáceres). "De momento, hay poco producto, lo que favorece la demanda y por supuesto, el precio. La calidad está siendo muy buena", señala el empresario. La campaña de la cereza llegará hasta finales de junio. Después, aunque sin producto propio, la empresa seguirá trabajando otras variedades como la nectarina o el melocotón.

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