Manuel Giménez Larraz: "ETA se disuelve por la constatación de su fracaso"

El hijo del presidente del PP Aragón al que ETA asesinó hace 17 años cree que la banda terrorista se disuelve porque ha constatado su fracaso y por el éxito del Estado.

Manuel Giménez Larraz, ante un retrato de su padre, asesinado por ETA en Zaragoza el 6 de mayo de 2001.
Manuel Giménez Larraz, ante un retrato de su padre, asesinado por ETA en Zaragoza el 6 de mayo de 2001.
Guillermo Mestre

¿Este era el final de ETA que esperaba o cree que es falso?

No esperaba ningún final. Cuando matan a tu padre lo que quieres es que acabe el terrorismo, pero no te planteas qué final es mejor. La noticia de estos días no es tan trascendente como cuando ETA dejó de matar (20-10-2011). Y no lo hizo porque espontáneamente se convirtiera a los medios democráticos, sino porque les obligó a ello el trabajo encomiable de las Fuerzas de Seguridad, la aplicación de las herramientas del Estado de derecho y la unidad contra el terrorismo de los partidos, que estuvieron a la altura de las circunstancias. No estaba en juego el poder, sino el pilar que justifica el sistema, los derechos y las libertades de los ciudadanos. Y no lo olvidaron.

¿A qué obedece el paso de ETA?

ETA se disuelve por la constatación de su fracaso y por el éxito del Estado democrático.

¿Cree que el Estado debe contar las negociaciones que ha mantenido con ETA, tanto los gobiernos del PSOE como el PP?

Cuanta más transparencia tenga la Administración pública con los ciudadanos a los que representa,  mucho mejor. La información que haya sobre todo esto es sustancial. Pero con independencia de lo que se negociara en las reuniones, España ha seguido un camino bien decidido, amparado en las fuerzas políticas y en el Estado de derecho, que se basaba derrotar a ETA sin traicionar los principios democráticos. En eso tenemos que sentirnos relativamente orgullosos en España, ahora que nos cuesta tanto. Porque democracias tan consolidadas como Francia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Israel no supieron mantener la misma firmeza ante el terrorismo que nosotros. Tenemos que fortalecer esa identidad cívica por encima de las sensibilidades.

Las víctimas de terrorismo se sienten eludidas en este proceso, y más las relacionadas con los 358 asesinatos sin resolver. ¿Cómo lo vive su familia?

No me he sentido eludido nunca. La respuesta política en el combate contra el terrorismo es una decisión que concierne exclusivamente a los partidos y a la soberanía de este país. Es muy importante la sensibilidad con las víctimas porque han sido afectadas directamente y creo que se nos ha tenido muy en cuenta en las decisiones adoptadas. Desde mediados de los 90 se nos visibilizó más y hemos condicionado la política, pero lo ocurrido no nos faculta para decidir el camino a recorrer.

¿Hay fecha para la declaración del etarra Mikel Sarobe en Francia sobre el asesinato de su padre, del que se cumplen 17 años el próximo domingo?

No hay fecha todavía y sigue el lento discurrir por la Audiencia Nacional, más lento de lo que nos gustaría.

Es uno de los pocos casos que está vivo en la investigación...

Lo cual es una buena noticia, pero llevamos 17 años esperando la Justicia y no se ha concretado en ninguna actuación relevante. Eso no quiere decir que el trabajo de las Fuerzas de Seguridad, la Fiscalía y los jueces no sea impecable, que lo está siendo. Pero pasan los años y uno siempre tiene el miedo de que el interés que había antes, cuando el terrorismo estaba en primera línea, se vaya diluyendo poco a poco. Como cualquier otra víctima, queremos que haya Justicia.

¿Hay pruebas suficientes para que el caso siga hacia adelante?

Creo que sí, se basa en la investigación de la Guardia Civil.

Josu Ternera, que ha leído el comunicado de ETA, ordenó el atentado de la casa cuartel. ¿Se cree el perdón que pidió la banda?

Esperar sensibilidad de alguien que mataba niños colocando bombas o a tiros no tiene mucho sentido. No espero nada de ETA, sino del Estado, que ha hecho su papel, y estoy contento porque lo han logrado los distintos partidos desde el inicio de la democracia. Lo agradezco. El perdón es muy personal, se basa en las características de cada uno y de a quién has perdido. No me siento con fuerza de perdonar en nombre de mi padre. A mi familia le complicaron la vida hace 17 años, pero a quien arrebataron la vida fue a él, que ya no pudo subir a la montaña, ir a la playa o conocer a sus nietas.

¿Acudiría a un encuentro con el terrorista que lo mató?

Es muy difícil, como el perdón, porque primero tienen que pedírtelo. Pero no que lo haga una banda terrorista en abstracto para unas víctimas y no para otras. Sospecho que considerarían a mi padre como parte del problema. Yo, desde luego, no me sentiría reconfortado con quien mató a mi padre ni tendría la capacidad de perdonar en su nombre.

¿Dónde estaba cuando mataron a su padre?

Estaba en Pau y me lo dijo una prima allí. Era un día soleado, estaba con unos amigos en el bulevar de los Pirineos viendo el Midi d’Ossau. La vida cambió y maduré a toda velocidad. En mi cabeza estaban mi hermano, porque iba con mi padre, y mi madre a la que condenaron a vivir sola. No lograron inocularme ese odio.

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