Un tercio de los municipios de Teruel tienen menos de dos habitantes por km2

La cifra ha pasado de tres a 76 pueblos en el último medio siglo, según un estudio realizado por Teruel Existe para alertar del grave problema de despoblación

Juan José Ramo, alcalde de Rubielos de la Cérida, con su esposa y una de sus hijas, en una calle del pueblo
Juan José Ramo, alcalde de Rubielos de la Cérida, con su esposa y una de sus hijas, en una calle del pueblo
Javier Escriche

Un tercio de los municipios de la provincia de Teruel tienen menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado, lo que supone menos de un cuarto de la densidad media provincial, de nueve y ya de por sí muy baja –se considera zona desértica la que tiene menos de 10 residentes por kilómetro cuadrado–. Según un estudio realizado por la plataforma Teruel Existe, el número de pueblos en estado agónico por la despoblación se ha disparado desde 1970, cuando solo había tres con menos de dos vecinos por kilómetro cuadrado: Salcedillo, Abejuela y Allueva. En 1980, la cifra pasó a 30, diez veces más, y en 2017 llegó a 76, el 32% del total.

La evolución descendente de la población se ha mantenido prácticamente ininterrumpida desde 1910, con la única salvedad de la primera década del siglo XXI –de 2002 a 2009–. El estallido de la crisis abortó la remontada. La caída demográfica se ha reanudado imparable desde 2010 hasta el presente, con un ritmo anual de retroceso que ha oscilado entre el 0,46% y el 1,4%, en 2011 y 2016, respectivamente, hasta quedarse con los 134.490 habitantes del padrón al 1 de enero de 2018.

La tendencia negativa ha comportado que mientras que en 1910 solo había un municipio (Albarracín) con menos de cuatro habitantes por kilómetro cuadrado –no había ninguno con menos de dos–. Actualmente, la cifra se dispara hasta 145, el 61% del total, casi dos tercios.

El autor del informe, Miguel Ángel Fortea, considera que el 56% de la superficie de la provincia –la que suman los pueblos con menos de cuatro habitantes por kilómetro cuadrado–, es una zona "desértica o semidesértica" de dudosa viabilidad. Fortea señala que la conclusión que se desprende de la evolución demográfica del último siglo es que la provincia "está muy mal". Aunque reconoce que en zonas de Zaragoza y Huesca hay también un grave problema de despoblación, el territorio turolense presenta como elemento "diferenciador" una evolución global negativa y continuada.

Fortea señala que el futuro de los municipios con unas pocas decenas de residentes –36 no llegan a 50 vecinos– "es muy difícil", aunque no cree que haya que tirar la toalla. Señala que con sus propios recursos, tanto humanos como materiales, no pueden remontar el vuelo, pero indica que un modelo de desarrollo descentralizado podría revitalizarlos si entraran en la zona de influencia de un núcleo cercano más dinámico que empezara a crecer. Aunque admite que la solución es complicada, se resiste a desahuciar.

Como era previsible, los municipios con densidades superiores a 50 habitantes por kilómetro cuadrado han caído en el último siglo, pasando de siete en 1910 a los tres actuales: Teruel, Andorra y Utrillas. Pero el principal desplome se registra en el escalón de poblaciones de entre 12,5 y 50 vecinos por kilómetro cuadrado, que eran 151 en 1910, cerca de la mitad del total, y ahora solo 24, el 10%.

Por comarcas, los peores registros se dan en la Sierra de Albarracín, Maestrazgo y Gúdar-Javalambre, las tres por debajo de cuatro habitantes por kilómetro cuadrado. La palma de la despoblación se la lleva el Maestrazgo, con 2,6. En cuanto a municipios, los peor colocados son Rubielos de la Cérida y Bádenas, los dos con 0,57 habitantes por kilómetro cuadrado y ambos en la comarca del Jiloca.

El alcalde de Rubielos de la Cérida, Juan José Ramo, recuerda que el desplome poblacional llegó entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta del siglo XX, cuando los residentes se marcharon a Zaragoza, principalmente. "El pueblo no tiene regadío y el secano es pobre para vivir de la tierra. No había medios de ganarse el jornal y por eso se fueron", recuerda Ramo. Pero el pueblo ha recibido la puntilla en pleno siglo XXI, al pasar de 62 habitantes en 2000 a los actuales 38, con una caída del 61% en menos de dos décadas. Hace un siglo, en 1910 tenía 442 vecinos, diez veces más que ahora.

Juan José Ramo explica que de los 38 censados solo 12 viven permanentemente en el pueblo. "En verano vive más gente, pero solo durante unos días", aclara. En Rubielos no hay ningún nacimiento desde hace décadas y los empadronados más jóvenes son sus dos hijas, de 26 y 23 años.

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