La inversión en el tren de Teruel compensa el recorte de Fomento en Aragón

Reduce un 7,7% las partidas para la Comunidad, que se limitan a 171 millones, y demora los plazos para las autovías.

Un tren regional de viajeros, estacionado en la estación de Teruel.
Un tren regional de viajeros, estacionado en la estación de Teruel.
Antonio García

La expansión de las inversiones del Estado para 2018 no llegará a las infraestructuras de comunicación pendientes en Aragón. El Ministerio de Fomento prevé un recorte del 7,7% de las partidas destinadas a la Comunidad, que pasarán de 185 a 171 millones de euros, y que se traducirá en la demora de los plazos ya previstos para las autovías en ejecución o proyectadas. Este varapalo se compensará con el impulso a las obras de la línea ferroviaria de Teruel, para las que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) ha previsto algo más de 42 millones.

Los números son contundentes y dejan en evidencia que el ritmo inversor de Fomento está muy lejos de responder a las demandas de Aragón, hasta el punto de retroceder a los niveles de 2016. El varapalo aún es mayor si se tienen en cuenta previsiones del año pasado del ministro, Íñigo de la Serna, para las partidas plurianuales para 2018: si entonces preveía una inyección de 281,1 millones a lo largo de este año para impulsar las autovías y conexiones ferroviarias pendientes, la realidad es que se les da un tijeretazo de 110 millones, hasta dejar los 171 millones reflejados en el proyecto de ley.

No obstante, para ser justos también se deben computar las cifras de los entes públicos dependientes de Fomento, con los que se salva el recorte ministerial. Las inversiones previstas por el ADIF, Renfe y la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (Seittsa) ascienden en Aragón a 124,8 millones para 2018 frente a los 76,9 de la prevista en 2017. De este modo, el saldo global es positivo, concretamente en 33,5 millones respecto a los presupuestos del año pasado.

El problema es que si se desciende al detalle, tampoco salen bien paradas las infraestructuras que tanto demanda Aragón, desde los desdoblamientos de las nacionales a los pasos ferroviarios transfronterizos. De hecho, de los 171 millones previstos por el Ministerio se destinan casi 108 a cubrir los gastos de conservación de la red de carreteras estatales. Es decir, solo el 38,8% del presupuesto se destinará a las obras en marcha o a acometer nuevas (64,5 millones). A este importe se debe añadir los 48 millones de Seittsa para pagar el tramo de la A-23 que sufrió hace dos semanas un deslizamiento de ladera (Caldearenas-Lanave).

El ferrocarril no recibe precisamente buen trato en las cuentas ministeriales, dado que solo se reservan 600.000 euros, el 0,3% del total. De este dinero, 500.000 irán a la comprometida reapertura del túnel de Canfranc y 100.000 a la alta velocidad Zaragoza-Teruel. Esto supone un evidente incumplimiento de los compromisos del PP, ya que la partida es insignificante e imposibilita cualquier atisbo de licitar el proyecto del túnel. Y lo peor es que carece de una programación plurianual para ejecutar las obras necesarias.

Varapalo al Canfranc

Sí constan 859.000 euros en el ADIF para la redacción de los proyectos para la mejora y adaptación al tráfico internacional de la línea Huesca-Canfranc, pero los casi 74 millones de inversión se demorarán hasta 2021, un año más tarde de lo anunciado. Y se esfuman los 20 millones que en 2017 se anunciaron para este año en la programación plurianual.

El eje carretero entre Huesca, Jaca y Canfranc (A-23 y A-21) se lleva la mayor parte de la inversión de carreteras, 19,3 millones del Ministerio y otros 48,1 a través de Seittsa. No obstante, cuatro tramos se demorarán otro año más, alargando su conclusión hasta 2022.

También se prolonga otro año la conclusión de la autovía de Logroño, igualmente hasta 2022, afectada por la paralización de las obras como consecuencia de las deficiencias del proyecto. Y la Dirección General de Carreteras aún tiene que tramitar el correspondiente modificado tras haber perdido más de 20 meses con las máquinas paradas.

Lo que apenas avanza es el mismo desdoblamiento de la N-232 en dirección a Castellón. Solo constan 1,5 millones para licitar el tramo El Burgo de Ebro-Fuentes de Ebro (3,5 menos de los anunciados) y otros 1,7 para desatascar los trámites para el resto de la A-68 hasta Valdealgorfa, como promete Madrid desde hace más de cinco años.

La que sigue olvidada es la duplicación de la N-II entre Bujaraloz y Pina de Ebro, con otros 845.460 euros testimoniales. Y todo indica que seguirá la misma suerte de todos los años y la partida no se gastará. Otras corren aún peor suerte, como la autovía Daroca-Calatayud, que desaparece de las cuentas estatales.

La única actuación que sale bien parada es la línea ferroviaria entre Zaragoza, Teruel y Sagunto, que contará con 42 millones para corregir su lamentable estado de conservación y, sobre todo, para construir los apartaderos que permitirá a los trenes de mercancías cruzarse con los de viajeros.

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