Heraldo del Campo

Uvas (y vino) para resistir los cambios del clima

El proyecto Valovitis, liderado por el Laboratorio del Aroma y Enología de la Universidad de Zaragoza, recupera viñas en extinción de Aragón y del sur de Francia.

Muestra de algunos de los vinos elaborados con las variedades recuperadas.
Muestra de algunos de los vinos elaborados con las variedades recuperadas.
Universidad de Zaragoza

Si hay un sector vulnerable ante los efectos del cambio climático ese es el vitivinícola. Las elevadas temperaturas que en los últimos años han tenido que soportar estos cultivos que maduran en verano provocan una mayor acidez y un incremento del grado alcohólico. Un problema al que se podría hacer frente con variedades capaces soportar estos nuevos caprichos del clima. Es lo que ha conseguido Valovitis, un proyecto transfronterizo con el que desde hace dos años se recuperan viñas en extinción procedentes de Aragón y del sur de Francia, no solo para atesorar patrimonio, sino también, y sobre todo, para obtener vinos más exclusivos y competitivos.

Es en el marco de este proyecto donde el Laboratorio del Aroma y Enología de la Universidad de Zaragoza, perteneciente al Instituto Universitario Mixto Agroalimentario de Aragón (IA2) ha descubierto variedades que podrían plantar cara al cambio climático. «Lo que hacen estas uvas es madurar más tarde. En lugar de hacerlo en septiembre, lo hacen hacia el mes de octubre, por lo que no tienen que soportar tanto calor», explica Ricardo López, investigador de dicho laboratorio. Las hay también que tienen mayor grado de acidez, «lo que permitiría compensar el grado alcohólico asociado al aumento de las temperaturas», detalla.

Estas variedades todavía no tienen nombre oficial. Algunas cuentan con la denominación de la zona en la que se cultivaban, y proceden, explica el experto, de distintas comarcas aragonesas, especialmente del Matarraña, pero también del sur francés, todas ellas en peligro de extinción y que han sido recuperadas gracias a la colaboración ciudadana.

El proyecto, en el que participan también el Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y el Instituto Francés de la Viña y el Vino (IFV), ha presentado ante el sector sus conclusiones, después de analizar química y sensorialmente los más de 200 vinos elaborados con las variedades recuperadas a los largo de los dos últimos años. Y han encontrado más sorpresas. «En algunas variedades blancas se han hallado notas de fruta tropical y se han detectado otro tipo de uvas que producen un vino con un intenso olor a pera y anís» señala López, que añade que también se han encontrado variedades tintas en las que existen moléculas que producen olores a pimienta negra, caramelo o clavo. El investigador reconoce que algunos de estos aromas no son extraños, «pero lo interesante es que son las propias variedades por sí mismas y por sus componentes las que los generan y no por las levaduras».

Valor añadido

De las variedades halladas se realizarán clones para su posterior reproducción, porque los responsables del proyecto están convencidos de que estas variedades tienen características que las hacen muy interesantes desde el punto de vista comercial, tanto porque permiten elaborar vinos de más alta calidad y mayor valor añadido como porque son productos muy apreciados por el consumidor.

Por eso Valovitis no tiene la mirada puesta únicamente en la recuperación de viejos viñedos, sino en la posibilidad de transferir a las bodegas de las regiones pirenaicas los conocimiento obtenidos con esta investigación «para mejorar así su competitividad en los mercados vitícolas». Eso sí, advierte el experto, este será un proceso lento.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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