Zapatos de lujo con sello aragonés

‘Aldanondoyfdez’ fusiona las dos profesiones de sus fundadores, arquitectura y zapatería artesana.

Zapato con suela de hormigón
Zapato con suela de hormigón
Aldanondoyfdez

La arquitectura está muy presente en muchas firmas de moda, sin embargo, pocas veces lo ejecuta un verdadero arquitecto. La firma Aldanondoyfdez iniciaría su andadura hace un par de años dispuesta a romper moldes, ya que nacería de la curiosa unión de dos arquitectos que descubrieron su pasión por la zapatería casi por casualidad. Desde entonces, construcción y confección se han vuelto una en el taller de Ignacio Aldanondo, natural de Fuentes de Ebro, (Zaragoza) y Catuxa Fernández, de Lugo.

Desde su atelier, ubicado en la Ciudad Condal, confeccionan, montan y 'construyen' a mano cada uno de los pares de zapatos que salen de su taller. “Durante años combinamos el ejercicio de la arquitectura con el aprendizaje de la zapatería artesana de manos de los maestros Carlos Piñol y Pitu Cunillera. Somos arquitectos de formación y zapateros por vocación”, afirma Fernández.

Algo que empezó como un hobby, acabó por convertirse en su verdadera vocación. “El mundo del calzado nos permitía desarrollar una serie de inquietudes en cuanto a diseño que no alcanzábamos con la arquitectura. Comparte códigos y herramientas, pero nos aporta algo más”, afirma la artesana, que asegura que fue el hecho de participar activamente en el proceso de producción lo que les acabó convenciendo definitivamente de que era lo que querían hacer el resto de sus vidas. “Cerramos el despacho de arquitectura tras 12 años de ejercicio y comenzamos con este proyecto”, añade.

El objetivo principal de sus modelos es rehuir de los conceptos de temporalidad y género. “Queremos alejarnos del ‘fast fashion’ para ofrecer un producto de la máxima calidad y de concepción lenta, ya que realizamos cada zapato uno a uno y personalmente desde nuestro taller”, añade Aldanondo.

En sus propias palabras, sus diseños (actualmente su colección está formada por 22 modelos) devienen de su mentalidad arquitectónica. “No responden a las modas o tendencias e intentan ser coherentes con su propio método de construcción y con una idea generadora de proyecto”, asevera el zaragozano.

Prueba de ello son, por ejemplo, el proyecto ‘Down to earth’, protagonizado por un zapato sobre una suela de hormigón que presentaron al premio Loewe de artesanía; o el modelo realizado a raíz de los propios retales resultantes de otras de sus obras de zapatería artesana, realizado en colaboración con el diseñador Jorge Penadés. “Estamos trabajando en modelos con nuevos materiales como cerámica o cañizos, algo que me ha influenciado mucho han sido los paisajes aragoneses”, afirma.

En la actualidad, Estados Unidos es el país desde el que reciben un mayor número de pedidos, lo que les convenció a la hora de decantarse por el modelo de shop on line. “También encajamos bien con el gusto y la valoración de la artesanía por parte de los japoneses. Nuestro mayor pedido hasta la fecha -de 10 pares- viajará hasta el país nipón el mes que viene”, añade Fernández.

A pesar de que la aceptación del mercado ha sido muy paulatina, ya que, como explican, la decisión ha sido algo temeraria, en la actualidad están recibiendo en torno a 10 y 12 pedidos al mes. “Todos nuestros zapatos están completamente hechos a mano, e invertimos entre 26 y 100 horas en cada par dependiendo del modelo”, destaca el artesano zaragozano.

Precisamente éste es uno de los factores que determina el precio de cada par de zapatos, que ronda los 400 o 500 euros. “Nuestra gran lucha es explicar que el precio depende del tiempo de fabricación, y que las horas invertidas repercuten en la calidad del producto final”, resume. Y es que, como explica el vecino de Fuentes de Ebro, cada par de zapatos es completamente único y personalizado.

Zapatos a cuatro manos

Los inicios del taller se basaban en proyectos totalmente personalizados, como ocurría con arquitectura: “Comenzábamos hablando con el cliente sobre la idea, trabajando los bocetos hasta llegar a un zapato que convenciera a ambas partes. Esto dificultaba mucho el trabajo”. Finalmente, y tras varias pruebas, decidieron crear una serie de modelos estándar que comercializan única y exclusivamente bajo demanda a través de su página web. “Por supuesto nos siguen llegando pedidos personalizados”, indica Fernández.

“Realizamos todos y cada uno de los modelos personalmente y con nuestras cuatro manos. No externalizamos ninguna parte del proceso y seguimos un proceso 100% artesanal, y eso es muy importante en un mercado donde el término ‘handmade’ se utiliza de manera sistemática, a veces nos cuesta transmitir lo que significa realmente hacer un par de zapatos a mano”, concluye el artesano,.

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