El Gobierno de Aragón acaba de asegurar los vuelos internacionales de Ryanair por un periodo de tres años y un coste de 3,6 millones de euros. Si hasta ahora los contratos eran por un ejercicio, la Consejería de Vertebración del Territorio ha optado por ampliarlo, lo que asegurará que Zaragoza tengan conexiones regulares con Londres, Bruselas y Milán hasta 2020, además de los vuelos estivales a París. Mientras, avanza en sus contactos con aerolíneas nacionales e internacionales para recuperar hasta siete conexiones nacionales e internacionales y estrenar otra con Marruecos a partir del próximo año.

El contrato establece un desembolso anual de 1,3 millones para el sostenimiento de las rutas con las capitales europeas, que sumaron el año pasado 231.084 viajeros, casi la mitad del tráfico comercial de Zaragoza. El importe es el mismo al del año pasado actualizado con el IPC, que se recortó en algo más de 700.000 euros tras la decisión unilateral adoptada por Ryanair en 2016 de convertir el vuelo de París en estacional.

Al mismo tiempo, la DGA ha cerrado el acuerdo con la aerolínea húngara de bajo coste Wizz Air para mantener las otras dos conexiones internacionales, las de Bucarest y Cluj Napoca, que desde su estreno en 2010 reciben una exigua ayuda económica. En su caso, se pagan cinco euros por cada viajero que transporten a Zaragoza si logra una ocupación mínima del 75%. En los últimos cuatro años se le han abonado entre 176.465 y 210.480 euros.

La oferta regular del aeropuerto se completa con las islas de Palma de Mallorca y Tenerife, que ofertan Air Europa y Vueling sin contraprestación económica gracias al potencial turístico de ambos destinos.

En verano se suman los enlaces de París, Ibiza, Menorca y, desde la próxima temporada, los de Venecia y Múnich. Para lograr ambas rutas internacionales sí se ha tenido que firmar otro contrato con un coste global de 1,2 millones para las arcas autonómicas, pero en este caso mediante una convocatoria pública a la que solo acudió Volotea y que se prolongará también tres ejercicios.

Cuando la expansión de las rutas llegó a su máximo, a principios de la década, la sociedad pública constituida por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza garantizaban a la aerolínea irlandesa el cobro de 3,6 millones de euros. El compromiso por parte de la compañía era mantener un mínimo de ocho líneas.

El crecimiento del tráfico comercial tocó techo poco después y tanto las cifras de viajeros como la oferta de conexiones del aeropuerto empezaron a caer nada más tomarse la decisión de recortar las subvenciones. Primero fue Air Nostrum, compañía que dio la espantada a principios de 2011, lo que conllevó la pérdida de las cuatro rutas que mantenía: La Coruña, Madrid, París y Fráncfort. El impacto fue menor, puesto que todos se cubrían con aviones de pequeño tamaño, de 50 plazas, y sus elevados precios hacían que tuvieran una menor ocupación.

Recortes desde 2011

El verdadero impacto se vivió cuando el equipo municipal PSOE-CHA dejó de aportar su parte a la promotora del aeropuerto y la DGA solo pudo subvencionar a partir de 2012 las rutas más estratégicas: las cuatro internacionales que se mantenían con Londres, Milán, Bruselas y París. La compañía mantuvo durante un tiempo las de Sevilla y Lanzarote sin aportación pública, pero dejó de volar de golpe a Roma, Bolonia, Tenerife y Las Palmas, a las que se sumaron después las restantes que operaban con destinos españoles. Y también dejó de volar en verano a la isla de Lanzarote.

De forma unilateral y tras firmar las subvenciones para 2016, Ryanair decidió suspender el enlace regular de París a partir del otoño-invierno de 2016. No obstante, lo convirtió en un vuelo estacional para la campaña de primavera-verano, como así se mantendrá hasta marzo de 2021.