Hermana Sylvie: "Nos alegra la vuelta de las obras y todo lo que sea para el bien de Sijena"

Las religiosas de la orden de Belén y su priora hablan de la vuelta de los bienes retenidos en Cataluña y comparten su visión sobre la gestión futura del monasterio.

La priora Sylvie frente a la virgen del Coro.
La priora Sylvie frente a la virgen del Coro.
Patricia Puértolas

Sylvie (no usan su apellido) es el nombre de la priora de las hermanas de Belén asentadas en el monasterio de Sijena. La orden asegura compartir la alegría del regreso de las 95 obras de arte recuperadas y además, consciente del creciente interés por el monumento, se muestra dispuesta a ampliar los días de visita.

¿Cuándo llegaron al monasterio de Sijena? ¿Qué motivó su elección?

La orden llega en el año 1985. El objetivo era devolver la vida al monasterio, al que le faltaba lo esencial, su alma. Además, coincidieron búsqueda y necesidad, es decir, nosotras teníamos el deseo de establecernos en España y, al mismo tiempo, las monjas sanjuanistas precisaban encontrar una orden que pudiera sustituirlas.

¿Qué tipo de acuerdo firmaron con las propietarias, la orden de San Juan de Jerusalén?

Tenemos un contrato de alquiler, que fue renovado en el año 2000. La orden sanjuanista es la propietaria y nosotras, las inquilinas. Dentro del convenio, que tiene una vigencia de 90 años, una de las condiciones más importantes es conservar la finalidad original del monasterio: el uso religioso. No es el único acuerdo alcanzado. También está vigente el firmado con el Gobierno de Aragón, en el que figuran las obligaciones derivadas de la catalogación del monasterio como Bien de Interés Cultural.

Dentro de ellas, figura el deber de abrirlo al público cuatro días al mes. Ahora mismo, cumplen con ese mínimo, ¿están dispuestas a ampliar los días de visita, especialmente ante el creciente interés que suscita el monasterio?

Hemos observado una mayor demanda y estamos buscando la forma de ampliar los días de visita. Ahora mismo, se abre cada sábado de 10.30 a 17.00, a lo que ya hemos añadido un programa de visitas bajo reserva previa. Tiene lugar entre semana y está dirigido a grupos como asociaciones, escolares o personas mayores. Además, estamos sopesando abrir un día más, los viernes, aunque todavía estamos buscando la fórmula más adecuada.

¿Cuál es la dificultad?

Los guías son voluntarios, todos tienen obligaciones y por lo tanto, habría que aumentar el número de personas dispuestas a colaborar. Hay que compaginar el creciente interés de la sociedad con nuestras propias posibilidades. De hecho, este es nuestro reto permanente: hacer compatible nuestra vida con las demandas de las instituciones y la sociedad.

¿Cuál es el perfil de los guías y en la actualidad, de cuántos voluntarios disponen?

Ahora mismo, hay unas 15 personas, que deben seguir un programa de aprendizaje y estudio, así como elaborar su propio guión. Hay un perfil muy variado, aunque la mayoría son universitarios o profesionales de diferentes ámbitos.

Si la dificultad estriba en encontrar voluntarios, ¿han pensado en contar con guías externos? ¿La DGA ha llegado a ofrecerles esta posibilidad?

De momento, no, ya que cuentan con un ajustado presupuesto.

Y si les ofrecen esta opción, ¿la aceptarían?

Sí, por qué no, es una posibilidad, aunque, de momento, la red de voluntarios funciona y es capaz de absorber la actual demanda de visitantes.

Tras la llegada del último lote de obras (44 procedentes del Museo de Lérida), la exposición se abre un día menos. El domingo ya no forma parte del horario habitual. La DGA ha explicado que ha sido atendiendo a sus deseos, ¿por qué han solicitado su supresión?

Ha sido un acuerdo entre ambas partes. Durante la etapa anterior, vimos que el domingo disminuía de forma importante el número de visitantes. Además, es nuestra jornada de comunidad, es decir, es el día en el que, por ejemplo, salimos a caminar y visitar nuevos parajes naturales.

Tras una larga batalla judicial, han vuelto 95 de las 97 obras reclamadas, ¿han tenido la oportunidad de verlas? ¿Cómo valoran su regreso?

Hemos ido a visitarlas. Nos conmueve observarlas, ya que forman parte de la historia del monumento y en especial, de la vida de las hermanas sanjuanistas. Nos suscitan mucho respeto; son testigo y símbolo de siglos de vida dedicada a Dios.

¿Han seguido el litigio? ¿Qué opinan sobre el regreso de los bienes?

Son piezas que pertenecen a la orden sanjuanista y han vuelto a su lugar de origen. Su regreso nos alegra por sus propietarias y además, enriquece la visita al monasterio. Nos produce alegría todo aquello que suponga un bien para el monasterio y para las personas que viven y visitan esta comarca.

Tras su acondicionamiento, la sala de exposición ocupa los antiguos dormitorios, ¿han cedido el uso de este espacio al Gobierno de Aragón? ¿Cuál es el acuerdo?

Tenemos un acuerdo de cesión verbal, que fue realizado de forma apresurada, ya que era necesario acondicionarlo ante la inminente llegada de las obras.

Su uso es temporal. La DGA ha anunciado que ha redactado un Plan Director, en el que incluye la creación de una zona museística definitiva en las dependencias de doña Sancha, ¿usan este espacio? ¿Han acordado su cesión?

Sí, conocemos el proyecto. Las denominadas dependencias de doña Sancha están en mal estado y por lo tanto, sin uso. La DGA tiene previsto recuperar esta zona, lo que nos parece una gran idea, tanto a nosotras como a las sanjuanistas. Ambas órdenes estamos en contacto constante y cualquier decisión es antes consensuada.

Tras la creación del nuevo espacio, es muy posible que el interés siga en alza. En ese momento, ¿estarían dispuestas a ampliar los días de visita o, por ejemplo, atender el ruego de realizar un recorrido único, es decir, que una exposición y cenobio?

Sería lo ideal. Compartimos esa visión, aunque, de momento, no hemos encontrado la forma de materializar esta propuesta, pero estamos hablando y buscando la fórmula más adecuada.

¿Qué condiciones deberían darse para que haya una visita única?

Hay que contar con un número amplio de guías. Tenemos una postura abierta y entendemos el creciente interés por el monasterio; consideramos muy importante el diálogo con el Gobierno de Aragón.

Las pinturas de la sala capitular forman parte de un segundo litigio y además, es muy posible que haya nuevas reclamaciones. La dimensión pública del monasterio seguirá creciendo, ¿les inquieta? ¿Se han llegado a plantear un cambio de ubicación?

No nos planteamos esta posibilidad, lo que nos planteamos es cómo mejorar, ya que la situación ha cambiado y tenemos que adaptarnos. Un monasterio es un lugar de hospitalidad y por lo tanto, tenemos que mantener nuestras puertas abiertas. El reto está en compaginar ese creciente interés con nuestra vida para no dejar de ser lo que somos: monjas dedicadas a la oración.

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