Natalia Zapater, una piloto aragonesa volando por el mundo

Natalia Zapater es una de las pocas pilotos aragonesas. Trabaja en una compañía aérea internacional y vuela por todo el mundo.

La zaragozana Natalia Zapater
La zaragozana Natalia Zapater

Hay tan pocas mujeres pilotos, que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no contempla el uso de la palabra en femenino ("pilota"). En España son cerca de 200 (en torno al 3% del total), según datos del Sindicato Español de Pilotos de Línea Aérea (SEPLA). La zaragozana Natalia Zapater es una de ellas. Lleva 21 años en el mundo de la aviación, primero como auxiliar de vuelo y desde 2006 como piloto. Trabaja para en una compañía aérea internacional y puede encontrarse en cualquier lugar del mundo.

"Desde que tengo uso de razón quiero ser piloto. Me apasionan los aviones desde pequeña. Les pedía a mis padres que me llevaran al aeropuerto de Zaragoza a ver aviones. Y a los Reyes Magos siempre les pedía aviones", recuerda Natalia, de 44 años. Para conseguir su sueño tuvo que esperar unos años, trabajar, ahorrar y estudiar mucho. "Cuando viajaba en avión y veía a los pilotos, me decía a mí misma: si ellos pueden, yo también. No quería llegar a viejecita y arrepentirme por no haberlo intentado", cuenta.

Natalia estudió Económicas y Secretariado internacional y empezó a trabajar en una empresa, pero no le gustaba. Decidió seguir su instinto y se matriculó en una academia de Zaragoza (Lesmes) para estudiar auxiliar de vuelo. Aprobó los exámenes y con 23 años empezó a trabajar de azafata en Air Europa y luego en Iberia durante diez años.

De azafata a piloto

Pero ella quería ser piloto. Su familia le ayudó a pagar el curso en una escuela de aviación privada en el aeropuerto de Tres Cantos de Madrid (le costó unos 50.000 euros). Y tras tres años de cursos y exámenes, se fue unos meses a Miami (EE. UU.) para acumular horas de vuelo. "A la vuelta mandé mi currículum a todas las compañías del mundo, mientras seguía trabajando de azafata y yo daba clases como profesora en la academia de Zaragoza en la que había empezado", recuerda.

Natalia es una trotamundos. En 2006 empezó a trabajar como piloto en una compañía de vuelos charter con sede en Barcelona, hasta que esta cerró. En 2010 le contrató Air Affaires Gabon, una compañía de la familia del presidente de este país africano. Durante dos años llevó a ministros y presidentes por toda África. Y en 2012 pasó las pruebas de selección de una compañía aérea internacional e hizo las maletas para mudarse a un país del Medio Oriente.

"Estuve cinco años pilotando un Airbus 340 en línea regular sobre todo por la zona de Medio Oriente, también por Europa, India, África. Hace casi dos años me seleccionaron' dentro de la compañía. Aquí estoy muy bien. Volamos menos horas al mes y no tenemos destino fijo. Llevamos a personalidades (no puede dar nombres) por todo el mundo. El mes pasado, en un mismo viaje volé a media docena de ciudades de Europa, EE.UU y Oriente Medio", cuenta desde Marrakech.

Ella es la única mujer piloto En las líneas regulares de la empresa hay otras dos pilotos aragonesas y alguna española más. Ellas siguen siendo una pequeña minoría en el mundo de la aviación. "Me he encontrado con compañeros encantadores y también con algunos machistas. Normalmente, si oigo comentarios inapropiados los ignoro, estoy aquí para llevar un avión. A veces también respondo. Hace un tiempo me tocaba compartir cabina con un piloto. Su primer saludo fue decirme que no le gustaba volar con mujeres. Y yo le contesté que a mí tampoco me gustaba volar con feos", cuenta.

"Ojalá seamos cada vez más mujeres", reflexiona Natalia. El año en que ella empezó a trabajar como piloto (en 2006) se jubiló la primera española que se puso a los mandos de un avión de pasajeros en España y Europa. Bettina Kadner, española de origen alemán, comenzó a pilotar en 1969, con 22 años, y se jubiló en Iberia en 2006. Recientemente le homenajeó la plataforma Aviadoras, un colectivo que busca fomentar la igualdad en el colectivo de pilotos.

Feliz en Oriente Medio

Natalia es "feliz" en su trabajo y su vida en Oriente Medio. "Me gustaría jubilarme aquí. La aviación en Europa en estos momentos no está tan bien como en Medio Oriente u otros países. Las condiciones de trabajo aquí son mucho mejores y en la plantilla estamos personas de todo el mundo", afirma.

De su país de acogida destaca su "clima excelente en invierno" y su ambiente multicultural. "Es un país que se abre cada vez más al mundo y en el que vivimos personas de muchas procedencias distintas. Aquí puedes hacer amigos de todo el planeta y te enriqueces conociendo diferentes culturas", destaca.

Su tiempo libre lo dedica a viajar a países que no conoce y cuando puede viene de visita a España. Reparte su tiempo entre Málaga, donde se mudó parte de su familia, y Zaragoza, donde tiene a más familiares y a sus amigas de toda la vida.

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