​​​​​​​Feliz Año Nuevo 4716, también en Aragón

Arranca el Año del Perro de tierra, con celebraciones marcadas por un ambiente familiar y distendido entre los chinos residentes en la Comunidad.

Isa y su madre, Shuhong, con un plato de Familia Feliz, típico de esta celebración.
Isa y su madre, Shuhong, con un plato de Familia Feliz, típico de esta celebración.
Camino Ivars

Este viernes, 16 de febrero, ha comenzado el Año Nuevo Chino 2018 en todo el mundo, que se corresponde con el año 4716 en su calendario lunar. La comunidad china que vive en Aragón, aunque de manera más discreta, no ha querido dejar de celebrar una de las tradiciones más emblemáticas del país asiático que representa la fiesta de la primavera.

La celebración se prolonga durante 15 días, en concreto hasta el 1 de marzo. Además, este año se celebra el Año del Perro de tierra, mientras que el que nos deja estuvo dedicado al Gallo Rojo de fuego. “En China el país se paraliza durante al menos 10 días, incluso mucha gente tiene fiesta en el trabajo”, asegura Yu, empresaria china radicada en Zaragoza desde hace 18 años y dedicada al sector de la hostelería.

Todavía recuerda cuando era pequeña, y vivía en un pequeño pueblo de la provincia de Zhe Jiang. “Para celebrar año nuevo, todas las familias compraban fuegos artificiales, y a media noche salíamos todos los niños a la calle a verlos y volvíamos a casa con los rostros cubiertos de restos de la pólvora que caía del cielo. Era muy bonito”, recuerda emocionada.

“Muchos de los chinos que estamos aquí, en torno a 8.000 en Aragón, acabamos celebrando más el año nuevo occidental porque el 25 y el 31 de diciembre está todo cerrado; pero en China, nuestro Año Nuevo es una gran fiesta”, reconoce. Se trata de una celebración muy familiar, en la que la comida y el reencuentro se vuelven fundamentales. “A veces invitamos a familias que están solas o son pocos miembros”, añade.

Video:Cmo se dice feliz ao nuevo en chino
Yu, es además miembro de la Asociación Chinos de Ultramar en Aragón que celebró el pasado 14 de febrero un acto en honor a la celebración de Año Nuevo Chino al que asistieron unas 400 personas. La cita, que reunió a músicos, bailarines y artistas chinos y aragoneses, tuvo lugar en la Sala Luis Galve del Auditorio de Zaragoza.

A sus 54 años, Shuhong ha estado muy afanada durante las últimas semanas ultimando los preparativos de la Noche Vieja china, que celebró junto a sus tres hijos, Isa, Yolanda y Fernando, los tres nacidos en Zaragoza. “Ellos son maños”, afirma orgullosa, sobre todo de poder pasar un año más junto a su familia, que incluye a su yerno, Dan, y a su revoltosa nieta de dos años y medio, Miranda.

Y es que, como ocurre con la cita occidental, en esta celebración es muy importante la comida. “Tomamos lo mejor del año, mariscos, cerdo y pescado que simbolizan la buena suerte y la abundancia, así como las empanadas cocidas al vapor”, explica Shuhong, que regenta el restaurante Mei Mei, ubicado en la calle de Reina Fabiola 37 y uno de los más antiguos de la ciudad.

Estas empanadillas, también denominadas Jiao Zi, vendrían a ser algo así como las uvas en nuestro fin de año, eso sí, sin llegar a la docena. Se preparan con motivo de la espera del año nuevo e imitan la forma del dinero en China en la antigüedad. Aunque, en realidad, lo importante se encuentra en su interior. “Pueden ser de carne, de verdura, de lo que se quiera”, asegura.

Pero sin duda, el color rojo es otro de los grandes protagonistas de la velada. No solo como parte del vestuario para empezar el año con buen pie ni como símbolo de buena suerte o fortuna, que también,  sino como parte de la decoración de la casa y gracias a una bonita y antiquísima tradición: el reparto de sobre rojos (Hongbao) llenos de billetes que reciben, en teoría, los descendientes de cada familia.

“Intento transmitir a mis hijos y a mi nieta las tradiciones de mi país”, añade Shuhong. Tradicionalmente, en china se colocan unos letreros en color rojo con mensajes de buena suerte y deseos para el nuevo año: “Cuando éramos pequeñas, mi padre nos contaba que los carteles que se colocaban en la entrada de casa espantaban a los malos espíritus que venían hambrientos”, recuerda. Y aunque ahora ya no es una niña, en su casa zaragozana mantiene algunas de estas lámparas rojas  tradicionales denominadas lámparas de Año Nuevo Chino. Estos símbolos la conectan con sus raíces y las de su familia a pesar de la distancia.

Además, en los últimos años varios aragoneses se han ido sumando a la celebración del Año Nuevo Chino y se acercan hasta su restaurante para comer platos típicos como sopa de aleta de tiburón o el plato estrella: ‘Familia feliz’. “El plato lleva verduras, carnes, gambas y setas cocinados en salsa de soja”, explica mientras lo muestra, todavía humeante. Además, durante los próximos días el restaurante está casi al completo por las celebraciones de esta semana festiva. “Este año hemos tenido varias reservas de zaragozanos, pero también un grupo mixto de 28 personas para despedir el año. La gente pide sobre todo comida china de verdad, aunque siempre hay platos más occidentalizados”, concluye Shuhong.

El año del Perro de tierra

De acuerdo con el horóscopo chino, este 2018 estará dominado por el elemento tierra y se dedica, como cada 12 años según sus ciclos zodiacales, al Perro de tierra. En su creencia, se dice que este año estará protagonizado por la empatía y la tolerancia. “En China gusta mucho el dragón, aunque uno de mis favoritos es la Rata, que simboliza inteligencia y fortuna. No importa lo que ocurra, la rata siempre tendrá queso”, explica.

En total, su calendario está formado por 12 animales: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo. Este calendario se basa en los ciclos de la luna, mientras que el calendario occidental (o calendario gregoriano) es un calendario solar.

Del otro lado de la mesa, Isa, su segunda hija y nacida en Zaragoza en 1990, continúa con cada una de las tradiciones que Shuhong ha ido inculcando en su familia. “Soy española pero tengo un fuerte arraigo por las raíces de mi familia y sus tradiciones, en casa hablamos chino, comemos plantos tradicionales, incluso fui un año para mejorar el idioma”, recuerda la joven. En su opinión, y a pesar de la distancia, hay algo que mantienen sendas celebraciones, y es que tanto en la cultura oriental como en la occidental, el año se despide y se comienza en familia.

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