La cría de insectos comestibles, un sector en auge en el que Aragón pudo ser pionera

La DGA tumbó el proyecto de un empresario de Añón de Moncayo que quiso montar la primera granja de grillos destinados al consumo humano.

Puesto de venta de insectos en Bangkok.
Puesto de venta de insectos en Bangkok.
V. H.

Un aragonés tuvo una extravagante idea hace un par de años: quería montar una granja de grillos destinados al consumo humano. La idea sonaba algo disparatada en aquel entonces pero ahora, con algo de perspectiva, podría compararse con el caso de los primeros productores de caracoles. Los caracoleros pioneros se toparon con las mismas mofas y a día de hoy hay cerca de 60 explotaciones de este molusco en la comunidad.

Fuera de nuestras fronteras no sorprendió tanto y la Unión Europea apoyó el proyecto de este empresario de Añón de Moncayo concediendo a Ecosunento una subvención de 42.000 euros para poner en marcha la explotación.

Las trabas se las pusieron en casa. Mientras en Francia llevaban ya tres años criando y comercializando insectos con fines alimentarios, el Gobierno de Aragón denegó la puesta en marcha de la que hubiese sido la primera granja de este tipo en el país alegando que no existía ninguna normativa que las regulase. Así que aquella subvención se acabó perdiendo y el empresario terminó desistiendo. Tampoco obtuvo el visto bueno para comercializar aquí el producto generado de forma ecológica en otros países de la UE. "Quizás si hubiésemos esperado un par de años no nos hubiésemos encontrado con tantos problema..." , comenta ahora este empresario que ya ha dirigido su actividad hacia otros derroteros.

Lo dice porque acaba de entrar en vigor una normativa de la Unión Europea que incluye por primera vez los insectos en la categoría de alimentos, lo que hace que España ya no pueda oponerse al desarrollo del mercado de la entomofagia (comer insectos) en el país.

La norma comunitaria entró en vigor el pasado 1 de enero y desde entonces ya han saltado a la palestra varias empresas españolas dispuestas a ser pioneras en el mundillo de los insectos comestibles. Don Grillo, por ejemplo, se anuncia como la primera empresa que comercializará insectos comestibles en España; mientras que Insectfit se promociona como pionera en vender barritas para deportistas elaboradas con harina de grillo. Eso sí, de momento todas estas empresas están externalizando la producción porque el tema de las granjas aquí es más peliagudo.

Existen explotaciones, sí, pero por ahora están centradas en otras líneas de negocio: la venta de cebos vivos para animales exóticos y la elaboración de harinas para piensos de animales. Algunas, como Insect Side en Elche, ya anunciaron que estaban a la espera de poder abordar en un futuro el consumo humano.

Desde el Gobierno de Aragón aclaran que de momento no han recibido ninguna otra solicitud para montar una explotación de insectos comestibles en suelo aragonés. Ahora, pasados dos años de aquel primer intento frustrado, dicen que si alguien quisiese poner en marcha una granja de este tipo, bastaría con que se atuviese a la normativa y los pasos exigibles a cualquier otra explotación ganadera.

Un negocio con futuro

El navarro Sergio Pérez Berasategi, impulsor de la futura tienda online Don Grillo, expone que por ahora comercializarán marcas que ya tienen el producto terminado en otros países europeos, puesto que fuera de nuestras fronteras andan "bastante más avanzados" en el tema. "España ha sido el último país de Europa en empezar a comercializarlos", aclara. Ellos ya anuncian en su web bolsas de aperitivos a base de grillos y escarabajos aunque reconocen que quizás el futuro toma otra dirección: "Ahora estamos conociendo el sector y genera cierta curiosidad comerse un insecto entero con alas y patas incluidas pero creemos que el formato que triunfará y permanecerá será el de la elaboración de productos derivados de harinas de insectos como galletas, chocolates o pastas que aportarán muchas más proteínas, fibras y grasas saludables que las actuales", explica el empresario.

A los curiosos, Berasategi les recomienda iniciarse en el mundo de la entomofagia catando en primer lugar los gusanos de harina: "Son muy pequeñitos y, tostados y aderezados, parecen un snack como otro cualquiera".

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