Teleasistencia: un remedio contra la soledad para cerca de 20.000 ancianos

Ayuntamientos, diputaciones y empresas prestan este servicio en la Comunidad.

Hace 25 años que la Diputación Provincial de Huesca (DPH) comenzó a prestar a los ancianos más vulnerables el servicio de teleasistencia. El sistema se puso en marcha en 1993 con tan solo seis usuarios y hoy son cerca de 1.500 personas las que se benefician de este sistema asistencial en la provincia. El beneficiario tipo corresponde a una mujer, de entre 86 y 90 años que vive sola, según fuentes de la DPH.

Idénticos servicios prestan a sus vecinos las diputaciones de Zaragoza y Teruel. En el caso de la institución zaragozana, la teleasistencia empezó a funcionar en 1995 y hoy llega a unos 2.300 zaragozanos. En Teruel, el servicio financiado por la DPT y prestado por Cruz Roja cubre las necesidades de alrededor de 1.400 usuarios. Las diputaciones no son las únicas administraciones que prestan este servicio a los mayores aragoneses: también ayuntamientos, como el Zaragoza, ofrecen este servicio a sus vecinos. De acuerdo con la concejalía de Derechos Sociales de la capital aragonesa, unos 10.300 ancianos se benefician de él.

En toda la Comunidad, la cifra de mayores con un dispositivo de teleasistencia se sitúa en torno a las 20.000 personas. La particularidad de los sistemas puestos en marcha por las administraciones públicas reside en que estas subvencionan parte del coste, haciéndolo más asequible. Tanto las diputaciones como los ayuntamientos tienen en cuenta el nivel de renta del usuario para repercutirle el servicio. "En función de los ingresos, se establecen distintas cantidades que van desde la exención completa hasta el pago del 100% del precio público establecido", explican fuentes de la DPZ. Desde el ente provincial afirman que la máxima cuantía que podría pagar un zaragozano por este servicio son 28 euros al mes, una cantidad que próximamente se reducirá gracias a la aprobación de una nueva ordenanza, han aclarado.

Los ingresos se obtienen a través del copago de los usuarios no suelen cubrir la totalidad del coste de contratación y el déficit generado se suele financiar con recursos del Instituto Aragonés de Servicios Sociales a través de convenios que se renuevan de forma anual.

Pocas emergencias

Todas las empresas que prestan este servicio coinciden en señalar que la mayoría de avisos que reciben no son para comunicar emergencias, si no para buscar conversación. Esta circunstancia pone aun más de relieve la triste soledad en la que viven muchos mayores. Desde el Ayuntamiento de Zaragoza, por ejemplo, explican que el 7% de las llamadas que se recibieron el año pasado fueron para comunicar una emergencia frente al 24% que tenían como fin principal intercambiar algo de conversación.

El funcionamiento de la teleasistencia es sencillo para los usuarios y su instalación no requiere obras. En el inmueble se instala un teléfono conectado permanentemente a una centralita y al usuario se le facilita un pulsador portátil (en forma de medallón o pulsera) para que lo lleve consigo y pueda comunicarse desde cualquier lugar de la vivienda. Si la centralita no recibe noticias del usuario durante un determinado periodo de tiempo, los trabajadores llaman para asegurarse de que está bien. También les recuerdan citas médicas e incluso les felicitan por su cumpleaños. Estos son algunos de los servicios más agradecidos, según coinciden en señalar los empleados.

Las organizaciones contratadas por las administraciones también dan cobertura de forma privada. Es el caso de Cruz Roja, que atiende a a unos 4.600 aragoneses a parte de los 1.400 cubiertos por el contrato que tiene con la DPT.

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