Un calendario laboral del que solo sacarán puentes los más afortunados

Además de la Semana Santa, los aragoneses disfrutarán de dos fines de semana de tres días para San Jorge y el Pilar. Los posibles macropuentes reabren la polémica.

El calendario laboral de 2018 tiene las 14 jornadas festivas colocadas de tal forma que los aragoneses disfrutarán de los cuatro días de Semana Santa (del jueves 29 de marzo al domingo 1 de abril) y de dos fines de semana largos: el del 12 de octubre (Fiesta Nacional que cae en viernes) y el del 23 de abril (Día de la Comunidad, en lunes). Los cuatro festivos que caen en martes o jueves abren la posibilidad de que se formen más puentes. La polémica está servida. Mientras buena parte de los trabajadores intentarán aprovecharlos, la representación de los empresarios no lo ve con tanto agrado.

Además, las festividades locales van a permitir que los zaragozanos y oscenses puedan prolongar el descanso del sábado y domingo un día más en otras dos ocasiones. A la vuelta de la esquina tienen los oscenses San Vicente, que se celebra el lunes 22 de enero. Luego será su patrón San Lorenzo, un viernes 10 de agosto, el que les permita disfrutar de otro puente propio de tres días. Los trabajadores de la capital aragonesa se despedirán de enero con San Valero (29 de enero), que cae en lunes. Después tendrán que esperar hasta el lunes de la Cincomarzada.

Mientras, julio será el mes en el que los turolenses tengan ante sí un puente local de tres días con motivo de La Vaquilla (9 de julio) que es lunes. Además, su tradicional Sermón de las Tortillas, el 3 de abril, que cae en martes, les permite soñar haciendo malabarismos con uno de esos acueductos tan poco comunes de seis días uniendo esta jornada a las cuatro de la Semana Santa.

La recurrente polémica

Más allá de estas fechas, el calendario permite ‘diseñar’ cuatro puentes en días en los que los festivos que fija la norma caen en martes o jueves. Una alternativa que se presenta este 2018 en cuatro ocasiones: 1 de mayo (martes), 1 de noviembre (jueves), 6 de diciembre (jueves) y 25 de diciembre (martes). Solo serán una realidad para los más los más afortunados o hábiles colocando permisos o vacaciones en días laborales.

Esta posibilidad de macropuentes siempre viene rodeada de polémica. Mientras buena parte delos trabajadores los ven con buenos ojos, la patronal no opina lo mismo. En la legislatura anterior, el Gobierno se comprometió a acabar con ellos trasladando estos días al lunes, pero finalmente no lo hizo. Una paralización en la que ha pesado la resistencia de la Iglesia a cambiar los festivos de carácter religioso.

Fernando Callizo, presidente de la patronal CEOE Aragón, argumenta que los festivos que caen entre semana afectan muy negativamente a algunos sectores productivos como el de la logística o el transporte y condicionan la actividad empresarial."Siempre hemos sido partidarios de que los festivos se acerquen al fin de semana, creemos que sería más beneficioso económicamente, también para el sector turístico, aunque sé que hay distintas opiniones en este sector", explica.

Además, argumenta que para la industria el día festivo entre semana le supone una pérdida, ya que le"obliga a realizar, al menos, dos parones en la producción: el primero, el día festivo de que se trate, y el segundo, el domingo, con el consiguiente incremento de costes".

En cuanto a los efectos sobre el turismo, Callizo opina que los puentes de cuatro días no se traducen necesariamente en más jornadas de viaje y pernoctaciones, ya que los turistas y las familias"siguen mirando el gasto". Ante el calendario concreto de 2018 entiende que los festivos de Todos los Santos (1 de noviembre) y 6 de diciembre (Día de la Constitución Española) se podrían"perfectamente mover".

Desde el sector turístico, Jesús Marco, presidente de la Asociación de Turismo Rural de Aragón (Faratur), ve de"maravilla" que el calendario se mantenga como está."Cuantos más días festivos, más se mueve nuestra economía. Notamos perfectamente el repunte en los niveles de ocupación", asegura. Una ventaja de este 2018 es que la Semana Santa y los puentes del 1 de mayo y San Jorge no caen muy cercanos entre sí, como ocurre en otras ocasiones, lo que favorece que la gente se anime más a aprovecharlos todos."Cuando están muy próximos el cliente se retrae porque el presupuesto se dispara en pocas semanas pero, al estar espaciados, tiende a planificar pequeños desplazamientos".

Para Marco, la Comunidad aragonesa se aprovecha también de su situación geográfica en un punto interior intermedio entre comunidades para recibir visitantes de diferentes regiones que emplean estos puentes para juntarse."Nos nutrimos mucho de funcionarios y grupos de amigos que vienen desde diferentes sitios y quedan en un lugar cómodo para todos en distancia", apunta.

Poner a prueba la conciliación

Más allá del calendario laboral, el escolar es otro almanaque que las familias tienen colgado en la nevera o en el móvil para no despistarse. El único ‘pero’ que le pone la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de la Escuela Pública en Aragón (Fapar) afecta a la Semana Santa, con vacaciones escolares desde que finalicen las actividades lectivas de la mañana del 28 de marzo (miércoles) hasta el 8 de abril (domingo) incluido.

Nieves Burón, secretaria de la organización, explica que el Consejo Escolar de Aragón acordó hace unos años que cuando Jueves Santo cayera en marzo las vacaciones se concentraran en la semana siguiente, lo que ocurre este 2018. Mientras, si Jueves Santo es en abril el periodo lectivo coincide con esta misma semana y se añade el Lunes Santo.

Aunque la diferencia entre ambas opciones es solo un día más de fiesta escolar si coincide en marzo, desde Fapar se entiende que dificulta la conciliación ya que a los padres les resulta"más complicado combinar las jornadas de trabajo con los días sin clase en una semana, como es la de Lunes Santo, en la que no hay otras fiestas laborales", concluye Burón.

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