Uno de cada cuatro casos de acoso escolar se produce a través de medios telemáticos

Cada vez se registran más incidencias de ‘ciberbullying’ aunque crece la conciencia social, según los últimos datos de la Fundación ANAR..

Imagen de la campaña del teléfono contra el acoso escolar.
Imagen de la campaña del teléfono contra el acoso escolar
Gobierno de Aragón

El ciberacoso o ‘ciberbullying’ continúa ganando terreno en el ámbito del acoso escolar en nuestros días. Y aunque posee numerosas similitudes con los casos de acoso presencial, su principal peculiaridad es que se produce fuera del ámbito escolar y de manera continuada a través de medios telemáticos (internet, telefonía móvil y videojuegos online)Es decir, "las víctimas pierden su espacio de intimidad, normalmente su hogar, donde antes se sentían protegidas”, explica Diana Díaz, directora del teléfono de la Fundación ANAR para la Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo.

Son datos recogidos del último ‘Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying’ de la fundación, en el cual aseguran que, aunque en los últimos años se ha detectado una mayor concienciación ante el problema del acoso, todavía queda mucho por hacer en el marco de las nuevas tecnologías consideradas como “un arma de doble filo”.

“Se ve claramente en los datos, ya que 1 de cada 4 casos son ya de ciberbullying”, añade. En cuanto a la edad media de las víctimas ronda los 13 años, frente a los 11 del presencial. “Suelen ser víctimas de insultos, amenazas o de fotos y vídeos colgados sin su consentimiento”, asegura la responsable de la línea ANAR (900 20 20 10 o línea del adulto y la familia, 600 50 51 52).

Otra de las peculiaridades del acoso virtual radica en la tipología de los agresores ya que en los casos de acoso presencial uno de cada dos son varones, frente al ciberbullying en el que son más mujeres. Lo mismo ocurre con el perfil de la víctima de acoso en la red, ya que “7 de cada 10 víctimas son chicas; sin embargo, los problemas psicológicos derivados son los mismos”, asegura Díaz.

“Se trata de un fenómeno más visible y que cuenta con una mayor reacción social por parte de los centros y de los compañeros, y una mayor resistencia por parte de las víctimas”, explica. Aunque, si nos referimos a la satisfacción de los familiares respecto a las actuaciones que se llevan a cabo en los centros escolares, en la actualidad las valoran de insuficientes. “También hemos percibido que los testimonios son más graves y las edades de las víctimas cada vez más tempranas”, afirma Díaz.

Tan solo en 2016 los casos de acoso escolar registrados por la fundación aumentaron en un 88% a nivel nacional con respecto al año anterior. El tiempo que transcurre desde que la víctima comienza a sufrir acoso hasta que se atreve a denunciarlo puede ser muy dilatado por lo que el papel de los padres es fundamental: “se puede detectar un cambio brusco en el estado de ánimo o que de repente los domingos presenta una sintomatología psicosomática, a veces tratan de llegar más tarde o abandonar antes el centro para no coincidir con los posibles agresores”.

Desde la Asociación de Víctimas de Acoso Escolar de Aragón, REAZYOM, aseguran que los padres deben de estar involucrados tanto en el uso que los menores hacen de internet como en su rutina diaria. “Es necesaria una presencia activa del padre y la madre en la vida de los hijos, manteniendo una conversación relajada sobre sus experiencias en el colegio y dándoles confianza porque junto a los docentes formamos parte de su entorno seguro”, explica su presidenta, Carmen Casarejos.

Tan solo de mayo a noviembre de 2017, el teléfono gratuito del Gobierno de Aragón -900 100 456- recibió en torno a 800 llamadas de familiares o víctimas de violencia entre escolares. Sin embargo, desde el punto de vista psicológico el daño ya está hecho. “Cuando se recurre al teléfono, el acoso escolar ya ha generado un sufrimiento en la vida del niño y, por extensión, en la de su familia. Las personas que llaman necesitan una atención completa que tenga en cuenta las emociones, pero sobre todo una intervención directa e inmediata”, añade.

No es un juego de niños

Otro de los mayores problemas que detectan desde la asociación aragonesa es la impunidad que existe en torno a la figura del agresor. “Para ellos es un juego donde unos se divierten o encuentran su lugar en el grupo a costa del acosado, motivo por el cual se sigue produciendo. Hay que evitar que la sociedad normalice la violencia escolar”, añade.

También destacan la importancia del papel de los centros educativo que deberían de convertirse en un entorno seguro para cualquiera de los menores que se encuentran en él. En su opinión, para lograrlo es necesaria una estrecha colaboración entre el centro y la familia ya que ambos forman la comunidad escolar. “Padres y docentes tienen que escuchar de manera activa y atender a las señales”, asevera.

Precisamente con este objetivo, y para luchar contra la ‘revictimización’ –o repetición del rol sufrido por parte de las víctimas de acoso escolar-, la asociación aragonesa acaba de poner en marcha un grupo de apoyo para adolescentes excluidos, un espacio en el que pueden hablar, compartir experiencias y exponer todas sus dudas. Por supuesto, desde REAZYOM apuntan hacia la labora de las instituciones para cortar el problema de raíz: “es importante que no minimicen el problema, y que antes de imprimir montones de hojas con protocolos, nos escuchen y apuesten por el diálogo”, concluye Casarejos.

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