En tu casa, en la mía... o en la playa de Copacabana

Nueva York y Buenos Aires son los destinos estrella elegidos este año por los españoles que han decidido viajar fuera en Navidad, según la plataforma de reservas Expedia. Viajar en Navidad es una tendencia que se va incrementando entre los españoles, aunque estas pascuas siguen siendo unas fiestas familiares, en las que solo el 14% de los ciudadanos se traslada, y de ellos, únicamente el 22% lo hace por motivos turísticos, según la encuesta de ‘Hábitos turísticos de los residentes en España’, del Ministerio de Comercio y Turismo.

El consejero de Vertebración Territorial, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, es uno de los que pasa sus navidades en familia, sin desplazarse de casa. Soro, que el 17 de diciembre cumplía 51 años, afirma: "Las 50 navidades las he pasado en Zaragoza y siempre en familia" y este año se dispone a hacer lo mismo. "Como mucha gente, vamos rotando por las casas de padres, hermanos, suegros… yo no recuerdo los turnos ningún año, tengo que preguntarle a mi mujer", explica.

La nieve es el destino de muchos de los que viajan por el interior de España y en "Aragón es nuestro producto turístico por excelencia", señala el consejero, cuyo departamento se ocupa también del Turismo. Añade además que "nuestra Comunidad Autónoma es un magnífico destino turístico, no solo para el esquí y otros deportes blancos, sino también respecto al turismo rural y de naturaleza, que suele ser los preferidos, sobre todo por las familias, para estas vacaciones navideñas".

Año Nuevo en la playa

Por su parte, Patricia Almarcegui, escritora zaragozana conocida especialmente por sus libros de viajes, suele aprovechar el periodo navideño para conocer nuevos lugares. "Me gusta el calor y busco destinos cálidos", dice. Entre sus visitas destaca "una nochevieja en Río de Janeiro, donde se celebra de manera muy especial. Como es verano, van todos a la playa de Copacabana, desde las ocho de la tarde van llegando miles de personas, vestidas de blanco, y se baila, se lanzan flores al mar como ofrenda... Estar en la playa, bañándote en el mar, es la mejor manera de recibir el año".

Patricia vivió en Barcelona y ahora lleva un tiempo residiendo en Menorca, por lo que durante muchos años ha vivido también la experiencia de volver a la casa familiar de Zaragoza para Navidad, una época que le gusta porque "sobre todo me evoca a mi infancia". "Recuerdo nuestras navidades muy felices –explica–, no éramos religiosos pero disfrutamos del calor que implica esta celebración. Somos cuatro hermanos y decorábamos la casa con mi madre, poníamos un árbol y dos o tres belenes. En Nochebuena no íbamos a misa de gallo, pero mi padre, antes de irnos a dormir, nos animaba a dar un paseo con él; era algo especial y bonito pasear esa noche todos juntos entre el frío y la niebla", señala. Los hermanos Almarcegui tenían además una gran suerte: los Reyes Magos les ponían los juguetes la tarde de Nochebuena. "Vivíamos en San Lamberto y mis padres nos explicaban que nos los dejaban antes porque luego tenían que irse a Zaragoza. Lo hacían para que pudiéramos jugar más días, pero siempre mantuvieron que eran los reyes, no Papá Noel", aclara. La figura de Santa Claus no caló en la familia pese a que la urbanización en la que estaba su casa era la residencia también de muchos de los ciudadanos americanos que vivían en Zaragoza cuando estaba la base militar estadounidense. "No me acuerdo de Papá Noel, creo que vivíamos muy ajenos a ello". Lo que sí recuerda Patricia de estos vecinos es "un ‘comediscos’ que me compré en un mercadillo que hizo una familia que volvía a Estados Unidos. Para mí fue increíble tener ese juguete que no tenía nadie más, lo único malo era que todos los discos estaban en inglés y nos costó encontrar otros en español que valiesen para el aparato".

Cabalgata de reyes

Los juguetes de reyes y, sobre todo, la cabalgata es el principal recuerdo infantil de estas fiestas para José Luis Soro. "La vivía con mucha emoción pero también con recelo, eso de que entraran unos señores desconocidos de noche a mi casa no me terminaba de convencer", dice el consejero quien explica que "de pequeño me gustaba la navidad y la vivía con intensidad; durante la adolescencia y juventud abandoné el espíritu navideño; y hace 15 años viví otro cambio radical cuando me convierto en padre y esa ilusión con la que la veía de niño, la vuelvo a vivir de nuevo a través de los ojos de mis hijos".

Disfruta también Soro de "esa faceta de encuentro familiar que se vive en navidad. Hay pocas oportunidades de juntarte todos; además, una de mis hermanas vive fuera y esta es la ocasión de poder volver a estar todos en la misma mesa". Por eso el consejero se declara de aquellos que disfrutan con la llegada de estas fechas; explica que "no soy religioso y en mi familia no somos creyentes, pero estos valores de la tradición cristiana de la navidad sobre la familia, el reencuentro, el compartir… que se incorporan a nuestra cultura laica son valores positivos".

La lástima para el consejero es que todo eso se desdibuja porque "la navidad ha sufrido una evolución en clave consumista muy brutal", algo a lo que ve "imposible abstraerse porque es la tendencia en la que estamos inmersos, aunque también hay que pensar que hacer regalos es una manera de expresar cariño y que mantener la ilusión de creer en algo tan mágico como Papá Noel o en los Reyes es bonito", afirma. "Vivimos en continua contradicción pero tenemos derecho a ser felices, por eso pienso que en Navidad es bueno dejarse llevar e intentar ver la parte positiva. Cuando llegan estos días me siento muy privilegiado simplemente por poder pasar otra navidad con mis padres y mis hijos", dice.

La Nochevieja tiene también para el político un barniz especial: "Me gusta esa sensación de inicio de un nuevo ciclo, de que todo comienza de nuevo y tienes una vez más la oportunidad de hacer cosas que no has hecho". Esa noche no perdona las uvas: "No soy nada supersticioso, pero me tomo muy en serio lo de comerme las uvas, con sus campanadas, sus cuartos… Todos los años tenemos un problema, porque a mi hermana Mari Carmen le da por reírse y nos contagia", dice. El consejero tiene un ritual muy exacto para cumplir con esta tradición: "Deben ser uvas naturales, pero antes tengo que pelarlas y quitarles las pepitas. De manera que siempre empiezo el año con las manos pringosas".

Cuando no está de viaje, Patricia pasa la nochevieja en Menorca, donde también le gusta recibir el año de manera especial y tranquila. "Quedamos con amigos para pasear por la playa al mediodía, incluso, si hace sol, nos damos un baño, aunque el agua esté helada. Después, tomamos un aperitivo todos juntos". Una relajación que este año será necesaria tras la gira por diversas ciudades españolas para presentar su ultimo libro, ‘La memoria del cuerpo’, una obra que ya está siendo traducida a varios idiomas. Pero la calma se acabará pronto porque le espera un libro que debe terminar a tiempo de ser editado para San Jorge.

Comidas tradicionales

Respecto al menú navideño, dice Soro que en su casa suelen ser de platos clásicos, aunque luego el consejero nos da la receta del rollo de salmón que preparó él personalmente para Nochebuena, porque uno de sus sobrinos no come carne.

Patricia Almarcegui recuerda muy bien el menú que su madre, fallecida este año, preparaba para Navidad: "Ella era navarra, y por eso no comíamos ternasco como es tradicional en Aragón, sino que el plato principal solía ser de pescado; algo muy típico de mi casa era cardo con almendras para empezar y besugo al horno de segundo plato". Como niños que eran, lo que esperaban ella y sus hermanos sobre todo eran "los turrones, en mi casa estaba prohibidísimo probarlos hasta la nochebuena. Mi madre los compraba con mucha antelación, pero luego estaban proscritos hasta el día 24", explica. Como consecuencia: "la cena de nochebuena los cogíamos con tanta ansia que nos dábamos un atracón tremendo", señala entre risas. Otra de las costumbres navideñas de su madre que la escritora recuerda son "los centros de mesa que preparaba con flores y verduras para adornar la casa y que para regalar a los vecinos", dice.

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