Las compras de última hora para los encuentros familiares de Nochebuena y Navidad, la búsqueda del regalo perfecto y de ese juguete prácticamente agotado y las actividades infantiles llenan este fin de semana los comercios y calles aragoneses.

Este sábado, en el Mercado Central de Zaragoza, uno de los mejores lugares para pulsar el ambiente en la capital de la Comunidad, apenas se podía caminar por los pasillos y los puestos abarrotados de gente. Los más tardanos y poco previsores todavía podrán aprovechar este domingo la apertura de las grandes cadenas y franquicias comerciales.

“Los días más cercanos a la Navidad pasa por aquí un montón de gente. Si habitualmente ya estamos animados, en fechas como estas es impresionante. Además, hemos contado con una programación especial con actividades y degustaciones y hoy mismo Papá Noel está muy ocupado con los niños”, contaban este mediodía Lucía Mínguez y Merche Herrera, empleadas de la Asociación de Detallistas del Mercado Central. Recogían los últimos tiques para el sorteo de siete cestas que se celebró a la una de la tarde.

Pilar Esteban y Pilar Aguilar, madre de hija, eran dos de las zaragozanas que ultimaban la adquisición de los productos que degustarán estos próximos días. “El cordero lechal ya lo tengo desde hace unos días, pero hoy nos llevamos frescos los langostinos, el rape y las almejas. Estamos dudando con el pulpo, que está a 35 euros el kilo. No sabemos si comprarlo fresco para el salpicón o conformarnos con el congelado”, contaban. Calculan que entre los menús de Nochebuena y Navidad para los diez comensales que se sentarán a la mesa van a gastar algo más de 200 euros.

De todas formas, la crisis, ese ‘sujeto’ que tanto daño ha hecho durante los últimos años, parece que, en esta ocasión, no ha sido invitado. Así al menos lo percibe el presidente de la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (ECOS), José Antonio Pueyo.

“Todavía no tenemos cifras concretas de la campaña navideña, pero vamos por buen camino para cumplir nuestras expectativas de subir un 4% las ventas, moderadamente por encima de la inflación. Lo que sí se está dejando sentir en los establecimientos hosteleros en general es que la gente vive con más optimismo, está más contenta y ha dejado de suspirar por la crisis y por lo que puede pasar con el empleo para disfrutar saliendo de casa y gastar con algo más de alegría”, asegura.