Méndez de Vigo pide ahora que retornen al Museo de Lérida los 43 bienes de Sijena

El ministro autoriza un segundo recurso contra la orden judicial de entrega de las piezas al monasterio.

Íñigo Méndez de Vigo
El traslado de los bienes de Sijena se está haciendo “con profesionalidad”, según Méndez de Vigo

El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, ha permitido otra vez la interposición de un segundo recurso de reposición contra la orden judicial de entrega de las 43 obras que ya están en Sijena, en el que pide la "devolución" de las piezas al Museo de Lérida, "por haber salido sin haberse respetado el procedimiento legalmente establecido". El texto, con fecha de este jueves, está firmado por el letrado de la Generalitat de Cataluña que, tras la aplicación del artículo 155, controla el Gobierno central.

De nuevo, como ocurrió con el primer recurso, los servicios jurídicos catalanes critican con dureza la actuación del magistrado del juzgado número 1 de Huesca, Antonio Martín González, cuyas medidas tachan de "injustas y desproporcionadas" al autorizar la entrada en el Museo de Lérida el pasado lunes, a partir de las 00.00, y de ser necesario, el uso de la fuerza. Para el letrado de la Generalitat, "nada justifica esta extraordinaria actuación fuera de los horarios habituales de intervención de los juzgados civiles de primera instancia" ni tampoco el uso de la fuerza "sin establecer (...) que la misma debería ser proporcionada".

Ante ello, el recurso insiste en que ni el Museo de Lérida ni "menos aún" sus funcionarios son "merecedores" de este trato. "Acordar la utilización de la fuerza contra dicho museo público y sus funcionarios resulta incomprensible", añade, especialmente, según dice, "sin haber antecedentes que pudieran hacer suponer una actitud hostil" de los responsables del espacio y además, después de que su director, Josep Giralt, hubiera ofrecido abrir las puertas a primera hora.

Las alegaciones del recurso chocan con las condiciones descritas por el magistrado, que únicamente autorizó el uso de la fuerza en un supuesto, la imposibilidad de acceder al Museo de Lérida, y además, lo hizo después de que la Guardia Civil advirtiese de la "nula colaboración" mostrada por sus responsables.

De forma literal, el juez dijo: "podrán incluso utilizar la fuerza si no se les abrieran voluntariamente los accesos a las instalaciones". O, lo que es lo mismo, forzar la entrada. Nada más. Además, ni siquiera llegó a ser necesario. De hecho, antes de la medianoche, agentes de los Mossos d’Esquadra ya estaban en el interior del Museo de Lérida y, junto a ellos, varios trabajadores, lo que facilitó el acceso del operativo de traslado, que estuvo compuesto por técnicos de la DGA y agentes de la Guardia Civil en calidad de Policía Judicial. La llegada tuvo lugar sobre las 3.30.

A pesar de ello, la operación conllevó momentos tensos y desagradables, tanto en el interior como en el exterior del espacio expositivo. De hecho, la DGA ha manifestado su malestar por el trato recibido y la inacción de los trabajadores del Museo de Lérida. Además, en la calle, los Mossos tuvieron que cargar contra algunos grupos de manifestantes que intentaron bloquear el acceso al espacio y cortar el tráfico en la Rambla Aragón.

De forma paralela, desde Madrid, Méndez de Vigo decía que todo transcurría según lo previsto y reconocía haber autorizado el primer recurso de reposición presentado contra la orden de entrega, ya que, tal y como indicaba, no acarreaba la suspensión de la acción judicial. A pesar de ello, el Gobierno de Aragón criticó con dureza su decisión. De hecho, la consejera aragonesa de Cultura, Mayte Pérez, habló de "insoportable falta de respeto" hacia la Comunidad Autónoma y de "insulto a la dignidad de los aragoneses", acusando a Méndez de Vigo de "plegarse" ante los intereses de Cataluña.

Una providencia "nula"

Al margen de las críticas sobre el contenido, este segundo recurso también carga contra la forma, exigiendo su nulidad. Para ello, los servicios jurídicos de la Generalitat argumentan que la autorización de la entrada al Museo de Lérida debería haber tenido forma de auto y no de providencia, ya que, entre otros aspectos, permitía el acceso a un espacio sin autorización de su titular.

El primer recurso fue aún más amplio y en su contenido, igual de duro, calificando de "insuficiente" y "nulo de pleno derecho" el plan de traslado diseñado desde la DGA.

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