Las goteras y la ruina de Inquinosa obligan a meter los residuos en más de 400 depósitos

Los trabajos en el interior de la fábrica de Sabiñánigo se iniciaron ayer y se prolongarán dos semanas. Se intenta evitar que la lluvia provoque arrastres de sustancias contaminadas con lindano.

Encapsulado de los residuos de lindano que quedan en la antigua fábrica de Inquinosa para almacenarlos en condiciones estancas en la misma factoría (2017)
Protegidos con trajes especiales. En el interior de la fábrica se trabaja estos días protegidos como en los vertederos de Bailín y Sardas, donde se almacenan los residuos de lindano. El recinto se encuentra en un estado de abandono total, con edificios en
Laura Zamboraín

Desde ayer y durante las dos próximas semanas, técnicos de la empresa pública Sarga, por encargo del Gobierno de Aragón, almacenarán en más de 400 bidones y contenedores los residuos que quedan todavía en la fábrica de Inquinosa. El recinto, situado en el casco urbano, junto al embalse de Sabiñánigo, paralizó su actividad de producción de lindano en 1989, pero casi 30 años después todavía se sigue trabajando para remediar la herencia envenenada de esa actividad industrial. Está previsto el derribo, pero entretanto hay que atacar los posibles focos de contaminación.

La retirada de los residuos más peligrosos tuvo lugar en 2012. Por falta de presupuesto quedaron por tratar otros menos nocivos que ahora se están empezando a meter en bidones y contenedores. El volumen se calcula en algo menos de 500 metros cúbicos. No hay financiación para retirarlos de la fábrica, pero al menos se quedarán encapsulados, señalan desde el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad. Y es que las condiciones de ruina urgen ya dar una solución.

Hace cinco años se llevó a cabo una actuación de urgencia, con el envío a Francia para su incineración de 41 bidones de 200 litros conteniendo ácidos, hexaclorociclohexano y reactivos del antiguo laboratorio.

"No peligrosos"

"Las instalaciones tienen filtraciones, hay goteras..., y de esta forma se evitará que cuando llueva el agua entre en contacto con ellos", explicó Juan Carlos Rabal, jefe del servicio de Control Ambiental. Aclaró que se trata de residuos calificados como "no peligrosos", aunque los arrastres pueden acabar generando lixiviados que contaminen el subsuelo y el embalse. Entre ellos hay maderas, ferralla, carbonatos...

Para proceder a los trabajos, ha sido necesario un permiso judicial. Curiosamente, la propiedad sigue en manos de Inquinosa y de una inmobiliaria, que llevan años sin contestar a los requerimientos de la DGA para actuar.

Asimismo, se está procediendo a la caracterización del suelo, con sondeos y tomas de muestras para comprobar el nivel de contaminación. A estos datos, de cara a redactar el anteproyecto de derribo, se incorporarán también las conclusiones del ensayo sobre movimiento de las partículas en el aire, previsto para los días 11 a 13 de diciembre, en función de las previsiones meteorológicas.

Aviso a los ciudadanos

"Se ha advertido a los ciudadanos porque durante tres o cuatro días se volcarán unos camiones de yeso y una pala lo moverá. Tendremos instrumentos analíticos para ver cómo se desplazan esas partículas de yeso, simulando el momento en que hagamos las obras de derribo. La gente se puede extrañar porque de Inquinosa salga un polvo blanco, pero es una operación controlada", informó Rabal.

No hay calendario para el derribo, ni financiación. Se habló de un coste de 10 millones de euros, pero el presupuestó se definirá cuando se redacte el proyecto definitivo. "No es un derribo normal, porque la operación tiene que estar muy controlada, ya que el material que vamos a mover está contaminado", aclaró el jefe de Control Ambiental.

La cercanía al embalse del río Gállego, situado a solo 6 metros, con únicamente un camino de separación, todavía lo complica más y aumenta el coste. Otro factor a tener en cuenta es la ubicación dentro del casco urbano. "Por si fuera poco, hay población viviendo a unos pocos metros de la instalación", advirtió Juan Carlos Rabal. El agua y el aire, recordó este responsable del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, son dos vectores de difusión de la contaminación.

El Gobierno de Aragón organizó una reunión informativa el pasado viernes para tener al tanto a la población de todos los trabajos que se están llevando a cabo y de las acciones futuras.

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