Blesa: el enclave de los cinco molinos

Blesa rinde homenaje a la molienda con un museo y centro de interpretación que incluye la actividad apicultora, ejercida por el último molinero del pueblo hasta 1969.

Joaquín Arnal y Miguela Sanz, en el Museo del Molino Bajo.
Blesa: el enclave de los cinco molinos
Laura Uranga

El Museo del Molino Bajo es una coqueta instalación expositiva situada a la vera del río Aguasvivas. Lo de bajo no es una simple cuestión situacional: en Blesa llegó a haber cinco molinos de río en activo. Por eso no es de extrañar que el pueblo haya considerado los vestigios de este trajín como un atractivo turístico singular. Joaquín Arnal, de la Asociación Cultural El Hocino, disfruta como un niño contando la primitiva actividad de esta instalación, paso a paso, y su posterior conversión en museo. Fue inaugurado en 2008, tras las obras de restauración que financió el Gobierno de Aragón con 270.000 euros y en la senda de conciencia sobre el uso responsable del agua que presidió la Exposición Internacional de Zaragoza; el motor fue un convenio firmado en diciembre de 2006 entre el Gobierno de Aragón y la Diputación de Teruel para fomentar recursos turísticos a partir de infraestructuras históricas relacionadas con el agua.

"Los tres elementos fundamentales del molino ?apunta Joaquín? son las muelas, con las turbinas, la máquina que separa y limpia el grano de las piedras y la cernedora, que separaba la harina del salvado. Se molía trigo y centeno".

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Con todo el sabor de lo auténtico intacto y una historia que abarca algo más de un siglo (desde mediados del XIX hasta 1969), el Molino Bajo fue una referencia para toda la zona. La acequia que lo alimentaba hace una curva en la entrada: eso fue porque el propietario del molino de arriba no se llevaba muy bien con el de abajo, y el primero tenía unos terrenos delante del Molino Bajo que hacían de barrera, así que hubo que desviar la acequia por debajo de una casa, picando en roca viva. A grandes males, grandes remedios. Luego llegó la electricidad y el motor, con lo que ya no había dependencia exclusiva del agua.

El último molinero que trabajó en este espacio se llamaba Ángel Serrano, inventó en el pueblo el espacio de ‘coworking’; diversificó su actividad a la apicultura e instaló una pequeña aserradera alimentada con la energía del molino para construir las colmenas. "El museo se ha ido modernizando poco a poco, con los diversos aportes que se han conseguido, pero tenemos ?actlara Joaquín? una estancia vacía en la parte alta del museo que queremos dedicar precisamente a la apicultura, paravrecordar esa postrera actividad de Serrano".

Blesa, tierra de molienda y también reducto de un singular interés por la cultura. Personalidades blesinas de la docencia como el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, Francisco Marco Simón, o la investigadora y docente Concha Lomba Serrano, experta en las obras de pintores locales de gran recorrido como Salvador Gisbert o Santiago González, son muestras fehacientes de tal hecho. El cineasta Javier Sanz, con su premiado documental ‘Lejos de la orilla’ (2014) es otro orgullo local (aunque nacido en Zaragoza en 1983 y radicado en Cataluña, sus raíces son blesinas) del que presumir cuando se valora el caudal humano del pueblo. Enese esfuerzo, por cierto, le acompañó Asier Alkorta, ex fotógrafo de HERALDO.

Por los azudes

Lo de ese hocino que da nombre a la asociación cultural viene de un estrecho cercano a Blesa, una pequeña hoz que se abre entre montes de piedra caliza, y que invita al paseo. Hay una opción magnífica en la marcha que recorre diversos azudes. Saliendo de Blesa hacia Moyuela por la margen izquierda del Aguasvivas, parten los desvíos hacia el azud del Vado, el azud de Galindo y la ermita de Sanched. En el segundo es llamativo ver bajo el agua las ruinas de un molino harinero.

En cuanto a la ermita de Sanched, se trata del último resto de un antiguo poblado medieval. Tiene elementos góticos y ha sido restaurada recientemente. Aguas arriba también se pueden ver los restos arqueológicos del molino del Arrocado. Pura medicina para mente y espíritu.

LOS IMPRESCINDIBLES

El pintor Salvador Gisbert

Nacido en Blesa en 1851, se le considera el mejor artista turolense de finales del siglo XIX e inicios del XX. Su obra ‘La vaquilla del ángel’ (imagen), restaurada y expuesta en el Museo de Teruel, es una gran muestra de su talento.

Iglesia de la Santa Cruz

Se construyó en el siglo XVIII y su elemento más identificativo es la gran torre barroca. En cuanto al valor artístico en el interior, quizá lo más destacable es la hermosa capilla de Santa Ana (foto), patrona de la localidad.

Carpintería y Fragua

El museo sobre estas dos actividades, situado en la plaza del ayuntamiento y fundado en 2004, atesora más de 200 piezas entre maquinaria y herramientas. La antigua carpintería que lo alberga la fundó Germán Lomba en 1916.

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