Uncastillo es bonito. Una maravilla, de hecho: contemplarlo a distancia llama a frotarse los ojos, y pasear por sus calles es una inmersión de primer orden en el románico y el medievo, con referencias en admirable estado de conservación. Los esforzados que crearon en 1990 la Asociación Cultural La Lonjeta tenían clara esa realidad... pero querían más. Con Alfonso Pemán como primer presidente, el invento echó a andar; la revista ‘El Mirador’ fue desde el primer momento el vehículo de expresión a la hora de coordinar y dinamizar sus actividades.

Alfredo Giménez, presidente entre los años 2000 y 2004, recuerda los primeros pasos con emoción. "Éramos jóvenes y no sabíamos muy bien cómo iba a salir la aventura, pero el impacto inicial fue tremendo: parecía que todo el mundo esperaba a que la fundáramos. Llegamos a ser 350 socios: ahora estamos 280".

Maruja Casaus, actual vicepresidenta, matiza la cifra. "El perfil actual del socio es más de colaboración económica, gente que vive fuera de aquí y sigue ligada a La Lonjeta por una cuestión sentimental. Confían en los que estamos aquí, aunque hay un punto preocupante: las últimas juntas han cogido el relevo de gente más joven, aunque la actual presidenta, Ibón Lafarga, está por debajo de la medida de edad de los socios".

Lo de longeva –además de suponer un riesgo de ruido fónico para calificar a la asociación– le pega totalmente a La Lonjeta, sobre todo en comparación a otras asociaciones de la zona. Eso se debe a una actividad en dos direcciones: mantener las iniciativas consolidadas y seguir generando nuevos contenidos, amén de colaborar con otras iniciativas como La Urela (punto de reunión de los más veteranos) o la Asociación de Mujeres El Cuco.

Las grandes apuestas

La Muestra de Oficios Tradicionales fue uno de los primeros éxitos de La Lonjeta. Se trataba de un modo de aclarar a los jóvenes y no tan jóvenes la naturaleza exacta de aquellos trabajos que habían marcado el acontecer diario de Uncastillo. La primera fue un compendio de distintas temáticas, pero enseguida se fueron haciendo ediciones especializadas: agricultura (desde la siembra a la cosecha), ganadería, construcción, música, caza, escuela, agua... se ha hecho en muchos sitios, pero aquí fueron pioneros.

"Era impresionante –recuerda Alfredo Giménez– ver a los abuelos a lágrima viva, explicando a los nietos cómo se segaba. Se han hecho rescates en forma de discolibros, como el que dedicamos al oficio de la música, desde las jotas a la misa de gallo o el rock".

Alfredo dio inicio a las Jornadas de la Muerte en Todos los Santos, que ahora conduce Maruja Casaus. El objetivo era dual: sacar actividades culturales del verano y alimentar otros momentos del año, además de potenciar el factor medieval de esta figura. No se persigue el morbo: interesa la reflexión por medio de cineforo o ponencias. Por allí han hecho aportes directos gente tan diversa como el poeta Ángel Guinda, el montañero Carlos Pauner, el presidente de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Honorio Romero, la misionera uncastillera Isabel Marco o el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente.

Sin palabras

Las Jornadas de Cine Mudo comenzaron en el año 2000 y son las únicas de España dedicadas exclusivamente a este universo, y están hermanadas con el Cinema Muet et Piano Parlant de Anères (Francia), además de intercambiar esfuerzos con un nuevo certamen de cine mudo y clásico de Granada. Carmen Giménez, su coordinadora, recuerda que la iniciativa vino de un homenaje a la actriz local Inocencia Alcubierre. "Uno de los socios, José Luis Navarro, investigó sobre su figura y vio que había bastante material disponible en filmotecas, junto a información suficiente para organizar una exposición bien documentada".

Todo fue muy espontáneo al principio. Se proyectaron varias de esas películas (‘La mal casada’, ‘Don Juan Tenorio’) sobre una sábana en las piscinas, con música en directo; Mariano Villafranca, el maestro musical del pueblo, se encargaba del piano. Vinieron familiares de la actriz desde Barcelona, y el cinéfilo Ramón Perdiguer (fallecido hace apenas unos días) acudió a dar una conferencia: además, animó a La Lonjeta a dar continuidad a la idea, que apoyaron figuras como Carlos Saura o Agustín Sánchez Vidal. Este verano, el tema de las jornadas ha sido la revolución: La Lonjeta se encarga de que ese botón de muestra sea paradigma de su cotidianidad.

Media docena de iglesias y un poco de historia en cada rincón para deleite del visitante

Uncastillo tiene media docena de iglesias o restos románicos de entidad y un castillo de la época. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1966 y cuenta entre sus edificios sacros de ese período con la impresionante Santa María la Mayor, que data de 1155 y se construyó sobre los cimientos de un templo mozárabe anterior. Lo primero que destaca en la distancia es su torre fortificada: se erigió posteriormente, dado que se enmarca en el estilo gótico. La impresionante portada sur está dotada de arquivoltas semicirculares talladas y seis columnas con capiteles y fustes decorados. Además de la citada, se encuentran en diferentes estados de conservación los templos románicos de San Martín, San Juan, San Felices, San Lorenzo (solamente queda en pie la puerta y unos capiteles intramuros) y San Miguel. La renacentista San Andrés y el edificio renacentista del ayuntamiento también son dignos de admiración. Fuera del núcleo urbano hay otros tres puntos de singular interés; el conjunto medieval de Sibirana (castillo y ermita), el pozo Pígalo y el Corral del Calvo.

La Fundación Uncastillo, adalid del románico y la gestión patrimonial basada en la cultura

La Fundación Uncastillo nació en 1998 con el propósito de que el patrimonio cultural de la villa se convirtiera en motor de desarrollo económico y social, favoreciendo la dinamización territorial y la proyección exterior. Entre sus muchas actuaciones señaladas destacan la investigación, recuperación y promoción de la judería de Uncastillo, con la publicación del libro ‘Los judíos de Uncastillo en la Edad Media’ de Miguel Ángel Motis, y la localización y restauración de la sinagoga, que se ha erigido en un nuevo aliciente para el turismo. Además, también está implicada en la rehabilitación de la fortaleza de Uncastillo.

La Fundación tiene su sede en el edificio de la lonja medieval, construido en el siglo XIII como hospital y usado luego como lonja para las transacciones comerciales que se realizaban en la actual plaza del Mercado. En 2004 impulsó el nacimiento de Proyectarte, empresa de gestión de patrimonio cultural, para consolidar y dar seguimiento a los hallazgos patrimoniales. También ha organizado durante años las jornadas Encuentra de artes plásticas y fotografía. En 2014, la Fundación recibió la medalla de oro de la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC).

LOS IMPRESCINDIBLES

Los Bañales

Este yacimiento arqueológico romano está a 15 kilómetros del centro de Uncastillo; se trata del más importante de las Cinco Villas y uno de los más relevantes de Aragón.

El nombre proviene de sus magníficas termas del siglo I.

El pozo de hielo

El pozo del hielo de Uncastillo es una construcción en piedra de planta circular y cerramiento en bóveda. Servía como almacén de hielo y nieve, y fue restaurado por el esfuerzo de Isidoro Abadía y la Asociación La Lonjeta en 1997.

José Antonio Lasheras

Director del museo de Altamira, nacido en Barcelona, se consideraba uncastillero por arraigo desde la adolescencia. Conservador de Museos del Estado y especialista en arte rupestre, falleció en accidente de tráfico en febrero de 2016.

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